RECORTES

El tren de velocidad alta a Navarra y la A-68 también sufren el bloqueo de obras

El Ministerio tendrá listos los proyectos, pero no prevé licitar nuevos trabajos en la Comunidad. La DGA planteará a Madrid salvar el desdoblamiento de Mallén a Figueruelas con los fondos del apeadero del AVE.

Tramo de la N-232 entre Pedrola y Mallén.
El tren de velocidad alta a Navarra y la A-68 también sufren el bloqueo de obras
JOSé MIGUEL MARCO

El impacto del recorte de Fomento en Aragón va mucho más allá del bloqueo de la autovía de Huesca, hasta el punto de convertir la obra pública estatal en casi algo testimonial. La conversión de la línea ferroviaria Zaragoza-Pamplona en un corredor de velocidad alta sufrirán el bloqueo inversor en el tramo aragonés, al igual que la reclamada autovía A-68. Aunque los proyectos estarán listos, el Ministerio no destinará fondos a obra nueva, por lo que el panorama aún se complica.


La situación ha llevado al consejero aragonés de Obras Públicas, Alfonso Vicente, a plantear salvar al menos el desdoblamiento de la N-232 entre Mallén y Figueruelas por su alta siniestralidad. Y para ello defenderá ante los ministerios de Economía y Hacienda y de Fomento destinar a esta autovía los fondos consignados para la segunda parada del AVE de Zaragoza, cuyas obras están paralizadas desde hace meses. Los convenios finalistas firmados con Economía y Hacienda garantizaban 40 millones de euros de las arcas estatales para el apeadero ferroviario. "El recorte es preocupante por volumen e importancia de las obras y lo peor es que no tenemos margen porque afecta a toda España. Esperemos que acepten la propuesta de inversión para la N-232", apuntó Vicente.


En el caso del ferrocarril, Fomento ya evitó en marzo concretar si licitarían ya algunos de los subtramos entre Plasencia de Jalón y Tudela, cuyos proyectos se adjudicaron hace casi dos años con un plazo de redacción que se limitaba a 18 meses.


En los Presupuestos de 2010 solo ha consignado un presupuesto de un millón de euros para todo el tramo aragonés, que suma en torno a 78 kilómetros y cuyo último coste estimado ascendía a 470 millones de euros. El compromiso firmado este primavera con el Gobierno foral, que adelantará la financiación en el tramo navarro al asumir directamente las obras, era tener listo la velocidad de Zaragoza a Pamplona para el año 2015, aunque la consejera navarra de Obras Públicas, Laura Alba, ya dio por hecho ayer a este diario que se demorará el tramo aragonés. "No nos preocupa porque licitaremos los cinco subtramos navarros en el primer semestre de 2011 para asegurar esta infraestructura", dijo.


El secretario de Estado de Infraestructuras, Víctor Morlán, indicó que los proyectos del tren y de la A-68 están en redacción y siguen su marcha, pero reconoció que no hay previsión de consignar una partida presupuestaria que permita licitar las obras en 2011. No obstante, señaló que en el caso del desdoblamiento de la N-232 entre Mallén y Figueruelas no hay una decisión adoptada, que se tomará después del verano.


Morlán entiende la especial significación de esta actuación, pero será difícil encajar la reclamación aragonesa con la máxima ministerial de no ejecutar autovías en paralelo a autopistas, algo que Morlán dijo que habrá que se deberá respetar de alguna forma.


La fórmula que plantea Alfonso Vicente para lograrlo es precisamente reasignar los fondos del apeadero del AVE de Zaragoza, una solución que el secretario de Estado desconocía ayer. "No me lo han planteado aún, pero quiero darle una solución", sentenció.


La que no tiene ni posibilidades de salvarse es el desdoblamiento de la N-232 desde Zaragoza hasta Fuentes de Ebro, cuya redacción estaba "preadjudicada" a finales de marzo y a estas alturas aún no se conoce qué empresa asumirá el diseño de este tramo de la A-68. El plazo de redacción es de un año, por lo que si hubiera voluntad política se podría licitar en el segundo semestre de 2011.


Tampoco se sabe nada de la suerte que corre el estudio informativo del resto de la autovía hasta Valdealgorfa, que aún se debe someter a la preceptiva Declaración de Impacto Ambiental.