Un espectacular río subterráneo inunda la Cueva de las Güixas de Villanúa
El fenómeno, ocasionado por las tormentas y que se repite esporádicamente, ha obligado a cerrarla unos días a las visitas.
La cueva de las Güixas de Villanúa, su principal recurso turístico, permanece cerrada desde el lunes debido al espectacular río subterráneo que corre por su interior y que la mantiene inundada, un fenómeno que se repite esporádicamente. Las tormentas de los últimos días han aumentado el nivel freático hasta llegar a las pasarelas por donde pasan los visitantes en su recorrido.
La empresa de turismo de Villanúa hizo públicas las imágenes que mostraban el interior de la cueva atravesada por la fuerte corriente de agua, debido, explicó, al rebasamiento del río subterráneo que corre por el primer nivel de la cueva. Este está conectado a través de un sifón con el segundo nivel, por donde discurre la visita y que se conoce como la parte torrencial, un nombre justificado a tenor de las imágenes.
El río subterráneo expulsa agua hacia el río Aragón a través de una surgencia, pero debido a las aportaciones de las intensas lluvias recibía más agua de la que podía evacuar, lo que explica que se rebasara al segundo nivel.
La Cueva de las Güixas es una gruta surgida en el Cuaternario (hace entre 25.000 y 30.000 años) habilitada en la actualidad para la visita recreativa y educativa, y también para la investigación científica. El cauce que la atraviesa sigue activo y por eso se inunda esporádicamente.
El lunes se cerró al subir el nivel del agua y ayer se mantuvo esta situación. Según fuentes del Ayuntamiento de Villanúa, seguirá así hoy por la previsión de lluvias.
Localizada en el interior del macizo de Collarada y junto al histórico Camino de Santiago entre el Somport y Jaca, es uno de los principales recursos turísticos de Villanúa. Cada año recibe la visita de 30.000 personas.
Los visitantes pueden apreciar aquí estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas... y el cauce torrencial que se alimenta gracias al sistema de sifones. También consta de una chimenea y una sima que comunica con el exterior generada a partir del hundimiento del suelo.
Leyendas orales y documentos escritos hablan de que servía para la celebración de reuniones y aquelarres de brujas desde el siglo XV al XVIII, de ahí su nombre. También estuvo ocupada durante la Guerra Civil española como refugio de soldados y calabozo de presos del régimen. Los prisioneros realizaban trabajos de construcción de los bunkers y pasadizos que conforman la línea P (línea defensiva de los Pirineos) en los pasos fronterizos.
