INDUSTRIA

Limpias... pero no tanto

Las bombillas de bajo consumo que reparte el Ministerio de manera pionera en Aragón ahorran energía, aunque los ecologistas critican que no se explique cómo reciclarlas, ya que contienen mercurio

Reciclaje correcto de bombillas en El Corte Inglés de Zaragoza.
Limpias... pero no tanto
P. ETURA

Las bombillas ecológicas pueden convertirse, paradójicamente, en un enemigo más del medio ambiente. Ahorran energía por su menor consumo y porque duran más que las convencionales, pero también son más contaminantes si no se reciclan correctamente. Los colectivos ecologistas han acogido bien la campaña lanzada por el Ministerio de Industria de regalar una bombilla a cada hogar -que ha elegido Aragón como comunidad pionera-, pero critican que no han dado la suficiente información sobre su reciclaje.

 

La caja en la que viene la bombilla 'regalo' no advierte nada sobre la manera en la que el cliente se tiene que deshacer de ella. Solo hay una pequeña frase en una de las cuatro hojas que envía Industria junto con la factura de la luz para poder canjear la bombilla en las oficinas de Correos. "Cuando termina su vida útil, deben ser recicladas. Entrégalas en tu tienda habitual o deposítalas en un punto limpio", dice el tríptico. No se informa del riesgo concreto que supone no reciclar unas bombillas que contienen mercurio, un metal pesado muy tóxico que las directivas de la Unión Europea se esfuerzan por eliminar.

 

"Han perdido una gran oportunidad de concienciar de la importancia de reciclar estos materiales. Hubiera bastado con incluir una nota o un prospecto explicativo en las cajas", cuenta Luis Clarimón, responsable de Medio Ambiente de CC. OO. en Aragón. Clarimón considera que "fomentar este tipo de bombillas es una medida razonable, pero hay que explicar cómo deshacerse de ellas".

 

Hasta ahora, cerca de 50.000 personas han pasado por las oficinas de Correos de Aragón para recoger sus bombillas ecológicas, solo un 12% de las que se van a enviar a la comunidad. Aragón será la primera escala de un libro de ruta que dará con 22 millones de unidades repartidas por todo el país.

 

La denuncia principal que hacen los ecologistas, al margen de la campaña lanzada por el Ministerio de Industria, es que no ha llegado a la población la importancia de reciclar correctamente estos materiales. Los establecimientos que los venden tienen la obligación de recoger las bombillas usadas para almacenarlas correctamente, a la espera de que las empresas encargadas del sistema integrado de gestión les den el tratamiento adecuado.

 

Estas empresas, además, tienen la obligación de hacer campañas de sensibilización sobre la conveniencia de reciclar las bombillas. Sin embargo, a juicio de Clarimón "ese mensaje no ha llegado al gran público. Hay millones de bombillas que, sin que la gente lo sepa, acabarán contaminando". El mercurio, además, es especialmente peligroso cuando entra en contacto con el medio natural, ya que se convierte en metilmercurio, aún más tóxico.