El proyecto de la central hidroeléctrica "nos devuelve el derecho a seguir en el pueblo"

Ramiro Beltrán, alcalde de Palomar, destaca que "o aprovechamos esta oportunidad o el pueblo se tendrá que cerrar".

Ramiro Beltrán, alcalde de Palomar de Arroyos.
Ramiro Beltrán, alcalde de Palomar de Arroyos.
Javier Escriche

Palomar de Arroyos perdió en 1992 su principal y casi única fuente de empleo, Minas Palomar, con 150 empleos. Desde entonces hasta hoy, el censo ha pasado de 365 a 179 habitantes, y sigue cayendo. Eran los años duros de la reconversión minera de principios de los años noventa del siglo XX que se llevó por delante toda la industria extractiva de las Cuencas Mineras. En Palomar, además, el cierre fue sin alternativas laborales. Se montó una cooperativa de ex mineros para fabricar trofeos de alabastro que solo duró unos años. El alcalde, Ramiro Beltrán -hijo del alcalde homónimo cuando cerraron las minas-, afirmó que la proyectada implantación de la central hidroeléctrica de Atalaya "devuelve a los vecinos el derecho a vivir en el pueblo que les quitaron hace 30 años".

Beltrán criticó que la clausura de las minas de carbón se materializara "sin alternativas" para recolocar a los mineros. El alcalde se aferra ahora al proyecto hidroeléctrico para remontar el vuelo. "O aprovechamos esta oportunidad o el pueblo se tendrá que cerrar. Es una gran ocasión para asegurar el futuro de Palomar", afirmó.

La implantación de la planta hidroeléctrica generará 20 empleos estables, pero, además, la construcción de las instalaciones comportará unos ingresos sustanciosos para el Ayuntamiento en concepto de impuestos que rondarán los cuatro millones de euros el primer año, además de una recaudación anual en concepto de IBI e IAE superior al millón. El Ayuntamiento ya planea el destino que dará a esta inyección económica para asentar población. Ramiro Beltrán apunta, entre otras medidas, ayudas de estímulo a la natalidad, apoyo a la tercera edad, habilitación de viviendas -ahora la oferta es nula- y mejora de la conectividad. Pero el impacto irá más allá del municipio, porque parte de la central se levantará en Castel de Cabra y los tendidos para evacuar la producción discurrirán por Aliaga, Cuevas de Almudén, Escucha, Mezquita de Jarque, Utrillas y Montalbán.

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