“De no haberle colocado la cánula se hubiera ahogado con su lengua"

La intervención de dos sanitarias del centro de salud de Barbastro salva la vida de la enfermera herida de gravedad en el accidente de circulación ocurrido el miércoles.

Estado del coche tras el accidente
Estado del coche tras el accidente

No dan mayor importancia a su intervención a pesar de que es la primera vez que la doctora Cristina Lueza y la enfermera Lola Castalenas, veteranas profesionales del centro de salud de Barbastro, se encuentran de forma fortuita con un accidente de tráfico y logran salvar una vida gracias a su pericia. La primera asistencia médica realizada de urgencia en el lugar del siniestro a la mujer gravemente herida en el suceso ocurrido el miércoles entre Barbastro y El Grado fue crucial para que Y. G. G., barbastrense de 42 años, siga hoy con vida en el hospital Clínico de Zaragoza.


La doctora Cristina Lueza y la enfermera Lola Castarlenas, ambas de Barbastro, regresaban al centro de salud de la ciudad del Vero tras completar su jornada asistencial en Naval. Eran sobre las 14.15 cuando se toparon con el vehículo accidentado, empotrado contra una bionda. Allí vieron a un agente de la Guardia Civil que regulaba el tráfico, tras haber sido alertado por la conductora del turismo accidentado. Las dos sanitarias se dirigieron al lugar de los hechos dispuestas a ayudar. Primero atendieron a la conductora "que salió por su propio pie y no sabía qué había pasado. Sufría un fuerte estado de nervios pero podía caminar", explicó la doctora Lueza.


Tras calmar a la mujer, M. A. de 44 años y vecina de Monzón, fueron en busca de su compañera, que había salido despedida del vehículo, un Renault Megane. Varios conductores y agentes de la Guardia Civil que patrullaban la zona fueron acudiendo hasta el lugar del siniestro y prestaron su colaboración. También llegaron bomberos, guardias de Tráfico y hasta otro médico, ajeno al sector Salud de Barbastro, y que circulaba por la carretera.


La herida grave se encontraba al fondo de un barranco. "Había salido despedida del coche y estaba inconsciente. Con ayuda de otra gente, pudimos bajar hasta el fondo del barranco para atenderla. Le realizamos maniobras de reanimación", explicó Cristina Lueza, que habló también en nombre de su enfermera. "Se estaba ahogando y se les puso un aparato en la boca para que no se ahogara con su lengua, y una vía para suministrarle líquido. Allí estuvimos media hora hasta que llegó la UVI y fue inmovilizada. Las constantes vitales las tenía bien, y ya fue trasladada en helicóptero hasta Zaragoza", añadió.


La herida, que se encontraba ayer estable, continúa en la uci con pronóstico reservado. Su compañera, con lesiones leves, está siendo atendida en el hospital de Barbastro.


Clave fue también que las sanitarias llevaran consigo el material médico de su consulta y con un aparato denominado guedel, que evita que los pacientes se ahoguen con su propia lengua, como podría ser este caso.


Los compañeros del centro de salud de Barbastro consideran que la intervención de ambas profesionales ha salvado la vida de la accidentada. "De no haberle colocado el aparato para la vía aérea se hubiera ahogado con su propia lengua. Esperamos que se pueda recuperar de todas las lesiones", explicó ayer Lueza.

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