El calor marca la despedida de las fiestas de Villafranca
Títeres, bolos, hinchables, autos locos, petanca y un concurso culinario para decir adiós a cinco intensos días.
El intenso calor retrasó el inicio de las actividades lúdicas previstas para la última jornada de fiestas en esta localidad turolense situada en la comarca del Jiloca, a 45 kilómetros de la capital.
Los aficionados a la petanca tuvieron que posponer la partida hasta la tarde debido a las altas temperaturas que se registraron en el pueblo durante el mediodía. A los que no les importó el calor fue a los niños, que hicieron fila para refrescarse a manguerazos en el hinchable y la pista deslizante que se instalaron en la plaza del Cuartel.
La tarde estuvo llena de actividades. Por un lado las deportivas, con la retrasada competición de petanca y el concurso de bolos, ambos ubicados en la plaza Santa Lucía del municipio. Los más pequeños pudieron seguir disfrutando junto a sus padres y familiares del último día de fiestas con el espectáculo Quiero ser búho, actuación de títeres que tuvo lugar en el Salón del horno, donde se realizan durante el año la mayoría de las actividades de ocio en la localidad.
Los autos locos rodaron por la única cuesta del pueblo haciendo que la velocidad y las risas invadieran la calle, eso sí, con las medidas de seguridad oportunas. Y del riesgo, al paladar como protagonista. La plaza de San Antonio se convirtió en el escenario de un concurso de cocina cuyos participantes no tuvieron nada que envidiar a los de los famosos programas de televisión.
Pasada la medianoche el pueblo se vistió de blanco para celebrar una velada de temática ibicenca. Animados por la disco-móvil Dreams, los habitantes de la localidad se trasladaron por unas horas hasta la isla mediterránea para disfrutar de la última verbena.
Para los adultos que no tenían sueño y todavía no habían agotado sus ganas de pasárselo bien, un playback puso fin a unas fiestas llenas de actividades, entre las que destacó la exhibición equino-flamenca celebrada el pasado sábado en la plaza de toros del pueblo. Este pequeño municipio, de unos 300 habitantes, acogió a un gran número de visitantes durante las fiestas.
