Amor y poesía para un comienzo de las fiestas turolenses a ritmo de dulzainas y tambores

La iglesia de San Pedro fue el escenario del pregón a cargo de los representantes de la comparsa de gigantes. En el acto se entregaron los premios del certamen poético.

Los representantes de la comparsa leyeron el pregón del inicio de las fiestas.
Los representantes de la comparsa leyeron el pregón del inicio de las fiestas.
Jorge Escudero

Las dulzainas, las gaitas de boto y los tambores se hicieron ayer los dueños de la iglesia de San Pedro, en un acto en el que se dieron la mano la música y la poesía y que marcó el arranque oficial de las fiestas de Teruel. El de ayer fue un pregón con sorpresa; y no solo por las tonadas interpretadas por los 23 componentes de la banda de música tradicional, que sacudieron los cimientos de la nave centenaria que preside el templo, sino por la presencia de ocho gigantes y otros tantos cabezudos en el altar mayor. Todos ellos fueron los auténticos protagonistas de la tarde al convertirse en mantenedores de la fiesta turolense. La comparsa de gigantes y cabezudos de Teruel entró ayer por derecho propio en el exclusivo mundo de los pregoneros de la Vaquilla.

Como representantes de esta agrupación –integrada por 50 miembros–, que en los últimos años ha cobrado un auge nunca antes visto en la capital, hablaron  Jorge Martín (presidente de la Asociación de Gigantes y Cabezudos), y José Manuel Alba (director de la banda de música tradicional). Pero se refirieron a la historia de este colectivo de origen centenario y a  las anécdotas  que ha generado a lo largo de su historia después de que las dulzainas envolvieran la bóveda bizantina de San Pedro con las notas de un romántico ‘Bésame mucho’.

"Nos sentimos abrumados –decía José Manuel Alba– por figurar en el listado donde hay pregoneros ilustres, en este primer año de la fiesta con el título de interés turístico regional". "La comparsa –explicaba más adelante Jorge Martín– ha sufrido dejadez y abandono, pero eso se ha superado; el Ayuntamiento ha apostado por ella y queremos seguir creciendo". Como adelanto de los proyectos futuros, Martín desveló otra sorpresa: el descubrimiento de tres cabezas de antiquísimos gigantes en buen estado de conservación, de los que no se tenía constancia, en los almacenes municipales. "Formarán parte –anunció– de la comparsa el año que viene, en la forma de giganticos, más ligeros y de menor tamaño".

La lírica más juvenil

El acto de ayer también fue especial por la incorporación de una categoría de poesía juvenil al certamen poético que preside, con su aire romántico, como no podía ser menos dentro de la ciudad del amor, la inauguración de las fiestas. La joven María Benítez, ganadora de esta variante, aportó un soplo de aire fresco en este acontecimiento de marcado corte tradicional. Haciendo referencia a una metáfora de una de sus profesoras sobre un vaso sucio antes de enjuagarse, la joven dijo: "Mi poema también se enturbia un poco, pero al final se aclara, lo prometo".

Miguel Sánchez Robles, ganador del mejor soneto, dijo que con su trabajo ha abordado una de sus obsesiones: "Ya que nada puede salvarnos de la muerte, que el amor nos salve de la vida".  José Manuel Martín, premio al poema, valoró positivamente el certamen, que, a su juicio, denota "que ha sido organizado con convicción"; y Juan Carlos Elijas, galardonado por su libro de poemas y con raíces turolenses, destacó la vinculación entre la poesía y la música.

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