CAMBIO CLIMÁTICO

Casi un tercio del territorio aragonés presenta un riesgo alto de desertificación

Las características físicas y climáticas de la comunidad la hacen muy propensa a un problema en el que también influye la acción del hombre. En otras regiones como Valencia y Murcia el porcentaje supera el 90%

Las estadísticas que maneja el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino indican que casi un tercio del territorio aragonés presenta un riesgo alto de desertificación -es decir, de que sus suelos acaben siendo estériles e improductivos-. Las características físicas y climáticas de la comunidad, unidas a algunos factores relacionados con la acción del hombre, la hacen especialmente propensa a este problema, por lo que además de ese 28% de tierras con riesgo alto o muy alto de arruinarse hay otro 39% con riesgo medio.


Según el Departamento de Medio Ambiente de la DGA, el avance de este fenómeno en Aragón "no es preocupante", pero sí debe vigilarse "de cerca". La Consejería que dirige Alfredo Boné pretende profundizar en la lucha contra un proceso que en otras regiones como Murcia o la Comunidad Valenciana amenaza con agostar más del 90% del suelo.


La desertificación se define como la degradación de las tierras que se da en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas de la Tierra. La región mediterránea, y por tanto también Aragón, se encuentra dentro de esa última categoría. Se trata de un fenómeno complejo que en última instancia provoca una disminución irreversible de los niveles de productividad del suelo. Además, también influye muy negativamente en otros procesos fundamentales para el equilibrio ecológico como el ciclo del agua o la absorción de los gases de efecto invernadero.


En cuanto a los factores que provocan su aparición, los más importantes tienen que ver con las condiciones físicas del territorio: aridez, sequías estacionales, variabilidad y torrencialidad en las precipitaciones, suelos pobres con marcada tendencia a la erosión, relieve desigual... No obstante, la presión humana también contribuye a acentuar y acelerar la desertificación. La pérdida de cubierta forestal provocada por los incendios forestales, el abandono de cultivos y de pastos o la explotación insostenible de los recursos hídricos son los fenómenos más habituales achacables al hombres.


"Como se ve, en Aragón se dan la mayoría de las condiciones que favorecen la desertificación -explica el jefe del servicio de Planificación y Gestión Forestal de la DGA, Miguel Ángel Ena-. Dos terceras partes de la comunidad son áridas o semiáridas, las sequías se repiten cíclicamente, hay abandono de cultivos y sobre todo hay una gran perdida de suelo debida a la erosión". Según los datos del Departamento de Medio Ambiente, la lluvia y el viento hacen que en el 20% del territorio aragonés el grado de erosión sea moderado o alto, con pérdidas de entre 25 y 100 toneladas por hectárea y año.


Aunque en los últimos años la superficie quemada se ha reducido notoriamente, Ena también apunta a los incendios forestales como uno de los factores reseñables a la hora de hablar de la desertificación en Aragón. No obstante, destaca que la influencia del hombre en este proceso es menor que en otras regiones.


"Desde el punto de vista climático y geográfico, Valencia y Murcia tienen unas condiciones muy parecidas a las de nuestra comunidad. Sin embargo, en Levante la presión humana sobre los recursos naturales es mucho mayor que aquí, y por eso tienen casi un 100 por 100 de territorio con riesgo alto o muy alto de desertización", argumenta este técnico.


En cuanto a las zonas más afectadas en Aragón por el problema, el jefe de la sección de Restauración Hidrológico-Forestal, Enrique Martín, explica que, al contrario de lo que podría pensarse, la comarca de Monegros no es una de ellas. "La clave en este tema es tener cubierta vegetal, aunque sea de matorrales -señala-. Cuanto más cubierta vegetal hay en una comarca menos se erosionan los suelos y menos avanza la desertificación, y en Monegros, aunque no lo parezca, hay más vegetación que en muchas zonas del Sistema Ibérico o del Prepirineo".


Martín destaca además que el nivel de desertización depende también del potencial de los suelos. "En Monegros el terreno no se puede degradar mucho más, en otras zonas de Aragón sí, y eso también hay que tenerlo en cuenta", comenta.


Tanto Martín como Ena coinciden en sostener que el avance de la desertificación en Aragón "no es preocupante", aunque sí reconocen que es un fenómeno de debe vigilarse "de cerca" para que no se descontrole. "Lo importante es que haya una concienciación sobre el problema para que se tomen medidas y para que, si hace falta, se destinen más medios -opinan-. Se están haciendo muchas cosas, pero siempre se puede mejorar".