Las redes 'salvan' el bar del segundo pueblo más pequeño de Huesca: "Le da mucha vida"
Los vecinos de Palo, en Sobrarbe, han otorgado la concesión para este verano tras responder varios candidatos al llamamiento que hicieron. La población se multiplica casi por 10 durante las vacaciones.
"Se necesitan personas interesadas en regentar el bar. Interesantes condiciones". Esta es el anuncio que publicó en las redes sociales la Asociación O Lugar de Palo, el segundo municipio más pequeño de la provincia de Huesca con solo 30 habitantes censados (solo supera a Fago, que tiene 25, según las últimas cifras oficiales del INE), y que ha permitido garantizar la apertura el próximo verano de este establecimiento "que da mucha vida porque es el punto de reunión a la hora del aperitivo y sobre todo al caer la tarde, donde la gente se junta a charrar, a jugar a las cartas...", señala el presidente de esta entidad, Chema Vías.
Hace unos meses, este ayuntamiento sobrarbense cedió este antiguo salón social del pueblo a la asociación, que preguntó entre los vecinos si había alguien interesado en regentar el bar en los meses de julio y agosto "porque el resto del año viven solo dos o tres familias de forma fija y no es rentable", explica.
Tras publicar el anuncio, varias personas mostraron su interés, sobre todo de localidades cercanas y neorurales asentados en Sobrarbe como un joven barcelonés afincado en Lamata, una familia de Mediano y otra de Colungo y un hombre castellanoleonés que ahora vive en Graus.
Sin embargo, finalmente han otorgado la concesión a una joven de Huesca cuya madre desciende de Palo y otra amiga de Barcelona. Además de llevar el bar, han ofrecido organizar actividades para dinamizar como cuentacuentos para niños, charlas motivacionales para mayores o catas de vino y aceite.
La asociación cede gratuitamente la explotación del local, el ayuntamiento asume la factura de la electricidad y el agua "y solo les pedimos que se den de alta en autónomos, el carnet de manipulador, una pequeña fianza por si hay algún desperfecto y colaboración para nuestras actividades como la fiesta anual del socio", detalla.
Como ocurre en muchos pueblos, la población de Palo se multiplica los fines de semana y sobre todo en los períodos vacaciones de verano. Tanto que pueden llegar a los 200 habitantes, casi diez veces más que el número de empadronados aunque "solo viven todo el año ocho o nueve personas", aclara Chema Vías.
Por suerte, los descendientes de este pueblo de Sobrarbe lo han mantenido vivo ya que hay más de 30 casas y prácticamente todas están habitables. "No es como otros lugares que se han despoblado y se han ido cayendo. Salvo una que está en ruina y que lleva varios años en venta, otra estaba vacía pero se vendió y ahora se está rehabilitando, y el resto están en pie y ocupadas", se congratula.
La mayoría de sus inquilinos viven ahora en Cataluña y en menor medida en Zaragoza, Barbastro, Monzón o Huesca. De hecho, el propio Chema Vías reside en Madrid aunque sus padres son oriundos de Palo. Además, hay un afgano que reside seis meses al año, otro vecino que emigró a California (EE. UU.) y que regresa con su familia en verano, otro que ha vivido en Gambia y una africana nacida en Santo Tomé, además de varios franceses. "En las vacaciones nos juntamos aquí una mini ONU", dice entre risas.
