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Chiringuito Parrizal, la finca agraria de la familia Catalán convertida en área recreativa en Beceite

Jonathan es la tercera generación familiar y, junto a su pareja, desde septiembre da servicio de parking gratis y bar de camino al espacio natural más popular del Matarraña.

Jonathan y Carima, en el Chiringuito Parrizal, en las afueras de Beceite
Jonathan y Carima, en el Chiringuito Parrizal, en las afueras de Beceite
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Hace muchos años que en la finca agraria de la familia Catalán, a las afueras de su Beceite natal, los almendros ya no daban frutos. El terreno, de una hectárea aproximada, ya no se estaba empleando con fines de cultivo por lo que Jonathan, la tercera generación familiar, decidió darle un nuevo uso al espacio.

Durante un tiempo, el Ayuntamiento se lo alquilaba para emplearlo como parquin de pago para los visitantes de la ruta del Parrizal. Este enclave natural es uno de los más populares del Matarraña y hasta él se desplaza cada año un elevado número de personas. Tanto es así, que desde hace unos años se cobra entrada y se controla el aforo.

Tras este primer uso fuera del sector agrario, Jonathan decidió ir un paso más allá y convertir la finca en su propia área recreativa y de servicio donde, además de aparcar (ahora de forma gratuita), se pudiera tomar algo y pasar un buen rato en plena naturaleza. 

Cuando surgió la idea tanto él como su pareja, Carima, quien lo acompaña en esta aventura, estaban trabajando por cuenta ajena por lo que fueron restaurando el espacio y haciendo mejoras en sus ratos libres. Tenerlo prácticamente terminado y dispuesto para abrir al público les ha llevado más de lo que pensaban, unos dos años. Pero, finalmente, en septiembre de 2020, decidieron empezar esta nueva actividad.

"No era para nada el mejor momento, por la situación de la pandemia, pero ya estaba todo listo y teníamos que abrir para empezar a recuperar la inversión", explica Jonathan. Una inversión que, a pesar de que la finca ya es de su propiedad, no ha sido nada pequeña. Entre otras mejoras, han tenido que acondicionar la caseta del terreno como un pequeño bar, donde se sirven bebidas, bocadillos y algunas tapas. "Lo suficiente para reponer fuerzas después de hacer una ruta y descansar", añade. 

El Chiringuito Parrizal está a dos kilómetros de Beceite y a medio camino entre el pueblo y el comienzo de la famosa ruta. Una ubicación que, en estos primeros meses de andadura, Jonathan y Carima se han dado cuenta de que no juega a su favor. "Cuando el aforo para acceder al Parrizal se completa, se anuncia en el pueblo y entonces la gente ya no viene. Tenemos que solucionar esto para que los turistas sepan que nosotros estamos abiertos y que aquí tienen sitio", asegura Jonathan.

Y es que, aunque la ruta del Parrizal sea la joya de la corona de este entorno, en los alrededores de Beceite se pueden hacer otras rutas o, simplemente, pasar una tarde en la inmensa explanada del área de servicio de Jonathan. "Algunas familias o grupos vienen con su propia comida y nos piden la bebida. Se tumban en el césped y pasan el rato", comenta.

"Además de las complicadas circunstancias, no hay apoyo de la Administración y las ayudas económicas no llegan"
El Chiringuito del Parrizal
El Chiringuito Parrizal
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También disponen de una amplia terraza con 15 mesas donde la distancia de seguridad está más que garantizada. "Tienen que estar separadas por al menos dos metros pero al tener tanto espacio, las colocamos a casi cinco", explica Jonathan, que se esfuerza cada día por cumplir con todas las medidas.

"Está siendo muy complicado"

Cuando abrieron las puertas del Chiringuito Parrizal, Jonathan y Carima sabían que era un mal momento y que no sería fácil. Sus pronósticos se cumplieron y, aunque el mes de septiembre, cuando arrancaron, no fue mal el todo, en noviembre la situación sanitaria se complicó y tuvieron que cerrar. "Además de las complicadas circunstancias, no hay apoyo de la Administración y las ayudas económicas no llegan. Hace seis meses pedimos una de mil euros pero no sabemos nada y los préstamos hay que seguir pagándolos al banco", lamenta Jonathan, quien reconoce que "está siendo muy complicado". 

A pesar de ello, se muestran optimistas y confían en poder ir recuperándose poco a poco este año. "Hay que tirar para adelante. Aunque nos hayan dejado vendidos todo lo que pase será una lección y un aprendizaje", dice Carima. 

Tras los meses de cierre, el chiringuito ha vuelto a abrir hace poco, solo los fines de semana. "Viene la gente de la zona y también hemos notado, por el acento, que llegan más personas de Zaragoza", comentan.

A partir de ahora, coincidiendo además con el fin del estado de alarma y la recuperación de la movilidad entre comunidades, el negocio va a estar abierto cinco días a la semana (todos menos martes y miércoles, por descanso). Las nuevas medidas ya se han dejado notar en la zona, a la que ya van llegando turistas catalanes, los más habituales en esta comarca oriental de la provincia de Teruel

De cara al verano, la idea es abrir todos los días. "Será duro pero ojalá haya tanta demanda que no podamos cerrar en toda la semana", dice Jonathan. Mientras tanto, aprovechando que la afluencia todavía no es masiva, aprovecha para seguir haciendo mejoras en el complejo. 

"Será duro pero ojalá haya tanta demanda que no podamos cerrar en toda la semana"
El área recreativa está en la antigua finca de almendros de la familia Catalán
El área recreativa está en la antigua finca de almendros de la familia Catalán
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En el pasado trabajó en la construcción como yesero y también ha estudiado jardinería. Él solo ha ido, poco a poco, construyendo su espacio, su proyecto de vida. A corto plazo, va a ir decorando la explanada de césped para crear zonas chill out, con luces, jardineras y mesas. 

Carima, por su parte, sigue empleada por cuenta ajena en el sector hostelero, donde siempre ha trabajado. "Llevo toda la vida en esto y me encanta el trato con la gente", dice. Ya que los primeros meses de su nuevo negocio no han sido muy boyantes, no está dedicada de lleno al proyecto pero espera que la situación mejore para poder centrarse en ello.

Las puertas de Chiringuito Parrizal están abiertas de 9.30 a 20.00, tanto el servicio de bar como el aparcamiento gratuito para clientes. La cocina, reconoce el propio Jonathan, no es la de un restaurante de estrella Michelín pero, a veces, no hay plato que sustituya a un buen bocata de jamón en el momento y en el lugar adecuado.

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