El mayor embalse del Pirineo agoniza por la sequía: "Parece un desierto"

Canelles, al 20% de su capacidad, refleja la situación más dramática en la cuenca del Ebro.

Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 20% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación.
Joan Pascual, de Monrrebei Explora, sentado sobre uno de los embarcaderos varados en medio de Canelles. 
Veronica Lacasa

En el ecuador del año hidrológico, la sequía no da tregua en Aragón. La falta de lluvias del invierno y las altas temperaturas de marzo han empeorado la situación de los embalses, ya lastrados por las escasas reservas de 2022. Los regantes afrontan una "complicada" campaña (la segunda seguida con restricciones), aunque por ahora no se teme por los abastecimientos urbanos.

La reserva en la cuenca del Ebro está al 58%, muy por debajo del promedio en esta época (73%). No obstante, la situación no es tan dramática como en la vecina Cataluña, que vive el periodo más largo sin lluvias desde que hay registros y anuncia nuevas restricciones. Más de 224 municipios, 6 millones de habitantes, están en situación de excepcionalidad, con una reducción del 40% del agua para usos agrícolas o la prohibición del riego.

En Aragón algunos embalses han llegado a la primavera en una situación agónica. El caso más extremo es Canelles, el mayor pantano del Pirineo y el segundo de toda la cuenca (por detrás de Mequinenza). Está al 20% de su capacidad (141 hm3 de 679), cuando la media de los últimos años en estas fechas era del 64%. Esta presa y las de Escales y Santa Ana, en el cauce del Noguera-Ribagorzana, tienen uno de los peores datos de los últimos 20 años, asegura la Confederación Hidrográfica del Ebro.

Canelles se está desembalsando y llevando caudal a Santa Ana, situado aguas abajo, ya que las demandas de regadío de cara al verano hacen necesario acercar las reservas al punto de consumo, una decisión forzada por la sequía ante el déficit acumulado por esa presa desde el 2022.

En Canelles ya no es posible la navegación. Las embarcaciones se mantienen varadas. Si el año pasado ya hundió el turismo náutico, este le ha dado la puntilla. El déficit más importante de las dos últimas décadas obliga a empresas como Montrebei Explora, que explota los catamaranes del Ayuntamiento de Viacamp y Litera, a no iniciar la actividad. Y lo que es peor, sin esperanzas de que para la campaña de 2024 se haya revertido la situación.

"Nos preparamos para estar sin trabajar dos años" 

"Este pantano es muy grande y va a costar mucho volver a la normalidad. No se llena de un año para otro. Nos preparamos para estar sin trabajar como mínimo dos años", afirma Joan Pascual, al frente de Montrebei Explora. Algunas de las empresas que operan en Canelles, a caballo entre Aragón y Cataluña, se han trasladado a embalses más pequeños, pero sin la seguridad de poder completar la temporada.

"El problema ya no es si hay lámina de agua para trabajar. Incluso los accesos son inseguros para que la gente baje con una piragua. Están tan lejos del agua, hay unas pendientes tan fuertes...", explica Pascual, que además de la concesión municipal tiene un negocio de kayaks. Él ya ha decidido ocuparse en otra actividad ante la imposibilidad de mantener este verano el negocio, pero no podrá dar empleo a las cinco personas que contrataba. También viven de Canelles el albergue de Montfalcó, las empresas de guías y otras de navegación de Puente de Montañana.

"Va a tener un impacto muy negativo para el turismo en el municipio. Será el segundo año sin navegación, ya que lo poco que se pudo hacer en 2022 solo generó pérdidas", afirma el alcalde de Viacamp, Alfredo Pociello, que nunca había visto el embalse tan bajo dos años consecutivos. 

La preocupación es máxima, porque el alcalde coincide con los empresarios en que el problema no será solo este verano, "igual tarda varios años en volver a llenarse". "El embalse parece un desierto, apenas baja el agua del río. Da mucha pena verlo así", lamenta Alfredo Pociello.

Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 20% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación.
Canelles, en el río Noguera-Ribagorzana, se encuentra al 20% de su capacidad, sin posibilidad de su uso para la navegación.
Veronica Lacasa

Unos niveles de nieve más propios de junio

La otra imagen de la escasez se refleja en la reserva de nieve, muy baja para esta época del año, en valores por debajo del promedio de los últimos cinco, más propios del mes de junio que del inicio de la primavera. Durante las últimas semanas ha habido una brusca caída por las altas temperaturas. El deshielo, anticipado en dos meses, ha permitido aumentar los recursos hídricos en ríos y embalses, para compensar el incremento de las demandas de agua por el comienzo de la campaña de riego, pero solo de un modo "parcial", apuntan los técnicos de la Confederación. 

"Ante la escasa reserva de nieve es poco probable que pueda prolongarse este efecto positivo a medio plazo, circunstancia que, salvo cambio de condiciones, puede contribuir a hacer más complicada la situación durante el periodo de estiaje", señalan, fiando la evolución a las precipitaciones y temperaturas de los próximos meses.

El mapa de la sequía en Aragón mantiene en situación de alerta el Eje del Ebro y la cuenca del Huerva; y en prealerta, el Aragón y el Arba, el Gállego y el Cinca y el Noguera-Ribagorzana. La normalidad es la tónica en el Ésera y en toda la margen derecha, que está sufriendo en menor medida la escasez ya desde el 2022, salvo el Huerva.

El primer semestre del año hidrológico, que empezó en octubre, está siendo seco. Solo destacaron como especialmente lluviosos diciembre del 2022 y enero del 2023, apuntan desde la CHE. La esperanza está puesta ahora en abril y mayo, meses lluviosos. En función de cómo se comporten, "la respuesta y las medidas serán diferentes", señala el organismo de cuenca.

En cualquier caso, encara una campaña de riego "complicada", porque en marzo los grandes sistemas empezaron con ajustes y ya será el segundo año consecutivo. "Si llueve en abril y mayo podríamos enfrentarnos en estas zonas a una campaña similar a la del año pasado, en verano. Pero hay que esperar", insiste la Confederación, asegurando que existe "una vigilancia continua y un contacto también continuo con los usuarios".

Primeros suministros a pueblos

Y aunque no peligren los abastecimientos, a los que la ley les da prioridad sobre el riego u otros usos y estén asegurados desde las infraestructuras hidráulicas, los acuíferos pueden dar más problemas. Los bomberos de la Diputación de Huesca ya han empezado a suministrar al pueblo de Aguinaliu (Graus) porque no mana suficiente caudal de las fuentes. "Es muy poco habitual que en marzo se haya tenido que empezar a abastecer algún núcleo", indican. Una preocupación que se suma el peligro de incendios, tras el primer gran fuego forestal en Aragón, que ha arrasado 4.700 ha entre Castellón y Teruel y se achaca precisamente a la sequía.

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