El cerco de Teruel

Se ha cumplido una predicción que hicimos hace doce años: se ha completado el ‘cerco de Teruel’ y, una vez inaugurado el AVE a Castellón, la provincia turolense ya se encuentra rodeada por vías de alta velocidad que no pasan por ella.

Dicen que la historia es cíclica. A Paul Preston, gran historiador de la guerra civil española, le gustaba repetir que "quien no conoce su historia está condenado a repetir sus errores". Precisamente, cuando se cumple el 80 aniversario de la Batalla de Teruel y del Cerco de Teruel, tenemos que hablar de otra más que probable efeméride con la que vamos a utilizar los mismos términos bélicos de nuestra historia. A estas alturas todo el mundo sabrá que Teruel fue la última capital de España en recibir el ferrocarril, el 28 de julio de 1901. El profesor Vicente Pinilla, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Zaragoza, en su libro ‘Teruel (1833-1868): revolución burguesa y atraso económico’, analiza las repercusiones del desarrollo de la red ferroviaria del siglo XIX en la economía turolense y afirma: "Toda la actividad económica se vio entorpecida por esta carencia de comunicaciones en unos momentos en que otras zonas de España comenzaban a resolver este tipo de problemas de forma más satisfactoria. Así, por ejemplo los trazados ferroviarios rodearon Teruel, dejando a la provincia aislada y arruinando gran parte de su antiguo comercio".

Hoy, no solo Teruel capital sino que al menos cuatro de sus comarcas más cercanas (Albarracín, Gúdar-Javalambre, Maestrazgo y la Comarca de Teruel) tienen en el turismo una de sus principales fuentes de desarrollo. Su fuerte atractivo medioambiental junto con el maridaje de productos de la tierra convierten a la zona en un referente del turismo de interior. Inversiones turísticas importantes como Dinópolis, las estaciones de esquí y próximamente Galáctica ayudan a su desarrollo. El esfuerzo realizado por Teruel para mejorar, sobre todo desde la realización de la anhelada A-23, ha sido notable. Los establecimientos hosteleros se han triplicado y ha existido un empeño por la calidad, con un ejemplo destacable como es la Hospedería El Batán de Tramacastilla, con su flamante estrella Michelin, en una de las zonas más deprimidas por la despoblación de España. Toda la población se ha volcado en divulgar su historia y sus leyendas, con los Amantes. Hemos pasado de recibir unos 22.000 viajeros de media al mes en el año 2000 a 34.000 en 2017, según el INE.

Una buena parte del turismo de interior hoy se mueve en AVE. El año pasado, más de un millón y medio de viajeros utilizaron ese medio de transporte. Nuestra vecina Cuenca ha recibido 300.000 visitantes en AVE en 2016, visitantes que podrían haber venido a Teruel si se hubiera realizado nuestro proyecto inicial.

Aragón ha desperdiciado oportunidades negociadoras para integrar a Teruel en la nueva red ferroviaria. Desgraciadamente, hoy se cumple una predicción que hicimos hace doce años: se ha completado el cerco de Teruel y la provincia ya se encuentra rodeada de AVE, al haberse inaugurado el de Castellón. Mientras las inversiones proyectadas para nuestra línea son más propias de un ferrocarril del siglo XIX.

Recientemente, leyendo una entrevista al hombre que tiene un pueblo para él solo (Veguillas, en Soria), Félix del Prado afirmaba que el pueblo se había quedado vacío porque "a sus amigos les habían robado las oportunidades". Y efectivamente, para Teruel el ferrocarril siempre ha sido una oportunidad que se le ha robado.

Espero que esto sea una reflexión para el Comisionado del Gobierno para el reto demográfico, el presidente de Aragón, el consejero de Vertebración, para los senadores que estos días visitan nuestra provincia o para el sursuncorda que pretenda hablarnos de soluciones a la despoblación. Revisen todos la historia de Teruel y tal vez no repetirán los mismos errores.

El AVE no es nuestro modelo de ferrocarril, pero es el único que se construye en España. Y no podemos ni queremos quedar fuera de él. Y para ello, estamos presentando una batalla casi tan heroica como la celebrada en el 36. Una batalla contra fuerzas potentes y desconocidas, pero que ya sabemos que están en nuestra Comunidad autónoma, que siguen impidiendo que Teruel acceda, en condiciones de igualdad, a las mismas infraestructuras que el resto de España o repetiremos la historia. Y el resultado lo conocemos, ruina económica y despoblación.