Los controles de la Policía Nacional a más de cien guías en barrancos y alta montaña acaban con una sola denuncia

Tras dos meses de inspecciones a las empresas de turismo activo, la Unidad Adscrita al Gobierno de Aragón concluye que "mayoritariamente" cumplen con la normativa.

Un policía de la Unidad Adscrita durante un control este verano.
Un policía de la Unidad Adscrita durante un control este verano.
Policía Nacional

Por primera vez, la Policía Nacional, a través de la Unidad Adscrita a la Comunidad Autónoma, ha inspeccionado barrancos, vías ferratas y la ruta de ascensión al Aneto para controlar el cumplimiento de la legislación autonómica sobre turismo activo. El pasado verano supervisó a 157 grupos, compuestos por 1.039 personas, e identificó a 119 guías titulados en diversas actividades en los parques naturales de Guara y Posets-Maladeta, para concluir que "de forma mayoritaria" las empresas respetan la normativa.

Solo remitió un acta a la Inspección de Trabajo, que ha abierto expediente al propietario de una empresa que trabajaba sin estar dado de alta en el régimen de la Seguridad Social y sobre el que se habían recibido múltiples quejas de otros empresarios.

La Policía reconoce que al principio de verano se detectó en los barrancos de Guara que no se respetaban escrupulosamente las ratios de clientes por grupo, las distancias entre ellos o el material obligatorio, "pero eso se corrigió". Además, a las empresas que no estaban en el registro de turismo activo se les sugirió que se inscribieran, y se hizo un seguimiento para que fuera así. Y es que el objetivo en este primer verano era concienciar, informar y que su presencia sirviera de elemento disuasorio, señala un responsable de la unidad, "más que empezar a sancionar".

La Policía no ha sido el único cuerpo que ha realizado inspecciones. Tanto la Unidad Adscrita como la Guardia Civil han reforzado la vigilancia, cada una en el ámbito de sus competencias, en zonas muy frecuentadas. Entre finales de junio y finales de julio, la Guardia Civil formuló 78 denuncias por incumplimiento de la Ley de Turismo de Aragón y del reglamento de las empresas de deportes de aventura. Detectó la presencia de guías, muchos de ellos extranjeros, que realizaban descensos de barrancos sin equipar adecuadamente a los clientes y sin contratar el seguro obligatorio.

La actuación de la Policía ha estado coordinada con la Dirección General de Turismo, que marcó qué y dónde realizar los controles, y con los operadores de turismo activo, quienes alentaron esta misión para acabar con el intrusismo.

Ahora han solicitado a la Policía que continúe con esta labor. "Aporta un plus de seguridad", señalan fuentes de la Unidad Adscrita, ya que hace ver al territorio aragonés como "un referente de calidad en el turismo de aventura". También ha servido para detectar algunos problemas. Por ejemplo, los guías se quejan de que la normativa del Parque de Guara no exige el uso del casco. "Pese a ello, los grupos guiados iban equipados con él y los que no llevaban guías, en su mayoría también", señala el informe policial.

Concluye asimismo que los barrancos de fuera de Guara carecen de una regulación que obligue a respetar ratios de clientes por grupo, material mínimo y distancias, "con el riesgo que ello supone". Diagnóstico con el que coinciden las empresas que operan en otras zonas, que creen necesario que la norma se revise y se extienda a todo Aragón.

En Guara, los agentes visitaron los descensos más frecuentados: La Peonera, el Vero, el Basender y el Formiga. En el primero es donde hubo más inspecciones, seis, controlando a 43 grupos con 304 barranquistas e identificando a 48 guías.

20 grupos en el Aneto

Pero también se actuó en el Parque Natural Posets-Maladeta, donde se controlaron los barrancos de Miraval, Viandico, Gloces, Gorgol, Sorrosal y Furco; así como la vía ferrata de Sorrosal y la ascensión al Aneto. Aquí examinaron a 20 grupos, con 60 personas. Se revisó que todos los profesionales tuvieran una titulación de alta montaña.

Una de las anécdotas del operativo la protagonizaron dos jóvenes que se dirigían a hacer cima al techo del Pirineo. No conocían el camino, ni llevaban crampones ni piolet para andar por el hielo. Los policías les informaron de la dificultad del ascenso en esas condiciones, ya que hay que atravesar un glaciar, y al final desistieron de alcanzar la cumbre. También se advirtió a una persona en el barranco de Miraval, donde no existe regulación de esta actividad. Iba con un grupo no guiado con bañador y camiseta, pese a la baja temperatura del agua. Se le avisó de que no solo ponía en riesgo su seguridad sino también la del grupo, e hizo el descenso equipado.

"Muchas empresas se habrán puesto las pilas gracias a esto", afirma Inés Dewulf, al frente de la Asociación de Empresas de Turismo Deportivo de Aragón. Tanto su organización como la Asociación Española de Guías de Montaña, dice, apoyan los controles porque "es la única forma de luchar contra el intrusismo". Pone como ejemplo el barranco de Miraval, donde, según Dewulf, se ha reducido un 60% la presencia de grupos con guías de otros países que se aprovechan de la inexistencia de una regulación tan estricta como la del Parque de Guara.

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