La catedral sigue a la espera de una inversión tras dos años con mallas por la caída de cascotes

El estudio del estado de la piedra se está ultimando pero es necesario contar con una partida de la DGA para 2017. Carece de plan director y el recinto catedralicio requiere más actuaciones.

Unos viandantes se fijan en las protecciones del lateral de la calle Palacio de la catedral
La catedral sigue a la espera de una inversión tras dos años con mallas por la caída de cascotes
Javier Navarro

Una gran malla protectora cubre el lateral de la calle Palacio de la catedral de Huesca desde hace dos años. Fue la solución ‘provisional’ que se adoptó tras la caída de cascotes a la vía pública en verano de 2014 para evitar el peligro que presenta la piedra y los pináculos, esculpidos por la erosión. Y allí sigue mientras se espera que la actuación definitiva llegue en 2017. En este tiempo, y tras una intervención inicial de urgencia de 14.000 euros, el Gobierno de Aragón ha encargado un estudio petrológico, para analizar el estado de la piedra de este conjunto, construido entre los siglos XIII y XVI. Las conclusiones se conocerán a finales de año y a partir de estos datos se definirá la obra, para la que existe un compromiso de la administración autonómica. De hecho, la consejería de Cultura señala que es "consciente" de las necesidades, pero que está "a expensas de los presupuestos".


De estas cuentas dependerá el alcance de la actuación, para la que se redactará un proyecto de intervención en la fachada sur, donde está colocada la malla, así como en la zona de la cabecera, donde aún no se ha trabajado, ya que se han detectado desplacaciones y problemas de erosión, detalla Antonio García Cid, arquitecto del Gobierno de Aragón en Huesca. La envergadura de la obra también dependerá del resultado del estudio, ya que "no queríamos actuar sobre unas fábricas tan importantes como la catedral de Huesca sin tener un estudio petrológico, un levantamiento geométrico, topográfico y fotogramétrico e incluso un escaneado de la misma con los medios de los que ahora disponemos". Con todo, se empezará por la fachada sur, que es la que más problemas presenta para volver por la cabecera y algún ábside, indica García Cid.


El estudio, que servirá para futuras actuaciones, lo ha dirigido la experta en Petrología de la Universidad de Zaragoza, María Pilar Lapuente, con el apoyo del geólogo y profesor de la Politécnica de Huesca, José Antonio Cuchí. El arquitecto detalla que se ha caracterizado la piedra, su procedencia y se ha buscado otra similar en canteras de Huesca, Zaragoza y Lérida para poder reemplazarla. Además, se están analizando los productos y materiales de reposición, consolidación o protección que se pueden aplicar a través tanto de pruebas de laboratorio como de aplicaciones en la fachada para analizar su comportamiento. Por su parte, Cuchí detalla que se realizan pruebas de evaluación de la piedra ante ciclos repetidos de congelación, de permeabilidad a líquidos... Por ello, algunos resultados no los pueden obtener hasta el invierno.


Por ejemplo, ya han comprobado que existe una canalera de piedra por la cual se filtra la humedad al resto de la fachada. También apunta que la vidriera del óculo sur se restauró y no se ha vuelto a colocar porque el material del contorno no daba la seguridad suficiente de que aguantara el peso. Los pináculos se encuentran también muy deteriorados por la erosión y los excrementos de las cigüeñas. Con estos datos y el resto de mediciones, se realizará el proyecto de intervención.Sin plan director

Con todo, no es la única necesidad que tiene este templo, que carece de un plan director que priorice las necesidades. En 1998 se marcaron unas directrices para que todas las catedrales tuvieran uno a través de convenios entre el Ministerio de Cultura y los gobiernos autonómicos, con los que se hicieron los de Barbastro y Jaca. Pero el de Huesca ni siquiera se llegó a convocar. La DGA prometió después iniciarlo pero no se ha hecho. Esta es una vieja reivindicación igual que la de dignificar el entorno catedralicio, donde hay restos de construcciones medievales, que nunca se han podido mostrar al público. El obispado oscense impulsó la creación de un jardín arqueológico cuya excavación se inició con un taller de empleo, pero se quedó a medias debido a su complejidad.


Ahora, el delegado de Patrimonio de la Diócesis de Huesca, José María Nasarre, confía al menos en que el Gobierno de Aragón destine una partida en 2017 para solucionar los problemas de desprendimientos de los fragmentos de piedra de la fachada sur, porque considera que es urgente. La malla protectora se mantendrá unos meses más.

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