Aumenta la masificación y la basura en el salto de Bierge a pesar de la prohibición de acceso

?La Guardia Civil y los agentes de la naturaleza reforzaron la vigilancia ante la llegada de autobuses.

Los bañistas aprovechan cualquier espacio en la orilla para instalarse con todos sus enseres.
Aumenta la masificación y la basura en el salto de Bierge a pesar de la prohibición de acceso
F. Paúles

Llegan con su nevera, la sombrilla y el flotador y muchos se van ligeros de equipaje tras abandonar la basura en las inmediaciones del salto de Bierge, que volvió a alcanzar ayer cifras de récord con más de 1.000 bañistas. Gran parte vinieron en una decena de autobuses organizados desde Cataluña y otros en vehículos particulares que llenaron los aparcamientos. Crece la masificación y la suciedad en este espacio del Parque Natural de Guara.


Las siete señales que prohíben el acceso y que colocó a principios de verano el Ayuntamiento de Bierge, tras el requerimiento que le hizo la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), se han demostrado ineficaces. En realidad, resultan confusas y nadie tiene la potestad de impedir ni el baño ni el salto desde la presa, que es el principal atractivo.


La Guardia Civil reforzó ayer la vigilancia en la zona para controlar el tráfico y los Agentes de Protección de la Naturaleza se desplazaron para intentar frenar el problema medioambiental que generan las basuras, según explicó la presidenta de la Asociación de Empresarios, Montserrat González, que habló por la mañana con ambos cuerpos ante la llegada de autobuses organizados de Lérida y Barcelona. Pueden denunciar por aparcar en lugares prohibidos o por hacer fuego, pero no por que alguien se bañe. Situaciones similares se vivieron los pasados fines de semana pero también en verano de 2015, por lo que se acordó colocar las señales como medida disuasoria.


Sin embargo, "es una realidad que hay fines de semana que se desborda. Estamos trabajando y no somos insensibles a este tema, pero la gente tiene que entender que nuestros recursos son limitados", comentó el presidente del Patronato del Parque de Guara y de la Comarca del Somontano, Jaime Facerías. A su juicio, "el problema es el comportamiento incívico de algunas personas", comentó. No obstante, admitió que era un asunto complejo que afecta a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), al Gobierno de Aragón, por ser un espacio protegido, al municipio y a la comarca. "Lo que ha hecho el ayuntamiento es colocar señales para advertir de que si alguien se tira y pasa algo es bajo su responsabilidad. Se van tomando medidas y cuando acabe la temporada habrá que analizarlo para que no suceda ninguna desgracia ni afecte al espacio natural", resaltó. El alcalde de Bierge, Fernando Campo, también apuntó hace unos días la necesidad de revisar la situación tras el verano. Por su parte, el representante de la Federación Aragonesa de Montañismo (FAM) en el Patronato de Guara, Manuel Bara, también cree que es un problema de incivismo y apuesta por adoptar medidas para controlar la suciedad, como la creación de aseos, pero entiende que no se debe prohibir el baño.


Algunos usuarios de ayer desconocían la limitación de acceso, ya que llegaron en autobuses desde Sabadell u Hospitalet de Llobregat, por ejemplo. Este es el caso de Alberto Quinteiro, de una asociación de vecinos de esta última localidad que fletó dos autobuses para 100 personas. "Queríamos pasar un día de campo. Vimos por internet la cascada, el salto nos pareció muy bonito y decidimos venir. No sabíamos que estaba prohibido", comentó, aunque no descartan repetir.


Durante los fines de semana el público acostumbra a ser de fuera. "Los del pueblo ya no vamos. Todo el mundo tiene derecho, pero hay que hacer algo para controlar a la gente. Quizá habría que cobrar en el parquin y sería una medida disuasoria", comentó Mari Cutié, propietaria de una casa de turismo rural en Bierge, que recomienda a sus clientes ir solo entre semana. Además, uno de los colectivos más perjudicados por la masificación de los domingueros son los guías de barrancos, ya que uno de los descensos más conocidos, el de la Peonera, termina allí. "Ya no acabamos saltando. Los guías somos los únicos que respetamos las señales, pero cuando llegamos eso parece el lejano oeste con suciedad por todas partes y no se respeta nada", comentó Javier Rodríguez. Ayer, también dejaron basura.

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