PEAJES

"Si no incluyen a los camiones, el peligro de la N-232 no se reducirá"

Los usuarios habituales del tramo de la N-232 entre Mallén y Figueruelas creen insuficiente el descuento de la DGA.

La propuesta del Gobierno de Aragón para el peaje de la AP-68 no ha satisfecho a casi nadie. La mayoría de los usuarios del tramo de la N-232 entre Mallén y Figueruelas creen necesario que la medida incluya a los camiones, cuya presencia masiva en esta carretera es la principal causa de su elevada siniestralidad.


El consejero de Obras Públicas, Alfonso Vicente, hizo el jueves oficial el preacuerdo con la concesionaria: sufragar el regreso por autopista en los peajes aragoneses (Gallur y Alagón) para turismos, siempre que desde la ida hayan transcurrido 24 horas como máximo. El coste anual estimado es de 2,5 millones, que la DGA espera que el Ministerio de Fomento mejore en la reunión que mantendrán el próximo miércoles.


Sobre el asfalto, sin embargo, la medida se observa más como un parche. Ni siquiera los empleados de General Motors confirman que se planteen variar su ruta con esta iniciativa. "Yo suelo ir por la N-232, porque la autopista te deja en Alagón y tienes que desandar camino para llegar a la Opel", asegura José Antonio Gutiérrez, trabajador de la GM que reside en Borja y que cada día, junto a tres compañeros, recorre la carretera nacional hasta la fábrica de Figueruelas. Gutiérrez no cree que la propuesta del Gobierno de Aragón vaya a mejorar la situación: "Preferiría incluso que bonificaran a los camiones antes que a nosotros", recalca.


Esto mismo sucede en Navarra, en la AP-15 entre Tudela y Pamplona: los vehículos articulados pagan la mitad que los turismos, lo que ha eliminado el tráfico pesado de la N-121, paralela a la primera. El resultado es palpable. "Antes, los vecinos de localidades como Caparroso o Campanas estaban aborrecidos. Ahora ya no pasa ningún camión por ahí", explica Pedro Jiménez, camionero de Rentería que cruza a menudo por la N-232. Cerca suyo, también en la gasolinera de Bonavia, Alejandro Cid, de León, constata que las dos 'sendas de los elefantes' -como son conocidas la N-232 y la N-II- constituyen los peores tramos carreteros que hay en la mitad norte en España. Más allá, Ángel Gracia, transportista zaragozano, también considera que sería más útil imitar el procedimiento navarro: "Si la AP-68 nos costase la mitad que a los coches, todos los camiones iríamos por la autopista", reconoce.


"Solo beneficiará a los que vivan en un extremo de la autopista, como Borja o Magallón", asegura Mario Cemillán, de la empresa de transportes La Imperial. "Esto no se va a notar nada, no evitará ningún accidente", pronostica.


Hay sin embargo gremios que sí han acogido con optimismo la medida. Diego, profesor en un colegio de Novillas, va y viene a diario desde Zaragoza junto a otros tres compañeros del centro. Siempre toman la N-232. "Hay mucho peligro, no merece la pena ni adelantar. Se hace duro", explica. A veces, incluso prefieren tomar la A-126 por Remolinos a pagar el peaje. Diego cree que con el descuento del 50%, y "para evitar el riesgo", muchos profesores dejarán de ir por la carretera y optarán por la autopista.


Marta Pardo, diputada provincial y concejal del PP en Mallén, viaja a Zaragoza casi a diario. "Utilizo a veces la carretera y otras la autopista", dice. Pardo considera un "parche" la propuesta de la DGA, aunque sí cree que utilizaría más la AP-68 si se aprueba.