PICARESCA

No se fugue, por favor, pague primero

Detrás del mostrador de las gasolineras, se escribe un diario oculto de la crisis. No faltan los que suplican pagar al mes siguiente, los que dejan su móvil como fianza o los que siempre se olvidan la cartera en casa.

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No se fugue, por favor, pague primero
ASIER ALCORTA

Debido al elevado número de fugas que se han producido nos hemos visto obligados a tener este surtidor en modo prepago». Así reza desde hace algún tiempo un cartel en algunas gasolineras de Zaragoza. Primero se pasa por caja y luego se reposta. Y, así, con carteles, cámaras y mucha más vigilancia por parte del personal, se intenta mantener la picaresca a raya, aunque no siempre da resultado.


«El jeta ha existido siempre, pero es cierto que ahora se ve alguno más que se da a la fuga», aseguran desde una estación de repostaje que está en Zaragoza, en la avenida de Ranillas. «No se nos suelen escapar, pero el que echa a correr, arrampla con todo, y no hay nada que hacer».


En Dago, en la avenida de Cataluña, coinciden. «Los que se fugan saben cuándo hacerlo y eligen el momento. Aprovechan los días en los que hay mucha clientela y tenemos todas las pistas llenas. Sobre todo son motoristas, porque ni siquiera se tienen que bajar de la moto para repostar», explica Javier Dalmau, encargado de la gasolinera.


Aquí tienen a algún amante del 'sin-pa' entre una y dos veces al mes, como muchas otras estaciones, a las que no les queda otra que invertir en videovigilancia o incluso en barreras de seguridad, que por lo menos tienen un efecto disuasorio. No obstante, cuando un conductor decide huir, se lleva consigo incluso la manguera que tenía en el depósito.


En la gasolinera de Cepsa en Utebo, las fugas comenzaron a repetirse con demasiada frecuencia, lo que hizo que la compañía tomase medidas. «Los carteles de los surtidores de prepago ya llevan algún tiempo. Había bastantes fugas de conductores y la compañía tomó esta decisión», explican desde la estación.


Otros clientes pagan religiosamente, pero poco. Todos los consultados coinciden en que cada vez es más frecuente que la gente eche 5 o 10 euros, lo justo para ir tirando. «Para el que no tiene trabajo y no necesita el coche, esto ya es mucho. Lo mejor es cogerlo poco, porque los autos consumen sí o sí», explican en las instalaciones de la avenida de Ranillas.

 

Préstamo a finales de mes

Entre el anecdotario de las gasolineras, hay casi de todo. En alguna ocasión ha llegado alguien que ha dejado el teléfono móvil como señal, y que luego no ha vuelto a por él.


Otra opción muy frecuente, sobre todo si se trata de clientes habituales, es hacer un albarán a modo de préstamo. «El cliente firma y se compromete a devolverlo. A veces sabes que su empresa va mal y lleva tres meses sin cobrar. Así que cedes y lo haces», explican en otra estación.


No obstante, en algunas, hay orden de que no se fíe a los insolventes. «Hay gente que dice que se le ha olvidado la cartera, que vuelve en cinco minutos... Escuchamos muchas excusas. Pero aquí sabemos que no podemos prestar. Lo que hacemos es llamar a Seguridad del centro comercial y que ellos resuelvan el problema», explican en una gasolinera vinculada a Alcampo donde, no obstante, recalcan que no reciben muchos morosos.