La investigación no detecta vínculos entre los dos grupos kurdos que viajaban ocultos

La investigación desarrollada por la Guardia Civil no ha detectado vínculos organizativos entre las dos expediciones de refugiados kurdo-iraquíes interceptadas cuando viajaban ocultas a bordo de sendos camiones frigoríficos que circulaban por la A-23 a su paso por la provincia. El primer caso se produjo el pasado 15 de febrero, cuando un vehículo cargado de lechugas que había salido de Almería fue localizado en Ferreruela de Huerva con una familia kurda de seis miembros. El segundo episodio se registró el pasado viernes en Villafranca del Campo. Ocho kurdos, cuatro de ellos menores de 10 años, viajaban escondidos en el remolque de un tráiler cargado de verduras procedente de Murcia.

A pesar de las similitudes entre los dos incidentes, las averiguaciones llevadas a cabo apuntan a dos tramas independientes de transporte ilegal de refugiados que utilizarían la A-23 para llegar al centro de Europa. Los dos camiones interceptados en menos de un mes tenían el Reino Unido como destino y sus polizones fueron rescatados en dos puntos de la misma autovía separados por 40 kilómetros.

La reiteración de casos podría apuntar a la existencia de una nueva ruta activada por redes ilegales para que inmigrantes sin papeles puedan cruzar el país. Fuentes de la Guardia Civil señalaron, no obstante, que la prioridad de trabajo es ahora esclarecer los dos transportes clandestinos desmontados en el último mes sin descartar, más adelante, algún dispositivo de vigilancia preventiva en la A-23. Las pesquisas se desarrollan en Teruel y también en los puntos de origen de los transportes.

Una fuente cercana a la investigación destacó también el hecho desconcertante de que varios de los miembros del grupo localizado el pasado viernes en Villafranca habían pasado por otro país europeo antes de ingresar en España para emprender de nuevo viaje en dirección al norte del continente. La investigación policial no ha concretado dónde se subieron al remolque, que mantenía intacto el precinto de la carga cuando fue abordado por la Guardia Civil.

Los iraquíes rescatados el viernes comparecerán hoy en el Juzgado de Instrucción número 2 de Teruel como testigos dentro de la investigación de un supuesto delito de tráfico de seres humanos. El conductor del vehículo, un rumano de 37 años que permanece detenido desde el viernes por esta causa, también declarará ante el juez. Su abogada, María Lahoz, explicó que su cliente no sabía nada de la presencia de los inmigrantes en el vehículo hasta que, al detenerse para repostar en Villafranca, "escuchó golpes" en la caja y avisó a la Guardia Civil.

Desde el Gobierno aragonés informaron, sin embargo, de que la alerta sobre el desplazamiento de polizones en el camión la dio uno de los propios refugiados, que, sin identificarse, llamó por teléfono móvil al 112 para decir que estaba encerrado en un vehículo. Desde este servicio de emergencias avisaron a su vez a la Guardia Civil.

A la espera de comparecer en el juzgado, los ocho refugiados reciben el apoyo de la fundación Cepaim, dedicada a la ayuda a los inmigrantes. Se alojan en un albergue de la ciudad y reciben alimentos de la oenegé, que también aporta una traductora. El propietario del establecimiento hotelero, Rubén Aguilar, explicó que los expatriados –pertenecientes a tres familias– ocupan una de las dos habitaciones libres que le habían quedado para este fin de semana.

El juzgado tendrá que recurrir hoy a intérpretes de rumano y kurdo, este último previsiblemente a través de vía telemática. En el caso del camión interceptado en Ferreruela, el conductor, tras prestar declaración en el Juzgado de Calamocha, quedó en libertad al no constatarse su implicación en un supuesto caso de tráfico de seres humanos. La abogada del conductor rumano señaló que su representado está "muy agobiado y con muchas ganas de salir de esta situación".