La ruidosa fiesta de los trucos regresa al valle de Chistau
Saravillo, Plan, San Juan de Plan y Gistain recuperan la tradición de ir de un pueblo a otro con los cencerros en la festividad de San Antón.
El año pasado la fiesta fue más contenida. Todavía se tomaban muchas precauciones por la pandemia, pero esta vez San Antón se ha podido celebrar por todo lo alto en el valle de Chistau rescatando los trucos (cencerros) para sacarlos a la calle y hacerlos sonar con un ruido ensordecedor. Esta tradición se repite cada 17 de enero. En 2022 se optó porque cada pueblo del valle lo celebrara por su cuenta, sin hacer la fiesta itinerante a la que están acostumbrados desde hace tres décadas.
El pasado martes, Saravillo, Plan, San Juan de Plan, Sin y Serveto rompieron la oscuridad de la noche con el ruido de los trucos portados por más de 80 personas. La fiesta empezó en el primer pueblo a las ocho de la tarde y acabó sobre las tres de la madrugada. El alcalde de San Juan de Plan, Roberto Serrano, se felicitó por la elevada participación para ser una jornada entre semana. "Había ganas, necesidad de normalizar la situación".
La fiesta traslada al público a la tradición ganadera de estos pueblos, para mostrar el poderío que siempre tuvo la cría de vacas y ovejas en este rincón del Sobrarbe. Niños y mayores recorren los pueblos de Saravillo, Gistaín, San Juan de Plan, Plan, Sin, Serveto y de nuevo Saravillo tocando los cencerros desde la tarde hasta bien entrada la madrugada. La hoguera se enciende en esta localidad, donde se organiza una cena en el salón social. Una vez terminado el ágape, los mayorales vestidos como los ganaderos de antaño, encabezan la comitiva que recorrerá el valle.
La fiesta de los trucos forma parte del ciclo festivo de los santos barbudos de la comarca del Sobrarbe, que empieza unos días antes con los langostos de San Victorián, en Abizanda, y termina antes de Carnaval.
