Nuevo espacio para refugiados en Huesca: "Huí de Venezuela por la política y de Colombia por su inseguridad"

La Cruz Roja abre un centro para ampliar y mejorar la capacidad ante la creciente población de solicitantes de asilo y refugio.

Marianne, en el nuevo centro de atención a los refugiados de la Cruz Roja de Huesca con su marido, Ánderson, y su hijo, Ezequiel.
Marianne, en el nuevo centro de atención a los refugiados de la Cruz Roja de Huesca con su marido, Ánderson, y su hijo, Ezequiel.
Heraldo

Cruz Roja Huesca ha elegido el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial para presentar su nuevo centro de refugiados, en el transcurso de una jornada de puertas abiertas. La ONG se ha tenido que dotar de unas instalaciones con mayor espacio para afrontar el creciente número de personas atendidas. Aquí les dará atención social y psicológica, clases de castellano, cursos de formación para el empleo o asistencia, contando para ello, además de con un equipo interdisciplinar, con la participación de personal voluntario.

Entre ellas los usuarios del centro que se ha acercado a conocerlo este jueves está Marianne Marín, venezolana, que llegó hace cuatro meses a España procedente de Colombia y lleva un mes bajo la protección de esta ONG, junto a su marido y su hijo.

"Feliz y agradecida", se muestra por el apoyo psicológico, el acompañamiento y "la empatía" demostrada con ella y su familia. También porque tienen techo y comida mientras dure la acogida temporal. Huyó de Venezuela "por la persecución política" del régimen de Maduro, recaló en Colombia, pero también tuvo que escapar de este país, "por la inseguridad, porque estaba en riesgo nuestra integridad física", contaba hoy.

La joven familia vive en el albergue para refugiados de Alcalá de Gurrea, que para ellos se ha convertido en un paraíso de paz, con espacios lúdicos para el niño y lugares por dónde pasear, y en el que comparten espacio con personas de otras nacionalidades, la mayoría subsaharianos. "La convivencia, a pesar de choque cultural, ha sido sido muy fácil. Ahí vivimos en paz a pesar de que somos culturas totalmente diferentes", señala respecto a sus compañeros.  

Sabe que llegará un momento en que tendrán que "volar del nido", como ella dice. "Escogimos España porque ofrece buenas oportunidades y por su sanidad y su educación, ya que tenemos un hijo. Es uno de los países con uno de los mejores sistemas educativos. Nos vemos creando un futuro trabajando y siendo productivos para España", dice Marianne, que en Venezuela trabajaba como paramédico, con ambulancias en una institución de protección civil y administración de desastres. Ella confía en poder homologar su titulación, siempre con el acompañamiento de Cruz Roja.    

El traslado a las oficinas de atención a refugiados, antes situada frente a la plaza de toros y ahora en el antiguo Espacio Ibercaja Castillo Montearagón (en la calle José María Lacasa con Pasaje Almériz), se debe a la necesidad de ampliar y mejorar la capacidad ante la creciente población de solicitantes de asilo y refugio, han indicado los responsables de la ONG, que han destacado que entre los atendidos hay muchas mujeres solas con hijos, sobre todo ucranianas cuyas parejas se quedaron a combatir; también personas mayores, por el mismo conflicto; y ahora con la crisis de Canarias, hombres subsaharianos.  

Coincidiendo con la conmemoración del Día Internacional de Lucha contra la Discriminación Racial, Cruz Roja Huesca ha organizado una jornada de puertas abiertas para que la población oscense pueda visitar las instalaciones y conocer de primera mano la labor que allí realiza.

La ONG trabaja en el programa de refugiados desde 2018. Empezó con 20 pero este número se ha multiplicado. "Los conflictos se superponen, nos olvidamos del anterior porque surge uno nuevo, y esto hace que hayan llegado personas de Ucrania y otros países y haya ido aumentando el número de migrantes que atendemos", ha señalado el presidente provincial, Bernardo Más. 

El programa incluye tres fases. La primera, de valoración, atiende a 35 personas en el centro de Alcalá de Gurrea; en Huesca, otras 43 están en la fase de acogida temporal, cuando ya pasan a los pisos y al centro, entre 18 y 24 meses, en función de su vulnerabilidad. Si en este periodo se les concede la protección internacional, van a una vivienda de su titularidad. 

Sobre su futuro, una vez concluido el recorrido asistencia, Teresa Aso, responsable del programa de Acogida e Integración de Solicitantes y Beneficiarios de Protección Internacional, ha afirmado que "llegan con muchas ganas de trabajar y lo de recibir ayuda social no es algo que les guste, prefieren mantenerse por si mismos y que la ayuda sea el tiempo estrictamente necesario". Luego muchos de ellos pasan a ser voluntarios, como una forma de devolver esa ayuda a la sociedad.

Teresa Aso aprovechó para hacer un llamamiento, ya que es muy difícil que se puedan independizar por las condiciones del mercado inmobiliario. "El tema de los alquileres en Huesca está en general muy complicado, y particularmente para la población migrante y refugiada. Sé que cuesta, hay miedos, pero nuestros miedos dependen de lo lejanos que los veamos". 

La intención con la jornada de puertas abiertas es precisamente el acercamiento de las instituciones y de la población. "Que les ponga cara a estas personas, porque a veces solo son un número, y compruebe que tienen las mismas necesidades que tendríamos nosotros si nos viéramos en su situación", indica Aso, quien recuerda que son personas afectadas por conflictos armados, o perseguidas por motivos políticos e incluso por a quién aman. "En algunos países ni siquiera tienes esa libertad. Se ven obligados a dejar todo atrás para venir aquí. Por eso pido ese extra de empatía".

Cruz Roja está integrada, junto a otras entidades, en el programa de ayuda al refugiado del Gobierno de España y recibe fondos del Estado para esta asistencia, "pero no es lo único necesario", comenta Aso, en referencia a la necesidad de contar con apoyo social. 

Se quiere hacer de la nueva oficina un lugar de integración con la sociedad, aunque está por definir el cómo. "La integración, para que sea real, tiene que estar basada en contactos con personas de la ciudad, y también será más rápido el aprendizaje del idioma y de las costumbres", según Aso, quien dice que desde el comienzo de los trabajos de adecuación y reapertura del espacio, numerosos vecinos del barrio han mostrado interés en conocer la actividad. “El espacio Ibercaja Castillo Montearagón fue, durante muchos años, un lugar comunitario neurálgico de la ciudad de Huesca, y es normal que levante expectación su reapertura. Nuestra intención es que siga con esa vocación comunitaria, si bien con una finalidad distinta”, concluye.

  

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