La DGA confirma la ausencia de daños por el derrumbe de la Peña Oroel en Jaca

Un experto del Instituto Pirenaico de Ecología dice que es un episodio natural habitual "y nada preocupante".

El Gobierno de Aragón y otros expertos coincidieron ayer en rebajar la alarma causada en Jaca por el aparatoso desprendimiento de rocas ocurrido el domingo en la cara oeste de la emblemática peña Oroel (1.769 metros) que, por suerte, no provocó daños personales. En ambos casos coincidieron en restar gravedad al derrumbe calificándolo como un "fenómeno natural habitual" y también aclararon que no había causado afecciones a ninguna pista ni senda "relevante" ni tampoco a especies animales o vegetales protegidas.

Los técnicos del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno inspeccionaron la zona ayer y comprobaron que solo había resultado afectada una zona de paso utilizada por cazadores y por los trabajadores de la compañía eléctrica para realizar labores de mantenimiento de una pilona. Al parecer, una piedra arrastró unos pinos y estos cortaron este pequeño acceso.

Un alivio para los aficionados a la montaña ya que la subida a la Peña Oroel es una de las excursiones más habituales de vecinos y visitantes de Jaca. Como explicó Chema Tapia, vocal del área de montaña del Club Pirineísta Mayencos, la principal ruta de acceso está en la cara norte y parte del parador Oroel. De allí a la cima se suele invertir de media una hora y cuarto de tiempo. "Hay un sendero muy bien trazado porque es de uso masivo", resaltó.

Existe otra ruta en la cara sur pero está alejada del punto donde se produjo el derrumbe, que se emplea sobre todo el día de la romería a la ermita Virgen de la Cueva, que precisamente también sufrió los efectos de un desprendimiento hace pocos años.

Las mismas fuentes del departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad indicaron que la única afección podría ser la caída de algún descansadero de buitres, aunque también restaron importancia porque como no es época de cría, descartaron que pudiera haber pollos.

Del tamaño de un autobús

José María Sansó, geólogo colaborador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) con sede en Jaca, destacó que pese a las llamativas imágenes que se difundieron por las redes sociales, "no ha sido un desprendimiento grande" ya que el material que se cayó tenía el tamaño "entre un coche y un autobús", dijo gráficamente. Aseguró que es una zona "habitual" de caída de piedras y que "no es nada preocupante" ya que las posibles afecciones son mínimas. "Solo hay una línea eléctrica contra la que quizá, con mala suerte, podría impactar algún bloque si cayera más cantidad".

Aclaró que la Peña Oroel está compuesta por una roca de conglomerado "poco cementada". Y la comparó con otros dos ejemplos muy conocidos: "Los conglomerados del macizo de Montserrat están muy bien cementados y por eso tienen muchas vías de escalada. Y los de los Mallos de Riglos están medianamente y aunque tienen muchas vías, son peligrosos porque se sueltan bloques. Pero en la Peña Oroel no hay vías porque es casi imposible escalar ya que son cantos rodados poco compactados de un río que pasaba por allí hace 30 millones de años y se sueltan muy fácilmente", señaló. No obstante, también reconoció que es "más excepcional" que se desprendan bloques grandes.

La causa, el verano caluroso

A su juicio, se pueden tomar pocas medidas para evitar nuevos desprendimientos. "No vale la pena porque no se puede dañar ninguna infraestructura, vivienda o vía de comunicación. Quizá se podría hacer es un reconocimiento para ver si otros bloques grandes son susceptibles de caer, pero como no es zona de paso, tampoco es necesario", manifestó. Desde su experiencia, la causa del derrumbe ha sido meteorológica. "Los veranos tremendamente calurosos como este, las primaveras muy lluviosas o los inviernos muy duros con mucho hielo y deshielo lo van desgastando y el momento en que se suelta y se cae es imprevisible", dijo.

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