SALUD

Indemnizan con 70.000 euros a una familia por una negligencia mortal

El joven, de 32 años, falleció por una peritonitis por perforación de estómago por un error en el diagnóstico y una falta de diligencia en la atención.

Los padres y la hermana de Jesús Gil Andrés recibieron la resolución de la reclamación de responsabilidad patrimonial del Servicio Aragonés de Salud un año y medio después que se produjese su muerte. El acuerdo fue una indemnización de 70.000 euros por un error en el diagnóstico y falta de diligencia en la atención que recibió. El personal sanitario valoró que Gil sufrió un cólico biliar. Sin embargo, la autopsia reveló que murió de peritonitis por perforación de estómago.


De este modo, la entidad asume su responsabilidad y la familia rechaza la vía penal. Además, según indicó el abogado de la familia, Ricardo Agoiz, "no sería posible interponer una demanda en este ámbito porque la responsabilidad no recae sobre una persona. Fueron varios médicos los que atendieron y resolvieron el caso con el mismo diagnóstico. Por lo que no se puede precisar sobre qué persona tendría que recaer la carga de las consecuencias de la negligencia".


El joven soltero de 32 años se empezó a encontrar indispuesto el domingo 14 de enero de 2007. Sus parientes, ante los síntomas que presentaba -vómitos, diarrea, dolor abdominal y sudoración abundante-, decidieron llamar a urgencias. El médico que lo visitó encontró Gil sentado en una silla, ya que tumbado no podía respirar y le diagnosticó un cólico biliar. Sin embargo, decidió llamar a la UVI móvil por los indicios que presentaba el paciente. Además de los mencionados, tenía la tensión muy alta y taquicardias. A los 10 minutos llegó la ambulancia al domicilio del enfermo. En ese momento, le realizaron un electrocardiograma y confirmaron el cólico biliar. Los médicos recetaron a Gil analgésicos, antiinflamatorios y le recomendaron beber muchos líquidos. Por el contrario, no cedieron ante la insistencia de la familia de que lo llevasen al hospital. Aunque les aconsejaron que el médico de cabecera se acercara a reconocerlo al día siguiente. "Les dije que un familiar había sufrido cólicos biliares y que los síntomas de mi hermano eran diferentes", expuso Araceli Gil. Ante esta situación los médicos contestaron que no todo el mundo reacciona de la misma manera ante la misma dolencia.


Al día siguiente, el médico de cabecera visitó a Gil en su casa y ratificó el cólico biliar. El joven de 32 años continuaba con un fuerte dolor abdominal y una gran sudoración. Al poco rato, el padre de la víctima se acercó al ambulatorio para explicar a su médico que su hijo no podía orinar. Sin embargo, el médico contestó que Gil debía beber más agua. "No creo que tenga nada que ver el no poder hacer pis con beber agua", consideró Araceli Gil. En todo este tiempo, no lo sometieron a ninguna otra prueba. Gil dejó de notar las piernas la tarde del lunes 15 de enero. Los que estaban a su lado, inmediatamente, llamaron a la ambulancia. "La unidad móvil tardó más en venir que la del día anterior. También es cierto que ese tiempo de espera pasa más despacio, pero, en ese periodo, yo llamé tres veces y mi padre otras tantas", afirmó la hermana. El padre, Jesús Gil Rodrigo, acompañó a su hijo durante su traslado al Hospital Miguel Servet. "Cuando recorrimos unos metros, el personal sanitario que iba en la parte trasera del vehículo le dijo al conductor que acelerara. Yo le pregunté qué pasaba, pero no contestó", contó el padre.


En las puertas del hospital, bajaron al paciente y lo sentaron en una silla. Un celador se dio cuenta del grave estado del Jesús Gil y, con ayuda, lo colocaron en una camilla, pero ya había fallecido. A los pocos minutos salió una doctora y les pidió a los familiares que le explicaran qué le ocurría al paciente. Cinco minutos más tarde, mientras la familia esperaba y oía el desfibrilador y los comentarios de los médicos, un trabajador del hospital los hizo pasar a una sala. "Nos preparaban para lo peor", apuntó Araceli Gil. Según un comunicado emitido por Ricardo Agoiz, "los médicos del hospital no se explicaban como podía llegar alguien en esas condiciones y se preguntaron por qué no lo habían llevado antes". La autopsia determinó que la causa de la muerte no fue un cólico biliar, sino una peritonitis.