tormentas

"El cielo se puso negro y empezó a caer piedra seca. ¡Daba miedo!", dice el alcalde de Mora de Rubielos

Los coches estacionados en la calle quedaron abollados y con las lunas rotas por el impacto de granizo como bolas de golf.

Un mecánico muestra la luna rota de un coche como consecuencia del impacto del granizo.
Un mecánico muestra la luna rota de un coche como consecuencia del impacto del granizo.
Jorge Escudero

Medio centenar de coches abollados y con las lunas rotas, canaleras agujereadas, tejados con goteras, el suelo de los parques cubierto de hojas y las huertas arrasadas. Es la imagen que ofrece este jueves Mora de Rubielos como consecuencia de la fuerte granizada sufrida en la tarde del miércoles, con bolas de granizo de hasta cinco centímetros de diámetro. Según el alcalde, Hugo Arquímedes Ríos, hacía "muchos años" que en el pueblo no se veía una tormenta con pedrisco de tanta intensidad y duración. "En torno a las 18.30 –recuerda– el cielo se puso muy negro y empezó a caer piedra seca de forma contundente. Duró mucho y daba miedo". Más adelante, el granizo se mezcló con la lluvia hasta totalizar una precipitación de 25 litros por metro cuadrado.

Los coches aparcados en la calle fueron los que se llevaron la peor parte. El taller Morauto no daba abasto para atender la llegada de vehículos con la carrocería picada o salpicada de abolladuras y las lunas fracturadas o reventadas por el impacto de pedrisco "como bolas de golf", según el testimonio de un vecino. "Es un sinvivir", explica José Miguel Ros, propietario del taller, con una veintena de turismos aparcados a sus puertas a la espera de la sustitución de los cristales o de la reparación de la chapa.

El alcalde de Mora, Hugo Arquímedes Ríos, observa el suelo cubierto de hojas de carrasca derribadas por el pedrisco.
El alcalde de Mora, Hugo Arquímedes Ríos, observa el suelo cubierto de hojas de carrasca derribadas por el pedrisco.
Jorge Escudero

El propio taller tendrá que sustituir la cubierta del túnel de lavado porque está recorrida por las perforaciones que causó el granizo. "Cayó solo piedra, sin agua, durante media hora", ha recordado el mecánico.

En el pueblo, los afectados suman decenas, entre propietarios de vehículos dañados y dueños de viviendas cuyos tejados están punteados de goteras por la rotura de tejas o que sufrieron pequeñas inundaciones. Isabel Vivas vio impotente como el granizo rompía las claraboyas de su caravana, aparcada en la calle, y también como aparecían las filtraciones en la cubierta de la casa de sus padres. Calcula que la reparación de la caravana le costará entre 1.500 y 2.000 euros. "La tormenta hacía un ruido tremendo. Fueron 20 minutos de caer piedra seca y muy gorda que se me hicieron muy largos", recordó.

Otra vecina consiguió cubrir el coche que tenía aparcado en la calle con una manta, pero a pesar de su rápida reacción, no pudo evitar que la carrocería quedara picada por el granizo, que "cayó muy abundante y muy fuerte". Otro automovilista recordó que al ver venir la tormenta echó mantas y "todo lo que había a mano" por encima de su coche para minimizar los daños.

El pedrisco alcanzó un tamaño similar a pelotas de golf.
El pedrisco alcanzó un tamaño similar a pelotas de golf.
Heraldo.es

El alcalde advierte también de la posibilidad de que las encinas para la producción trufera se queden sin cosecha porque los árboles han perdido parte de su frondosidad por el impacto del granizo y los daños del ramaje se trasladarán a las raíces que engendran el preciado hongo.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión