Obligados a convivir con el lobo

El Gobierno de Aragón ha diseñado un protocolo de comunicación y propone vallas y posibles compensaciones, pero sindicatos y ganaderos desconfían de las medidas.

José Antonio Marcén y su tío, Jesús Montesa, junto a una parte de su rebaño, en Leciñena.
José Antonio Marcén y su tío, Jesús Montesa, junto a una parte de su rebaño, en Leciñena.
Patricia Puértolas

Jesús Montesa, de Leciñena, lleva toda la vida dedicado a la cría del ovino. Pese a las dificultades, ha logrado sacar adelante su explotación y además, contagiar su entusiasmo por este ancestral oficio. Su hijo, Manuel, y su sobrino, José Antonio, han heredado su pasión por la ganadería extensiva y están preparados para darle el relevo. Ahora bien, ninguno de ellos imaginaba tener que lidiar con una nueva amenaza: el lobo, que desapareció de estas tierras y que podría haber vuelto para quedarse.

A lo largo de los últimos cuatro meses, el ejemplar detectado en el sur de Los Monegros ha protagonizado 20 ataques y en total, ha matado a unas 350 ovejas de distintas explotaciones en Leciñena, Monegrillo, Farlete, Pina de Ebro, San Mateo de Gállego y Zuera.

Montesa ha sido uno de los ganaderos más castigados con siete ataques en los que ha perdido 65 animales, la mayoría degolladas. Durante varios días, realizaron rondas nocturnas y llegaron a dormir junto al ganado, lo que evitó la repetición de los hechos. Ahora bien, esa carga de trabajo "es imposible de mantener", indica. Para él, la presencia del depredador "pone en riesgo la viabilidad y el futuro de las explotaciones". Y por ello, asume con resignación la obligación de tener que convivir con el lobo, al que considera "una gran amenaza para la supervivencia del pastor".

El Gobierno de Aragón aboga por la coexistencia y para ello, propone establecer una estrategia para gestionar de forma sostenible las situaciones actuales y futuras. De hecho, de cumplirse lo previsto, el lobo ha llegado para quedarse. En este caso, es un ejemplar de Canis lupus italicus procedente de Cataluña, donde ha sido identificado un grupo llegado de Italia a través de Francia. Aunque podría acabar desplazándose a otra zona, sobre todo si se confirma que se trata de un solo ejemplar y se aplican de forma correcta los sistemas de autoprotección, "llegarán otros ejemplares, ya que se trata de una especie en expansión y por ello, lo que debemos hacer es prepararnos", avisa la directora general de Sostenibilidad, Pilar Gómez.

Ante ello, obligado a preservar la biodiversidad, la DGA ha abierto varias líneas de trabajo. En primer lugar, ha diseñado un protocolo de comunicación y actuación, que permitirá que los ganaderos sepan a quién y cómo proceder en caso de sufrir un ataque, y tras ello, tiene previsto adquirir y proporcionar nuevos vallados. Además, según cuenta Gómez, será necesario articular el modo de introducir las necesarias compensaciones económicas.

Por hora, la incertidumbre y desconfianza siguen instaladas en sindicatos y profesionales. La mayoría duda de la eficacia y manejabilidad de los vallados y, de la llegada de compensaciones adecuadas. De hecho, según los datos del sindicato UAGA, las pérdidas actuales ya rondan los 170.000 euros, una cifra "difícil de asumir incluso para la administración", señala Montesa.

Piden capturarlo y trasladarlo

Para los ganaderos, la única solución está en la captura y traslado del animal, al menos, con el fin de retrasar al máximo su asentamiento, ya que "su llegada podría ser el fin de nuestra forma de vida", insiste el ganadero. Además de los costes por bajas, considera "inviable" asumir las inversiones necesarias para proteger los rebaños o retomar los sistemas de pastoreo ya desterrados.

El Gobierno de Aragón y los ganaderos sí coinciden en una cuestión: el valor de la ganadería extensiva. De hecho, tal y como explica Gómez, este sistema de producción "aprovecha sosteniblemente los recursos del territorio generando productos de calidad e interviniendo en otros aspectos muy importantes como la configuración del paisaje, su contribución a controlar los incendios forestales o la mejora de la calidad del suelo". A ello, los ganaderos añaden su contribución a la economía local y la preservación de la Rasa Aragonesa.

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