Camarillas, el nuevo referente en el mundo de los dinosaurios

Pedro Cirugeda apacentaba a sus ovejas en Camarillas cuando al pasar por La Peñuela detectó una concentración anormal de fragmentos de huesos fosilizados en superficie. "Había muchas astillas, pero no se reconocía ningún hueso en concreto, aunque aquella acumulación daba a entender que había una pieza grande enterrada", recuerda. Comunicó su hallazgo a la DGA así como su sospecha de que en el lugar había un yacimiento paleontológico que “prometía”. La experiencia acumulada durante su trayectoria de cuarenta años de afición a los fósiles dio en el clavo y, en 2017, se puso en marcha la excavación que acaba de aflorar un fragmento de cinco metros de la columna vertebral de un gran dinosaurio formado por 15 vértebras articuladas. 

Un equipo de paleontólogos del grupo Aragosaurus-IUCA de la Universida de Zaragoza y del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont ha extraído el mayor fragmento de un espinazo de dinosaurio descubierto en España, un hallazgo que se suma a otras piezas proporcionadas por el mismo enclave hasta sumar 80 fósiles, entre los que hay costillas y los huesos de una pata delantera del mismo espécimen, dientes de dinosaurios carnívoros que, presumiblemente, aprovecharon el cadáver como carroña, dientes de cocodrilo y fósiles de plantas como helechos y coníferas.

Pero el potencial del yacimiento está lejos de agotarse y el paleontólogo director de la excavación, Diego Castanera, está convencido de que en futuras campañas aparecen más piezas que contribuirán a reconstruir el puzle del esqueleto del dinosaurio, que podría pertenecer a una especie desconocida. Castanera cuenta que, por el momento, se ha recuperado casi la mitad superior del ejemplar, pero “también puede aparecer la parte posterior”

Diego Castanera

El dinosaurio de La Peñuela, que vivió hace 145 millones de años, pesaba en torno a 40 toneladas. Se trataba de un saurópodo con cuello y cola largos, cráneo pequeño, alimentación vegetariana y que andaba a cuatro patas dejando unas huellas redondeadas. Pero la definición de la especie deberá esperar al estudio científico de los restos, que, tras su extracción en dos bloques, han quedado depositados en una nave cedida por el Ayuntamiento de Camarillas a la espera de su limpieza y restauración.

La alcaldesa, Rosa Cirugeda -hermana de Pedro-, está entusiasmada con el hallazgo y señala que su sueño es que la columna fosilizada, una vez restaurada, se quede en el pueblo. Plantea también la posibilidad de contar con una réplica del dinosaurio descubierto en La Peñuela que pueda exponer en un paseo junto al río Pinilla, afluente del Alfambra, y que se integraría una ruta que podría enlazar con la vecina Galve, conocida mundialmente por su patrimonio paleontológico. El recorrido incluiría también yacimientos de icnitas de Camarillas o la huella fosilizada de un Iguanodon que acaba de ser depositada en zona de recreo cercana al cauce del río. La pieza, muy bien conservada, fue rescatada de entre los escombros de las voladuras realizadas durante la construcción de una carretera.

La alcaldesa lamenta que de los numerosos hallazgos paleontológicos que ha habido en el municipio hayan terminado fuera de Camarillas, como los del Camarillasaurus cirugedae, un dinosaurio carnívoro descubierto también por Pedro Cirugeda y que lleva su nombre. Aspira a que la primera reproducción a tamaño natural que decore la vega del río Pinilla sea la del Camarillasaurus, que ya ha sido definido científicamente, para, más adelante, incorporar también la de la nueva especie desenterrada en La Peñuela. Rosa Cirugeda opina que los fósiles son un reclamo “muy atractivo” para atraer visitantes a la localidad.

Jorge Escudero

La reanudación de los trabajos en el rico yacimiento no tiene fecha a la espera de financiación, al igual que ocurre con la operación de limpieza y restauración de la columna vertebral almacenada en un local municipal. Diego Castanera reconoce que las “expecativas” de localizar piezas de interés son altas. Durante las campañas de excavación participan un máximo de seis personas a la vez y han pasado por el yacimiento una veintena de paleontólogos desde 2017.

Pedro Cirugeda no pierde ocasión de acudir al lugar para ver cómo evolucionan las excavaciones. Explica que el gran tamaño de la columna recién desenterrada y su ubicación en un estrato casi vertical complicaron mucho la extracción. “Todos los días de excavación venía a ver cómo avanzaba”, recuerda. En una ocasión, cuando la pieza estaba a punto de ser arrancada de la roca madre tuvo que intervenir para apuntalarla “con maderos” y evitar que se desprendiera de forma incontrolada. 

Jorge Escudero

Afortunadamente, el proceso se completó con éxito el pasado jueves, aunque la columna fue separada en dos piezas envueltas en yeso -en bloques llamados 'momias'- para poder manejarlas mejor debido a su gran peso y tamaño. Entre los dos bloques pesan más de cuatro toneladas. El ganadero está convencido de que el lugar dará más alegrías a la paleontología si se sigue profundizando, aunque “nunca se sabe lo que puede aparecer al excavar”.

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