El paseo junto al río Queiles de Tarazona se ha convertido esta mañana en un pequeño mercado agroalimentario con productos locales y artesanos. La primera feria de la Tierra del Moncayo ha querido poner en valor a los productores que desarrollan su labor de manera responsable con el entorno que les rodea.

Detrás de la iniciativa se encuentra el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) que desde hace meses desarrolla un completo programa en la comarca. “Queremos visibilizar que hay muchos productores en el territorio, con calidad en sus alimentos, por lo que no hay que irse lejos. Potenciando la compra de estos productos, generamos riqueza en el territorio”, ha explicado Mónica Herrera, técnica de CERAI.

En los puestos se han mostrado verduras, vino, miel, queso, cremas, cueros, pan o carne, entre otros. “Vamos a los supermercados por comodidad y no nos planteamos que se está perdiendo el ir a pequeños comercios, como se hacía antes, lo que genera confianza en los productores”, ha dicho Herrera.

Al final de la mañana se ha realizado una degustación comparativa entre productos habituales en el supermercado y su homólogo local y ecológico, explicando las diferencias de los distintos procesos de producción.

Las conclusiones de CERAI es que el área de influencia del Moncayo es una “tierra muy rica para hacer huerta”. “Tiene fama porque tiene unas características especiales, pero la gente no lo valora. Hay muchos huertos de autoconsumo pero no se aprovecha al máximo. Además, se han instalado las grandes superficies y están haciendo daño al territorio porque mucha gente va a comprar allí”, ha indicado la técnico de CERAI.

Unidos por el consumo responsable

El Grupo de Consumo Moncayo ha aprovechado la feria para darse a conocer en uno de los puestos. Nació hace unos dos años y ya está integrado por unas treinta familias. Su objetivo es consumir producto local, de cercanía, y ecológico en la medida de lo posible. “Nuestra inquietud era que muchas veces no encuentras en las tiendas los productos de la comarca o el entorno y se traen productos de otros sitios lejanos que recorren muchos kilómetros y generan una huella de carbono muy fuerte ecológicamente”, ha contado Marta Pérez, miembro del grupo.

Los integrantes del grupo de consumo realizan pedidos periódicos en conjunto a los productores, y cada familia gestiona un producto y lo distribuye entre el resto. “La cesta de la compra es mucho más sana y ecológica, y estamos apoyando a la economía local porque tenemos un compromiso con el productor local, así que creo que es bueno para todos”, ha asegurado Pérez.