La ciencia se alía con los cañones de nieve para multiplicar las horas de fabricación

El sector tiene las expectativas puestas en el laboratorio de la nieve creado en Cataluña para mejorar la eficacia de la innivación con el horizonte del cambio climático.

Un cañón en la estación de esquí de Astún a principio de la temporada.
Un cañón en la estación de esquí de Astún a principio de la temporada.
Verónica Lacasa

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) está desarrollado una tecnología de innivación única y pionera que en pocos años podrían aplicar las estaciones de esquí y que les ayudaría a afrontar el cambio climático.

Los cañones han sido una tabla de salvación en este irregular inicio de temporada. Solo en Candanchú hay unos 130, y Astún también supera el centenar. "Cada vez tienen un papel más importante para asegurar la nieve, sobre todo en cotas bajas, y dan la tranquilidad de abrir esas zonas", indica Álvaro Luna, director general de Candanchú.

Por eso, desde Aragón se está muy atento a la creación de lo que se ha bautizado como el Laboratorio de la Nieve, el proyecto del CSIC para desarrollar una tecnología más sostenible y eficaz en colaboración con Technoalpin, líder mundial en la fabricación de sistemas de innivación, y Ferrocarriles de la Generalitat, empresa pública propietaria de varias estaciones catalanas.

"Redundará en beneficio de todas las estaciones", afirma Albert Verdaguer, científico del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona, a la cabeza del proyecto que financia el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. A diferencia de la técnica actual, que solo usa agua para crear nieve, introduce ciertos minerales en suspensión en la atmósfera, como los feldespatos, inocuos y muy abundantes, que ayudan a formar el copo. Ya existe una patente y se ha probado en laboratorio. Ahora, durante tres años, se ensayará en las pistas.

Los cañones de nieve, explica Verdaguer, pueden funcionar con temperatura húmeda de -3/4 grados y la nueva tecnología la rebajaría a -2/-1. "Dos grados parecen una tontería pero abren enormemente la ventana de posibilidades, especialmente con el cambio climático, ayudan a que haya más horas para producir la nieve". Los ensayos realizados en La Molina en la temporada 2020-2021 determinaron que el 17% de horas óptimas aumentaba con la nueva tecnología al 28%; mientras que el 44% de la franja horaria imposible para fabricarla disminuía al 21%.

Al mismo tiempo se realizó una proyección de cara al 2050 considerando la predicción de calentamiento de -1,6 grados. En ese horizonte, los actuales cañones solo permitirían hacer nieve el 5% de las horas, y con la técnica ensayada se incrementa al 21%. "Técnicamente podríamos asegurar la fabricación de nieve hasta el 2050 si funciona como esperamos", indica el científico.

Otra ventaja, añade, es que el sistema, semejante al funcionamiento de la nieve en las nubes, es capaz de transformar el 95% del agua, casi sin pérdidas. Ahora el porcentaje ronda el 75%.

Los cañones son ahora más eficientes, asegura el subdirector general de Astún, Andrés Pita. "Antes gastaban mucho y producían poco y ahora gastan poco y producen mucho. Una estación grande no se puede abrir solo con nieve artificial, es prácticamente imposible, pero es muy útil como apoyo y refuerzo y permite sobre todo garantizar el principio y el final de la temporada". Aprovecha para aclarar, frente a las críticas ecologistas, que los cañones no consumen agua, "solo la cambiamos de estado", y además al transformarla en nieve se garantiza un deshielo progresivo en primavera útil para las reservas de los embalses.

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