Huesca en silla de ruedas

Los comercios y bares de difícil acceso son otro de los problemas a los que se enfrentan en el día a día.

José Antonio Oliva, en la zona del Coso Alto
Huesca en silla de ruedas

Cruzar el Coso Alto en obras puede convertirse en todo un reto para las personas de movilidad reducida. A la espera de que concluyan los trabajos, quienes tienen que desplazarse con muletas o en silla de ruedas deben enfrentarse a pasarelas que levantan dos o más dedos del suelo, pasos estrechos o comercios con escalones que no siempre pueden salvar. Y aunque los trabajos finalizarán un día otro facilitando sus desplazamientos por el centro urbano, advierten que aún quedan aspectos pendientes en la ciudad en cuanto a accesibilidad. "Todas las obras son molestas, aunque en esta segunda fase del Coso no han sido tan detallistas con nosotros", asegura José Antonio Oliva desde la Asociación Altoaragonesa de Disminuidos Físicos y quien se desplaza en una silla de ruedas eléctrica.


Asegura que su experiencia como peatón por el tramo entre las Cuatro Esquinas y la intersección con la calle Moya "en principio es buena", sin embargo ha habido momentos en los que ha tenido que dar un rodeo por la plaza de López Allué o la calle del Parque para evitar las obras. "Hace unos días intenté acceder a uno de los comercios y vi que la rampa se levantaba del suelo unos 3 dedos al inicio, pero más adelante habían colocado un taco de madera que creaba un escalón de 4 dedos que ya no podía pasar", añade. Sin embargo es paciente, reconoce que "no hay que ver las obras, sino como quedará todo después".


Lamenta, a pesar de todo, que queden todavía comercios y bares que conserven escalones en la entrada. "Especialmente aquellos que se han abierto recientemente y con los que, en mi opinión, deberíamos ser más exigentes", comenta José Antonio. Señala sin embargo que el Ayuntamiento "se toma interés y escucha" sus problemas.


Para su compañera de asociación Loles Ferrer, que se desplaza con muletas, un motivo de preocupación son los aparcamientos. Como asegura, hay momentos en los que encontrar una plaza libre resulta complicado para aquellos que, como ella, conducen su propio vehículo. "Me ha sorprendido gratamente que en las zonas que se están arreglando se están poniendo aparcamientos aunque no haya vecinos con discapacidad", comenta. "El problema", añade, "es que en ocasiones la plaza la ocupan continuamente los familiares de los beneficiarios y los que conducimos nos quedamos sin sitio". Pide por ello que se creen aparcamientos asignados a una matrícula, como pueden verse en otras ciudades. También firma que, por su altura, le resulta más cómodo en ocasiones desplazarse en un taxi normal que en uno adaptado para personas de movilidad reducida.

Caminar entre las terrazas

A José Luis Barón, miembro también de la Asociación Altoaragonesa de Disminuidos Físicos, le preocupa, por otra parte, cruzar las zonas de terrazas, ya que en su opinión, "están llenas de obstáculos" para las personas ciegas como él. "La gente se sienta de cualquier forma, ocupando más sitio de la cuenta en la calle y después, cuando se levantan, no las recogen", comenta. También deben tener especial cuidado, afirma, cuando la terraza se ha recogido ya y las sillas y mesas se amontonan en una parte de la calle que no esperan.


Mención aparte precisan otros aspectos, como determinados contenedores de basura, que se accionan con un pedal o los soterrados, que se encuentran sobre una plataforma de metal. "En el caso de los cajeros automáticos, por ejemplo, no podemos ver los números para marcar", apunta, por otra parte, José Luis Vizcarra, compañero de los anteriores. Otro punto de atención más de un camino, en fin, en el que todavía quedan aspectos por pulir a pesar de la sensibilidad mostrada por la administración local. "En el Ayuntamiento de Huesca la accesibilidad es un tema bastante prioritario, pero no sabemos por qué motivo hay cuestiones que aún se les escapan", comenta, de nuevo, José Antonio Oliva.