El más difícil todavía de Nostraxladamus: cruzar la ría de Bilbao a 15 metros de altura

La compañía aragonesa estrena el 1 y 2 de julio un espectáculo de cable tenso diseñado en exclusiva para el Bilboko Kalealdia. Sus acróbatas han estado tres meses en Angüés ensayando en una estructura idéntica.

Noxtrasladamus montó una estructura idéntica a la de Bilbao en un campo de Angüés, con Guara al fondo, para entrenar.
Nostraxladamus montó una estructura idéntica a la de Bilbao en un campo de Angüés, con Guara al fondo, para entrenar.
Javier Navarro

Cruzar la ría de Bilbao sobre un cable tenso de 80 metros de longitud (más dos tensores laterales de 32 y 22 metros, respectivamente) y a una altura de 15 metros hasta el agua. Este es el último desafío al que se va a enfrentar la compañía aragonesa Nostraxladamus. Será los días 1 y 2 de julio dentro del Festival de Teatro y de las Artes de la Calle de Bilbao (Bilboko Kalealdia), que incluye 33 espectáculos de gran calidad de circo, danza, teatro y clown durante seis días.

‘Volatineros’, de Nostraxladamus, será uno de los platos fuertes del certamen y podrá verse en el entorno del Muelle de la Ripa en horario nocturno (23.00). Se trata de un espectáculo de unos 45 minutos de duración en altura, multidisciplinar, poético y visual para todos los públicos y diseñado en exclusiva para el festival.

La compañía de funambulismo se prepara para cruzar la ría de Bilbao

Por el cable caminarán hasta tres funambulistas (Miguel Pollán, Irene de Paz y Mariona Moya ‘La Corcoles’). Pero también se unirán a ellos otros dos acróbatas en un trapecio (Noche Diéguez) y en un mástil chino (Milkiee Lee). Además, habrá tres músicos en directo  (Víctor Lázaro al violín; Sofía Díaz con la kora, el piano y la percusión; y David Celorrio con la guitarra). Y el equipo se completará con Olivier Roustan (asesoramiento y montaje) y el técnico Fermín Izko.

"Hay un momento del espectáculo en el que estamos los tres funambulistas, la trapecista y el mastilero a la vez en el cable y hacemos una bajada de golpe todos provocando un impacto muy fuerte", explica Miguel Pollán, el ideólogo de este reto que comenzó a gestarse en 2019 y que tuvo que aplazarse por la pandemia. Sin embargo, el pasado mes de noviembre lo retomaron junto con el festival bilbaíno y ahora lo tienen todo a punto.

Para ello han sido necesarios muchos meses de trabajo. Primero, para diseñar la estructura del cable, calcular los pesos y tensiones, y preparar la logística con la ayuda de Olivier Roustan, un funambulista francés con más de 50 años de experiencia. Y luego, para los entrenamientos que han podido realizar en un campo de la localidad de Angüés, a unos 25 km de Huesca. Allí montaron una estructura idéntica a la que habrá sobre la ría de Bilbao y han estado realizando los ensayos con diferentes residencias artísticas.

"El cable está a 10 metros de altura sobre la suelo, pero con marea baja, estaremos a unos 15 metros de la ría", destaca Miguel Pollán, que irá equipado con unas zapatillas de cuero a las que pasa la lija cada vez que se sube al cable para tener más adherencia; una pértiga de 18 kilos de peso para ayudarse a mantener el equilibrio; y un arnés atado a una línea de seguridad "aunque la parte inicial del espectáculo, cuando subimos por los tensores, no llevamos ningún elemento", aclara.

Confía en que el 1 y de 2 julio las condiciones meteorológicas permitan celebrar el espectáculo. El principal enemigo es el viento ya que cuando sopla a más de 30 kilómetros por hora resulta ya un ejercicio peligroso.

"Cuando el corazón del público está latiendo a la misma velocidad que el tuyo es muy hermoso"
Noxtrasladamus montó una estructura idéntica a la de Bilbao en un campo de Angüés, con Guara al fondo, para entrenar.
Nostraxladamus montó una estructura idéntica a la de Bilbao en un campo de Angüés, con Guara al fondo, para entrenar.
Javier Navarro

"Para nosotros, el circo es el arte de contagiar ilusiones y este espectáculo hace posible lo imposible y juega con lo irreal hasta convertirlo en real", resalta el responsable de Nostraxladamus, para quien "cuando consigues que haya 2.000 o 4.000 personas de público y que su corazón esté latiendo a la misma velocidad que el tuyo cuando estás con una figura arriesgada de funambulista, porque todo el mundo está con esa emoción a la vez, para mí es algo muy hermoso".

Es el espectáculo de mayor formato que ha hecho Miguel Pollán en los cinco años que lleva como profesional del funambulismo, aunque acumula más de 20 como "cirquero". Está muy agradecido con Olivier Roustan por haber sido su "maestro" ya que "somos un gremio muy pequeño". De hecho, asegura que en España solo hay tres funambulistas como él en activo "por lo que no resulta fácil cuando tenemos dudas de cosas nuevas encontrar a alguien que ya lo haya hecho antes".

Ahora acaba de adquirir a un funambulista de Normandía que se jubilaba un remolque que permite montar un cable de 10 metros de altura de una forma más fácil, lo que le permitirá abaratar los costes del espectáculo y llevarlo a lugares más pequeños.

Miguel Pollán se siente "muy orgulloso" de haber vivido hasta ahora toda su vida «por ilusiones y por pasiones, y por suerte no he tenido que trabajar en una cadena de montaje», afirma. Trabajó en el circo desde muy joven y sus padres le inculcaron el amor a la montaña. Es alpinista "casi desde que nací", confiesa, y hace años se dedicaba a realizar expediciones a Nepal para explorar cumbres vírgenes. "Era en ese instante cuando encontraba la adrenalina física porque me encanta la altura y el vacío", subraya. Y solo sintió lo mismo cuando un día se lio la manta a la cabeza y con un compañero cruzaron el congosto de Olvena a 70 m de altura con un cable tenso. "Ha sido el único lugar donde he sentido esa misma adrenalina que con en el alpinismo. Y cruzar ahora la ría de Bilbao va a ser un reto que me va a hacer latir igual el corazón", vaticina seguro.

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