TERUEL

Alejandro Ibrahim: "Dirigir un aeropuerto nuevo y diferente desde cero es una experiencia increíble"

Trabajaba cómodamente en Madrid como ingeniero aeronáutico, pero decidió arriesgar y mudarse a Teruel para poner en marcha un proyecto distinto.

Alejandro Ibrahim, director del aeropuerto de Teruel.
Alejandro Ibrahim, director del aeropuerto de Teruel.
Antonio García/Bykofoto

Llegó a Teruel hace justo diez años para dirigir el aeropuerto. ¿Se siente turolense?

Desde el primer día. Tuve una acogida muy entrañable y me siento muy querido. Hace unos días me paró un señor por la calle y me dijo: Muchas gracias por todo lo que está haciendo por Teruel. Yo solo intento hacer bien mi trabajo, pero creo que uno de los éxitos de este aeropuerto es el apoyo incondicional de la gente.

¿Cómo lleva el frío, después de haber crecido en Gran Canaria?

Bastante bien, es un frío seco que, con abrigarse un poquito, se combate sin problemas. A cambio, hay más de 250 días al año despejados, lo que permite a los aviones venir en vuelo visual. Y la falta de humedad evita el deterioro de elementos y piezas de los aviones.

Dado el éxito del aeropuerto, ¿teme que copien el modelo?

Con el desmantelamiento de aviones y otros negocios innovadores, hemos creado un ecosistema tan grande que es muy difícil replicarlo exactamente. En Teruel, se aprovechó la oportunidad de implantar esta actividad, que no existía en ningún lugar, y ahora copiarla en la forma y con la proyección que tenemos, es casi imposible. Hemos apostado por empresas sólidas, nos apoya la DGA y el Ayuntamiento, lo que nos permite, a través de los fondos Fite, responder rápidamente a esas infraestructuras que se nos demandan. Somos únicos.

"Hemos creado un ecosistema tan grande que es muy difícil replicarlo exactamente"

¿Pueden hacerse ilusiones los turolenses de contar algún día con un aeropuerto de viajeros?

Teruel es una ciudad encantadora, pero tiene 35.000 habitantes. Un gran ‘hub’ de pasajeros no sería factible hoy porque hay aeropuertos cercanos en grandes ciudades que cumplen ya esa misión. Hay que ser realista. ¿Se pueden tener pasajeros en Teruel?: sí y de hecho se tienen. Estamos certificados para tener aviones hasta 19 pasajeros y algunos vienen, pero aviones mayores no serían rentables para las compañías. No obstante, quién sabe si en unos años empieza a ser necesaria esa actividad más intensiva de pasajeros.

¿La falta de mano de obra es una traba para traer empresas?

En Teruel, por suerte, estamos bien situados, cerca de Madrid, Zaragoza y Valencia. Eso quiere decir que, junto con la de Teruel, hay universidades importantes donde se puede conseguir personal. A nivel nacional hay escasez, sobre todo en técnicos de mantenimiento de aviones, donde el tiempo de formación es muy largo. Intentamos a través de Tarmac, la principal empresa del aeropuerto, formar a los estudiantes y arraigarlos en Teruel.

¿Cree que hubiera tenido todavía más éxito el aeropuerto si se hubiera instalado en Zaragoza, donde ya había una infraestructura?

Fue un acierto hacerlo en Teruel, por el clima y la disponibilidad de espacio para ampliar. En las grandes ciudades, a veces, no se puede crecer al estar todo rodeado de infraestructuras.

¿Ha podido desarrollarse usted profesionalmente en Teruel?

Dirigir desde cero un aeropuerto –hay muy pocos casos en España– nuevo y diferente está siendo una experiencia increíble. Yo trabajaba cómodamente en Madrid, pero decidí arriesgar y he ganado.

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