Pilar Monter: "La música te remueve por dentro y te conecta con el otro"

Alumna de José Guioni y profesora e integrante de la rondalla local, entre otros grupos, a sus 80 años trabaja en la conservación del folclore monegrino.

Pilar Monter, con su acordeón en la plaza Mayor de Sena.
Pilar Monter, con su acordeón en la plaza Mayor de Sena.
Patricia Puértolas

Hace unas semanas, sus vecinos le organizaron un homenaje sorpresa. No es fácil ser profeta en su tierra.
Al ser invitado, hubo quien preguntó si me había pasado algo. No es lo habitual que te reconozcan en vida. Me emocioné muchísimo. El pueblo se llenó de gente y música.

¿Qué ha hecho para merecer tanto cariño?No sé. Quizá sea por el amor que siento hacia mi pueblo y por el poder de comunicación que tiene la música. Te remueve por dentro y te conecta con el otro. A través de ella he hecho muchos amigos. 

El homenaje concentró más actuaciones que un día de fiesta mayor.
Tocó la rondalla, sonaron los tambores y las gaitas, bailaron los gigantes, tocaron muchos de mis antiguos alumnos, actuaron los componentes de Chundarata y La Cuquera… Y acudieron muchos vecinos, amigos y músicos como Mario Gros, José Antonio Villellas o Carlos Sadness, que, además de mi sobrino, es un reconocido cantante y compositor. 

Y una de sus hermanas, Josefina Monter, es pintora. Viene usted de familia de artistas.
Mi hermana vivió 37 años en Estados Unidos, dando clases de pintura y haciendo decorados. Trabajaba como profesora en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Ahora estamos las dos en Sena, donde yo sigo con la música y ella tiene una galería de arte. Mi padre también fue un artista en su oficio. Era ebanista y nunca repitió una puerta. 

También usted estuvo unos años fuera. 
He trabajado siempre como fisioterapeuta y, un buen día, quise cambiar de aires. De Barbastro, me fui al hospital de Can Misses en Ibiza y de allí, al de Bellvitge en Barcelona.

¿Y siguió en contacto con la música?Trabajé la musicoterapia con mis pacientes y nunca dejé de tocar del todo. En Ibiza, el tambor con los ‘hippies’; y en Barcelona, con el grupo Chundarata. No entiendo la vida sin música. Si te levantas escuchando la correcta cambia tu humor y mejora tu día. Me apasiona desde pequeña. Al llegar las fiestas, me sentaba a ver las orquestas con admiración. Sus integrantes me parecían auténticos semidioses.

¿Cuándo se decidió a imitarlos?A los 9 años recibí clases del violinista José Guioni y después continué con el armonio, el laúd y la guitarra de la mano del párroco local. A su marcha, me puse al frente de la rondalla y el coro parroquial. Las misas eran un gran espectáculo musical.

¿Qué tenían de especial?Éramos muchos y jóvenes, con ganas de innovar y disfrutar. El repertorio incluía piezas de los Beatles, Elvis o ‘Jesucristo Superstar’. ¡Hasta venía gente de otros pueblos! 

Ha recuperado melodías y tonadas antiguas. ¿De qué se siente más orgullosa?
Hemos conseguido que volvieran a sonar habaneras, valses, jotas, villancicos… y las antiguas coplillas de Sena. Me impliqué en recuperar la gaita de boto aragonesa y en conservar por escrito la música y la letra de las piezas del dance local. También recuperamos los diálogos de la actuación del día de la Virgen del Rosario. 

A su madre le faltó un mes para llegar a los 106 años. Usted ha cumplido 80 y sigue muy activa. ¿De dónde saca tanta energía?
Algo habrá de genética. Mi abuela llegó a los 103. Ya de pequeña era una niña hiperactiva. Y, de momento, conservo las ganas de seguir tocando. Acompaño a los gigantes, interpreto las coplillas o toco con el grupo de tambores.

¿Tiene asegurado el relevo?Sí, y eso es lo que me mantiene activa e ilusionada. Sena tiene grandes músicos, como Nuria Montull, que ejerce como profesora de las nuevas generaciones. Al verla, me reafirmo en lo que pensaba de niña: los grandes músicos son auténticos semidioses.

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