Dos viviendas del Jorgito quedan aisladas por la avenida de una rambla tras una fuerte tormenta

Los ocupantes de una casa escaparon por el tejado y en otra se refugiaron en un segundos piso. El agua arrastró 4 vehículos aparcados

Dos vecinos observan el desbordamiento del barranco del Jorgito que forma una cascada mientras, a la izquierda, el agua se remansa al taponarse el desagüe hacia el Turia.
Dos viviendas del Jorgito quedan aisladas por la avenida de una rambla tras una fuerte tormenta
A. G./bykofoto

La fuerte tormenta registrada en Teruel en la tarde de ayer provocó el desbordamiento de varios barrancos, uno de los cuales dejó aisladas dos viviendas del barrio de Jorgito, a las afueras de la ciudad, sin causar daños personales. La avenida arrastró dos vehículos estacionados junto al cauce, utilizado habitualmente como calle. Uno de los coches, que flotaban en el torrente, atascó el desagüe que pasa por debajo de la variante de la N-234 y que desemboca en el Turia provocando el rápido desbordamiento de la rambla y causando destrozos en huertas y edificios cercanos. 


La avalancha de agua procedente del torrente desbordado derribó una valla de obra que delimitaba el cauce y rodeó una vivienda próxima en la que se encontraban un hombre de unos 40 años y su hija, un bebe de doce meses. Afortunadamente, ambos se pudieron poner a salvo en el segundo piso del inmueble, cuya planta baja quedó inundada. La riada arrastró también la furgoneta que tenían aparcada en la finca.


La crecida sorprendió a cuatro estudiantes que estaban en una vivienda de una sola planta situada junto al cauce. Desde la casa vieron, impotentes, cómo la riada se llevaba los dos coches que tenían aparcados delante del edificio. Los chicos tuvieron que ponerse a salvo subiéndose al tejado y saltando por la parte trasera del inmueble ante la imposibilidad de salir por la puerta principal. Un testigo de la salida señaló que, al llegar a lugar seguro, "estaban temblando".


Un vecino de La Muela –un barrio separado del Jorgito por la rambla desbordada–, Hamid Katache, explicó que en torno a las 16.45 vio como un coche de color rojo pasaba vacío por la conducción que canaliza el agua del barranco bajo la carretera, pero el vehículo blanco que le pisaba los talones "no pasó" por la tubería, que quedó atascada. El agua se embalsó y se desbordó por las fincas cercanas. "Parecían las cataratas del Niágara", comentó el testigo.


Un residente del Jorgito explicó que las avenidas del barranco se han repetido en otras ocasiones, pero los problemas se han agravado porque el paso del cauce por debajo de la N-234 es demasiado estrecho. Además, ayer, quedó totalmente obstruido por el turismo que se atrancó en un extremo de la canalización. 


La tormenta también causó daños en el barrio de San Blas. La alcaldesa pedánea, Encarnación Pumareta, relató que dos ramblas que cruzan el casco urbano experimentaron una avenida "brutal" que provocó inundaciones en los bajos de varias viviendas y arrastró un coche aparcado en las proximidades. Reconoció que en algunos momentos se "asustó" ante la crecida de los barrancos. La granizada que acompañó a la tormenta destrozó los cultivos de la huerta. 


El pedrisco daño a las 16.32 el aislamiento de la línea de media tensión que discurre entre la subestación de Teruel y San Blas, lo que dejó sin suministro eléctrico a 900 abonados, repartidos entre la pedanía y las poblaciones de Rubiales y Bezas. El servicio se restableció a las 20.30. 


La teniente de alcalde Rocío Féliz de Vargas se desplazó al Jorgito y a San Blas para comprobar el alcance de los daños y atender las necesidades más urgentes de la población con la intervención de la Policía Local y los bomberos. 

La tormenta cortó el tráfico en el kilómetro 120 de la N-234 de las 17.45 a las 18.30. La Guardia Civil vigiló también la N-330 ante el peligro de desbordamiento de algunas ramblas que cruzan la calzada en dirección a Cuenca.