Si hay una tendencia clara que define los nuevos ejecutivos regionales nacidos de las elecciones de este pasado 2011 es el énfasis que han puesto sus líderes en reducir al mínimo el número de consejerías.

Se trata de un ejercicio de contención de gasto, acorde a la corriente de ajuste del cinturón que impone la crisis económica, y que hay quien lo aplica con más rigor que otros. Se aduce que, a menor número de departamentos, mayor ahorro, para lo que se recurre a la unificación de áreas.

Así, surgen consejerías de larga denominación, como Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente, o Educación, Cultura y Deporte. Sin embargo, el Ejecutivo aragonés no es de los más reducidos del país. De hecho, hasta diez comunidades autónomas cuentan con menos consejeros que el equipo de Gobierno de Luisa Fernanda Rudi.

En Castilla-La Mancha, La Rioja, Extremadura y Baleares presentan una formación de siete consejeros. Uno menos que en Cantabria, Canarias, Navarra, Madrid, Murcia y Galicia, donde el presidente Feijóo ha pasado recientemente de diez a ocho, bajo el argumento del ahorro.

Aragón presenta nueve mandos –Serrat, Lobón, Suárez, Aliaga, Oliván, Bono, Bermúdez de Castro, Saz y Fernández de Alarcón-, igual que Castilla y León y Asturias, en un ranquin que encabezan País Vasco y Valencia (10 consejeros), Cataluña, gobernada por CIU (11) y Andalucía, por el PSOE (13).

Y aunque la disparidad que presentan las comunidades españolas en lo que a densidad de población se refiere desvirtúa el dato, lo cierto es que la media en el país es de una consejería por cada 318.232, mientras que en Aragón se sitúa en una cada 149.588 habitantes.