ENTREVISTA

Francisco Pina: "Ni tengo ambición ni creo que haya posibilidades de que yo opte a la sucesión de Iglesias"

El presidente de las Cortes de Aragón insiste en la necesidad de alcanzar consensos en temas estructurales y reivindica el papel central y esencial del Parlamento en la vida política.

El presidente de las Cortes de Aragón, Francisco Pina
Francisco Pina: "Ni tengo ambición ni creo que haya posibilidades de que yo opte a la sucesión de Iglesias"
M. OVEJERO

El presidente de las Cortes de Aragón, Francisco Pina, asegura que no tiene ni ambición ni cree que posibilidades para optar a la sucesión de Marcelino Iglesias ni como secretario general del PSOE en Aragón ni como jefe del Ejecutivo autonómico.


En la entrevista y ante la pregunta de si se plantea la posibilidad de entrar en la carrera por la sucesión de Iglesias, que ha anunciado que no optará a la reelección como presidente del Gobierno, Pina ha enfatizado que no la ha descartado porque nunca se la ha planteado.


"Ni tengo ambición ni creo que haya posibilidades" ha recalcado, para añadir que radicalmente no hay cuestión al respecto.


Sobre si le gustaría seguir siendo presidente de las Cortes durante una tercera legislatura, la que empezará en el verano de 2011, ha insistido en que toda su vida ha estado dedicado al Parlamento.

 

El presidente de las Cortes, reivindica el papel central y esencial del Parlamento en la vida política, insiste en la necesidad de alcanzar consensos en temas estructurales y asegura, ante las acusaciones de falta de transparencia de la oposición, que la limpieza del juego en la Cámara aragonesa es "rotunda".


Pregunta: Marque tres objetivos prioritarios para este periodo de sesiones.


Respuesta: Lo único que varía ahora es el contexto. Estamos sumidos en una crisis que hace un año, inmersos en el reto de la Expo, nadie preveía. Ahora reanudamos el curso con normalidad pero en el contexto de una crisis sin parangón y que afecta de manera singular a Aragón, que viene de liderar el crecimiento en España.


En este curso, tras el paréntesis tradicional en todos los parlamentos occidentales, los objetivos son imprimir una dinámica potente al debate político de modo que se produzcan críticas, alternativas y propuestas para salir de la crisis, que trasciende las posibilidades de los Gobiernos de Aragón, de España y de la Unión Europea.


Otro de los retos es que el Parlamento sea capaz de producir un debate que traslade a los ciudadanos la preocupación de sus representantes por salir de la crisis, que las Cortes sean el centro de un debate político eficaz, que los ciudadanos sientan que sus representantes abordan los problemas desde la responsabilidad, la eficacia y el rigor. En definitiva, que sientan que aquí se habla de lo suyo con profundidad, eficacia, cercanía y sentido de la oportunidad.


P: Precisamente una de sus principales preocupaciones es acercar el debate parlamentario e ideológico que se produce en esta Cámara a los ciudadanos ¿Cómo lleva esa empresa?


R: Nunca lo conseguiremos del todo por muy bien que vayan las cosas, pero hay que aproximarnos cada vez un poco más. El Parlamento es la clave de bóveda del sistema democrático, y tenemos que cuidarlo. La democracia no es un regalo natural, es una conquista diaria, y el Parlamento debe ser un instrumento decisivo. Y será comprensible cuando los ciudadanos sientan que sus representantes hablan de lo suyo y eso, por definición, es una empresa inacabada.


Me apasiona la idea de que el parlamento sirva, sea conocido y reconocido, porque es el mejor instrumento para que los ciudadanos tengan opinión y puedan votar en las elecciones. La ignorancia y el alejamiento simplemente les perjudican.


P: Quizá ese objetivo se ve a veces diluido con la anécdota de la confrontación o incluso con trámites excesivamente farragosos ¿habría que imprimirle más agilidad al funcionamiento de la Cámara?


R: El Reglamento de la Cámara hasta ahora ha servido, pero la sociedad y los medios técnicos evolucionan muy rápido, y proporcionan una inmediatez que el Parlamento nunca va a tener. Aquí se puede hacer un debate más sosegado, pero es verdad que no podemos hablar de un asunto que hace seis meses se ha quedado viejo. Pero la reforma del reglamento requiere voluntad política suficiente para afrontarlo.


Desde aquí tratamos de acercar la institución a los ciudadanos, aunque sabemos que es una empresa inacabada y prácticamente inalcanzable. Y son absurdas las dinámicas que tratan de definir al Parlamento por una anécdota, por la confrontación, o por las vacaciones de los diputados. Hacemos esfuerzos y los resultados a veces son cortos e incluso contradictorios.


P: La oposición denuncia reiteradamente la falta de transparencia del Parlamento. ¿No cree que a veces cubren demasiado las espaldas al Ejecutivo los grupos que lo apoyan?


R: Nadie tiene la razón al cien por cien. En democracia todo el mundo es subjetivo porque defiende sus intereses, por eso la importancia de que los ciudadanos conozcan para que puedan decidir. Pero quiero dejar bien claro que los procedimientos de debate de las Cortes resisten la comparación con el mejor Parlamento del mundo; quiero que eso quede radical y rotundamente claro. Otra cosa es que la oposición se queje de que el Gobierno no satisface sus demandas, pero esa es la esencia del juego democrático. Y mi obligación como presidente es salvaguardar el estricto cumplimiento de las reglas del juego. Y eso es lo que hago, puedo equivocarme, pero creo que no.


Quien arbitra no debe de tomar partido, debe de garantizar que el juego se hace de acuerdo a las reglas. Unos dirán que se les responde poco y otros que se pregunta mucho. Pero yo no debo tomar partido. Y desde ese punto de vista la neutralidad preside la actuación de la Mesa al calificar los documentos y son democráticas las decisiones que se toman en la Junta


P: Hay varias leyes pendientes ¿No será demasiado trámite parlamentario?


R: Cada vez tenemos más iniciativas de control, y eso es síntoma de salud democrática. Ahora vamos a tener probablemente un atasco legislativo, porque el año pasado se han abordado pocas leyes. Pero éstas llegan y curiosamente a veces se produce la petición de ampliar los plazos de enmiendas. El juego de las mayorías y la voluntad política de sacar adelante los proyectos determinará la rapidez con la que salgas las leyes. Pero el control es una parte fundamental. Otra cosa es el nivel de satisfacción que produce a las partes en litigio.