HISTORIA

La Corona catalanoaragonesa que nunca existió

La comparecencia del consejero de Cultura de la Generalitat, Joan Tresserras, para explicar el estudio de los restos de Pedro III estuvo plagada de errores y manipulaciones, y perfiló una visión torcida de la realidad histórica. Numerosos investigadores critican sus términos.

Marina Miquel, del Museo de Historia de Cataluña, en la presentación del proyecto
La Corona catalanoaragonesa que nunca existió
PERE TODA/'DIARI DE TARRAGONA'

Creo que las instituciones aragonesas tendrían que ser muy duras con lo que ha pasado. No pueden permanecer impasibles ante lo ocurrido". Lo dice Domingo Buesa, medievalista y director de la Academia de San Luis. El jueves pasado, el consejero de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalitat catalana, Joan Manuel Tresserras, ofreció una rueda de prensa para informar del proyecto para estudiar los restos del monarca aragonés Pedro III 'el Grande'. En sus palabras, entre otros errores de grueso calibre, se refirió con frecuencia a 'Pere II' y a la 'Corona catalanoaragonesa', expresiones que han vuelto a avivar las llamas de una antigua polémica: la de la apropiación en Cataluña de símbolos y elementos aragoneses, desde el Aneto, definido con frecuencia como "el pico más alto de los Países Catalanes" hasta los bienes del Aragón Oriental.

 

"No se puede faltar al respeto a la Historia de esa manera -subraya Buesa-. Cuando hablan de Corona catalanoaragonesa están mintiendo, esa denominación es un disparate. En la Península Ibérica solo existían dos Coronas, la de Castilla y la de Aragón. Es muy insultante el uso partidista de la Historia, y creo que los poderes aragoneses deberían ser muy duros con esto. Pero el fenómeno no es nuevo. Ya hace años se inventaron un Principado de Cataluña que tampoco existió".

Mitos y argumentos racionales

De parecida opinión es José Ángel Sesma, que ha sido esta semana la cabeza visible del congreso que se ha celebrado en Zaragoza sobre la Corona de Aragón. "Ese tipo de artimañas es muy habitual en cierta historiografía catalana -señala-, pero en el nivel estrictamente universitario ese problema no se da, porque se admite la realidad histórica tal y como es. El problema surge cuando alguien empieza a tratar con mitos, porque los mitos no pueden resolverse nunca con argumentos racionales. Y el problema redobla su importancia cuando los mitos se elevan a esferas que no les son propias".

 

Sesma coincide en que el problema no es nuevo, y aporta otro dato ilustrativo: en el Archivo de la Corona de Aragón, la catalogación se estableció de acuerdo a los ordinales que se eligieron allí. Y, así, la documentación relativa a Pedro IV hay que buscarla... como si fuera Pedro III.

 

Lo del Archivo de la Corona de Aragón es capítulo aparte. El Patronato, en el que se integran representantes de las comunidades autónomas de Aragón, Cataluña, Comunidad Valenciana e Islas Baleares, tardó 25 años en constituirse. Y en la redacción del Estatuto de Cataluña de 2007 se preveía que los fondos propios de Cataluña se integraran en el sistema de archivos de la comunidad autónoma.

 

"Pero no existen esos fondos propios -subraya el historiador José Luis Corral-. Es el archivo del rey de Aragón, con documentos de todos sus territorios. Está en Barcelona porque los reyes vivieron más tiempo allí y querían tenerlo cerca, pero nada más. No es un archivo de Historia de Cataluña, ni mucho menos. Los documentos originales están bien conservados, y eso es importante, pero no es lícito que lo intenten monopolizar".

 

"La propiedad moral de los documentos los hace tan nuestros como suyos", afirma Buesa. "El Archivo es un problema estrictamente político", resalta Sesma. "Tienen un enfoque que lo distorsiona todo", apunta Belén Boloqui.

"Hay que defender lo nuestro"

Corral precisa que "desde hace mucho tiempo los historiadores catalanistas, que no catalanes, intentan falsificar la Historia. Hay quien habla de 'reyes-condes' para referirse a los condes de Barcelona, o incluso yo he llegado a leer la expresión 'confederación catalanoaragonesa', que es una salvajada histórica tan grande como llamar España a Tartessos".

 

"Justifican el presente proyectándolo al pasado, y eso es, ni más ni menos, falsificar la Historia. Y en Aragón estamos dejando pasar la oportunidad de poner las cosas en su sitio", añade el historiador y escritor.

 

Y Sesma apostilla: "Si queremos ser algo tenemos que defender mejor lo nuestro; si no lo hacemos se nos acabarán comiendo por los pies. Hay que amar más lo nuestro y reivindicarlo todos los días".