CIENCIA

Robótica pionera en la Universidad de Zaragoza

Un equipo de la Universidad de Zaragoza ha creado una silla de ruedas y un robot que se pueden dirigir con la mente. Es la primera vez que se logran unos prototipos como estos en el mundo

Mover una máquina con solo pensarlo, aunque se encuentre a cientos de kilómetros de distancia, ya no pertenece al ámbito de la ciencia ficción. Un equipo multidisciplinar de la Universidad de Zaragoza lo ha convertido en realidad con una silla de ruedas y un robot que pueden ser controlados y dirigidos con la mente. Dos prototipos pioneros en el mundo en los que cuatro jóvenes han trabajado sin tregua durante el último año y medio y que han situado a Aragón a la vanguardia de la investigación internacional.


Los responsables de esta 'magia' tecnológica son dos ingenieros informáticos, Iñaki Iturrate y Carlos Escolano, que han desarrollado los prototipos como parte de sus proyectos fin de carrera; el profesor del departamento de Informática e Ingeniería de Sistemas de la Universidad de Zaragoza, Javier Mínguez, que los ha dirigido; y el ingeniero de Telecomunicaciones, Mauricio Antelís, que ha colaborado con ellos. La financiación ha corrido a cuenta del Ministerio de Educación y Ciencia.


Un alcance de 260 kilómetros


La clave del éxito de este equipo y de su proyecto consiste en haber logrado capturar la energía eléctrica que una persona genera cuando piensa e introducirla después en un ordenador dotado de inteligencia que la descifra y la convierte en acciones. Pero ¿cómo lo han hecho?


Partieron del conocimiento de que, cuando alguien piensa, el cerebro crea una actividad bioeléctrica que varía según el tipo de pensamiento, el estado de ánimo... Seleccionaron a un grupo de voluntarios a los que les registraron esa energía con un electroencefalograma igual que el que se utiliza en Medicina. Para ello, les pusieron un casco con electrodos que conectaban sus cabezas con un amplificador, un aparato que transformaba esos voltios generados por el pensamiento en un código binario como el que utilizan los ordenadores.


Lo hicieron precisamente para poder enviar esa información a un computador al que se le había dotado de la suficiente inteligencia para ser capaz de procesar las señales e interpretarlas. Es decir, el ordenador descifraba los pensamientos y los traducía en acciones concretas que mandaba ejecutar.


Con este complejo proceso crearon los dos prototipos. El primero de ellos, la silla de ruedas, permite que la persona que esté sentada en ella la dirija en cualquier dirección solo con pensar hacia dónde quiere ir, sin mover ni un solo músculo. Esta máquina posee, además, un sistema de navegación gracias al que sortea los obstáculos que se encuentra por el camino por sí sola, sin que el usuario se lo tenga que pedir.


En cuanto al otro proyecto, el del robot, se utiliza el mismo procedimiento, pero a distancia. Es decir, el robot tiene una cámara y la persona ve en una pantalla dónde está la máquina. Piensa hacia dónde quiere que vaya y esa información se transmite a través de internet al prototipo, que se mueve en la dirección solicitada. El equipo probó este mecanismo separando a la persona 260 kilómetros del robot: el usuario estaba en Zaragoza y la máquina en una Universidad de Barcelona. "Elegimos esa distancia, pero podría haberse hecho entre España y Japón, por ejemplo, hubiera funcionado igual porque la información se transmite por internet", explica Javier Mínguez, director del proyecto.


Este robot tiene un valor añadido, ya que la persona, además de mover la máquina, puede direccionar también la cámara que el prototipo lleva incorporada.


Su aplicación no será inmediata


Las aplicaciones futuras de estas investigaciones son innumerables. Servirá para técnicas de rehabilitación o, por ejemplo, para los pacientes que no pueden moverse y que solo con su pensamiento podrían manejar estas máquinas y convertirlas, incluso, en una ventana al exterior. Por ejemplo, el robot podría estar en un centro comercial y la persona desde casa vería lo que hay allí. "El robot sería como un representante del usuario en el mundo real", señala Carlos Escolano. Sin embargo, su uso y posible lanzamiento al mercado tardará años en llegar. "Calculo que no menos de diez. Ahora tenemos que mejorar los prototipos y queda mucho camino por recorrer", comenta Mínguez.


De momento, la aplicación más inmediata del control de máquinas con la mente serán los videojuegos. Aproximadamente dentro de un año y medio podría salir al mercado alguna consola que se pueda manejar con el pensamiento.