La central térmica de Andorra produjo un 43% más de electricidad en 2017 debido a la sequía

Los sindicatos consideran que los buenos resultados avalan la necesidad de mantener operativa la planta más allá de 2023 con la inversión precisa para cumplir los requisitos ambientales.

Los tres grupos de la central térmica de Andorra, en producción.
Los tres grupos de la central térmica de Andorra, en producción.
La Comarca

La central térmica de Andorra incrementó el año pasado su producción eléctrica en un 43% respecto a 2016. La planta, cuyo futuro a partir de 2023 está en el aire mientras la empresa propietaria, Endesa, no acometa la inversión de 230 millones de euros necesaria para asegurarle la continuidad, se posicionó como un elemento clave para el abastecimiento del mercado energético nacional.

La central andorrana produjo en 2017 4.730 megavatios/hora, frente a los 3.300 de 2016. Desde Endesa señalaron que 2016 fue un año anormalmente negativo para la producción termoeléctrica a partir de carbón debido a la alta producción hidroeléctrica y de otras energías renovables.

Sin embargo, el año pasado las tornas cambiaron y la acusada situación de sequía que padece todo el país redujo la producción hidroeléctrica y también la electricidad procedente de parques eólicos. Ambas circunstancias dispararon la demanda termoeléctrica, que, en algunos momentos, proporcionó el 17% de toda la electricidad consumida en el país.

Un portavoz de Endesa ha señalado que 2016 fue un año «inusualmente bajo» en producción eléctrica a partir del carbón. Durante los seis primeros meses la planta de Andorra estuvo «inoperante» por la elevada generación a partir de centrales hidroeléctricas y eólicas. Pero los datos de 2017 también mejoran los de 2015, 2014 y 2013, con 4.477, 4.672 y 3.700 megavatios/hora producidos, respectivamente.

Desde Endesa agregan que en 2017 también «tiró» de la producción térmica el parón de 21 de las 58 centrales nucleares en Francia durante gran parte del año para proceder a su revisión. El país vecino pasó de exportar electricidad a importarla.

El año 2018 ha empezado también con buenas expectativas. Desde el 1 al 6 de enero la demanda fue «baja» por la aportación de los parques eólicos y, sobre todo, por el frenazo de la producción industrial con las vacaciones navideñas. Sin embargo, desde el 6 en adelante la central de Andorra produce de nuevo al 100% de su capacidad con sus tres grupos en marcha.

El secretario general de UGT en Teruel y trabajador de la central de Andorra, Alejo Galve, ha señalado que los buenos resultados de 2017 «demuestran» que la producción eléctrica a partir del carbón es «necesaria» en situaciones de emergencia y cuando las energías alternativas y la hidroeléctrica flojean.

A su juicio, el rendimiento de la térmica andorrana se mantendrá alto durante mucho tiempo todavía porque, dada la persistencia de la sequía, la producción hidroeléctrica «tardará en remontar». Para Galve, los datos de 2017 evidencian que es necesaria una producción fiable alternativa a las renovables. Ha declarado que, sin la electricidad producida en las centrales térmicas, el año pasado «podía haber habido problemas de abastecimiento» en el país.

El sindicalista ha señalado que, además de ser una pieza clave para el abastecimiento del mercado eléctrico, la central andorrana tiene un impacto contundente en la economía y el empleo provinciales, con 350 empleados directos, a los que hay que sumar otros 200 en las minas de carbón y otros 500 indirectos. El alto ritmo de producción del año pasado comportó el consumo de dos millones de toneladas de carbón turolense, según estimaciones sindicales.

El aumento de la generación térmica refuerza los argumentos en favor de la reforma de la central de Andorra para cumplir los requisitos ambientales de la Unión Europea y poder seguir activa más allá de 2023. Desde la compañía eléctrica señalaron que no hay ninguna novedad respecto a la decisión última sobre la inversión precisa para adaptar la térmica.

Endesa condiciona los planes inversores a una garantía legal de que la central podrá seguir activa para abastecer el mercado español y recuperar así el desembolso realizado. Los sindicatos reclaman una reserva mínima del 7,5% del mercado eléctrico para la producción obtenida de carbón nacional.

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