La reserva de agua en el Ebro no remonta a las puertas del verano ni con las últimas lluvias
La Comisión de Desembalse del río Noguera-Ribagorzana ha acordado reducir la dotación. Sus regantes dicen que es el momento de ahorrar, "nos hará falta en el mes de julio".
Las precipitaciones de la semana pasada apenas se han dejado sentir en los embalses de la cuenca del Ebro. La reserva se mantiene en el 49% (3.867 hm³), lo mismo que hace siete días, sin nuevas aportaciones, cuando la media habitual en estas fechas es del 80%. Las lluvias torrenciales pasaron de largo por la cabecera de los ríos, que alimentan a las presas, y se concentraron en las zonas regables, concretamente en la comarca del Cinca Medio, donde provocaron daños en 2.000 hectáreas y se llevaron por delante caminos e infraestructuras de riego.
Algunos grandes embalses, como Yesa, lejos de aumentar su volumen, lo han visto reducido, ya que siguen suministrando agua para regadío. La presa del río Aragón pasó del 49% al 47%. Mediano, en la intercuenca del Gállego-Cinca, apenas aumentó un punto porcentual, del 22% al 23%. Y Canelles, en el Noguera-Ribagorzana, sigue arrojando el peor balance: ha caído al 16%.
Precisamente el lunes, en el marco del plan de gestión de la sequía, la Confederación Hidrográfica del Ebro celebró las Comisiones de Desembalse de las unidades territoriales del Noguera-Ribagorzana (Huesca y Lérida) y del Segre (Lérida ), con acuerdo en ambos casos.
En el primero, tras analizar el volumen disponible en el sistema de embalses de Canelles, Santa Ana y Escales, los usuarios (abastecimientos, regadíos e hidroeléctricos) y el organismo de cuenca acordaron una reducción porcentual de la dotación similar en los tres sistemas que abastece el Noguera-Ribagorzana: el Canal de Aragón y Cataluña, Piñana y Algerri Balaguer, además de las huertas viejas. "Los ajustes han venido incrementándose desde el inicio de la campaña de riegos debido a las extraordinariamente escasas aportaciones de abril y mayo", señaló el organismo de cuenca.
También se celebró la comisión de desembalse del Segre, la que presenta la peor situación en la cuenca. Se va a garantizar un riego mínimo en los canales de Urgell y Segarra Garrigues para salvaguardar los árboles frutales de ambos sistemas, emplazándose a un nuevo encuentro para planificar julio.
Los regantes reconocen que, pese a no haber aumentado las reservas, hay algo más de optimismo. "En la zona regable, las lluvias han supuesto un ligero alivio porque durante unos días se ha dejado de regar y ha bajado el consumo", señala el presidente de Riegos del Alto Aragón, José Antonio Pradas.
Pérdidas en la renta agraria
El calendario aprieta a muchos agricultores que deben decidir si realizan segundas cosechas con un margen de dos semanas. "Al menos hemos visto cómo volvía a llover, ya casi ni nos acordábamos. Pero da miedo la llegada del verano. Hay unos días por delante para decidir sobre las segundas cosechas. Si no llueve la semana que viene serán testimoniales", reconoce David Solano, responsable del Agua de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón. Esto supondrá una pérdida en la renta no solo de los agricultores sino de todo el sector. Por ejemplo, en los forrajes, los cinco cortes habituales de alfalfa, se pueden quedar en dos.
A la sequía se añade el problema de la rentabilidad de los cultivos. "Aunque tuviéramos agua, hay que coger el bolígrafo y empezar a hacer números para ver si con el alto coste de la producción y los bajos precios es rentable", aclara Fernando Luna, presidente de Asaja Aragón.
"Costará recuperar los embalses"
Las "cuatro gotas" que han caído no son la solución, añade, "costará mucho llenar los embalses". Aunque Luna admite que hay zonas donde la lluvia ha ido bien, "en la mayor parte llega tarde, y además no ha sido generalizada". Se trató de fenómenos tormentosos localizados, como los 160 litros por metro cuadrado caídos en apenas unas horas en el municipio de Ilche (Cinca Medio) el pasado viernes.
Según los datos de Agroseguro, las lluvias torrenciales causaron afecciones en unas 2.000 hectáreas, básicamente en fincas de cereales. También dañaron infraestructuras, como caminos de acceso y puentes, y equipamientos para el regadío (tuberías e hidrantes), que tardarán en recuperarse.
"Nos hará falta en el mes de julio"
El Canal de Aragón y Cataluña ya revisó a la baja la semana pasada la dotación de agua para sus 104.000 hectáreas con el objetivo de ahorrar el máximo posible de reserva en sus embalses del Ésera y el Noguera-Ribagorzana pensando en que se acerca el verano, cuando se disparará la demanda al llegar el momento álgido de la campaña de la fruta.
"Es el momento más oportuno para intentar ahorrar agua y rellenar algo más los embalses, porque nos hará falta para el mes de julio", explicó el presidente de la Comunidad General, José Luis Pérez, justificando el recorte. La temporada de riego empezó en marzo con un cupo de 0,25 litros/segundo por hectárea, en abril se pasó a 0,20 y la actualización realizada hace unos días redujo aún más la cantidad, hasta 0,15 litros.
Según explicó Pérez, la decisión de revisar a la baja la dotación (se actualiza cada dos semanas en función de las reservas) tiene que ver con diversos factores. En primer lugar, las aportaciones a los ríos se han reducido desde la anterior asignación. Además, unas 25.000 hectáreas de cereal de invierno han acabado el riego. También han descendido las temperaturas. Y sobre todo se ha tenido en cuenta el bajo nivel de los embalses de este sistema, que riega 37 municipios de Aragón y Cataluña.
Las demandas en frutales y alfalfa son ahora incipientes. "Iremos prorrateándola para que nos llegue hasta septiembre, porque lo importante es mantener el canal abierto, que no se cierre, aunque tengamos que ir reduciendo el cupo", dijo Pérez, confiando en que la semana que viene se vuelva a aumentar la dotación.
