Demografía en Aragón | ¿Cuánta gente de tu pueblo nació en el pueblo?

En 60 municipios de Aragón, más del 80% de sus vecinos son de otro lugar. Los autóctonos acogen a los recién llegados con los brazos abiertos en una época de despoblación y envejecimiento.

El INE analiza los movimientos de población de los municipios aragoneses
El INE analiza los movimientos de población de los municipios aragoneses
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“Ya somos más de 4.000 vecinos, pero aún no hemos perdido esa esencia de pueblo, donde sales y tienes todo a mano y hay tranquilidad”. José Bellido, alcalde de Cadrete, trata de explicar cómo el 91,6% de los empadronados en la localidad no nacieron en ella. “Estamos muy cerca de Zaragoza, con buenas comunicaciones y viviendas más baratas que en Cuarte”, resume orgulloso de contar con ese atractivo para las nuevas generaciones en una época de despoblación y envejecimiento.

Su caso no es único. En Aragón, 60 municipios cuentan con menos de un 20% de residentes autóctonos, muchos de ellos en el área metropolitana de Zaragoza, pero también en el entorno de Huesca, el Pirineo o las comarcas fronterizas con la Comunidad Valenciana.

Según las datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), al frente de la clasificación se encuentra el municipio de Tierz, junto a la capital oscense, donde el 95,6% de sus 822 vecinos son de fuera. O lo que es lo mismo, solo 36 nacieron allí. “Estar cerca de Huesca, y más ahora con la autovía, favorece, pero no es lo único”, relata su alcalde, Jesús Alfaro. “Lo importante es que tenemos buenos servicios”, remarca.

Pone el acento en la escuela infantil de 0 a 3 años, los centros de educación infantil, primaria y secundaria, la farmacia, piscina y pistas deportivas… “Buscamos que la gente esté cómoda, que tenga tranquilidad y una vivienda con más metros que en la capital por el mismo precio”, resume.

Asegura que “la gente se va integrando”, en especial gracias a los colegios y a las fiestas del pueblo, que comenzó a crecer con las primeras urbanizaciones en 2004. “Sus hijos ya han crecido, ahora están en la comisión de fiestas, y son más de Tierz que yo”, concluye.

En el otro extremo de la Comunidad, Rubielos de Mora cuenta con 624 vecinos, de los que apenas un centenar pueden presumir de haber nacido en el pueblo. Su alcalde, Ángel Gracia, lo achaca a la atracción del sector turístico de las empresas del grupo Turomas, pero también a la construcción y restauración de inmuebles, a la transformación del porcino o a la bodega Rubus, con viñas propias en la localidad.

“Todo eso hace que seamos un punto de referencia, también por la cercanía con Valencia, estamos en una situación privilegiada, a una hora de su aeropuerto”, relata. Reconoce que el pueblo se ha convertido en “una pequeña ONU”, con vecinos “de todas las nacionalidades” -en concreto hay 73 extranjeros, un 11,6% del padrón-, pero destaca que “se acoge a todo el mundo”. “Aquí nadie es forastero”, aplaude.

Entre los primeros puestos de ranquin también destacan algunos de los municipios más importantes del área metropolitana de Zaragoza, como Villamayor, Cuarte de Huerva , Cadrete y María de Huerva, todos por encima del 91% de población foránea. Ángel Pueyo, director de la cátedra Territorio, Sociedad y Visualización Geográfica de la Universidad de Zaragoza, explica que este tipo de movimientos demográficos hacia las afueras de las grandes capitales se iniciaron hace varias décadas.

“El movimiento de población hacia las ciudades es una dinámica que se comenzó a dar cuando empezaron a crecer, desde finales del siglo XIX y principios del XX. A partir de los años 70 en Madrid y Barcelona, y de los 80-90 en Zaragoza, se da hacia las áreas metropolitanas, donde los pueblos se convierten en ciudades dormitorio”, señala.

En el lado opuesto se encuentran aquellas poblaciones donde por unas razones u otras, la mayoría de los vecinos han nacido y crecido en su municipio. “Se da en pequeños pueblos, envejecidos, o que han logrado que quienes se fueron vuelvan por su jubilación atraídos por el arraigo”, apunta Pueyo en una teoría que refrenda el INE. En Aragón, la mayor concentración de autóctonos se dan en Rubielos de la Cérida (Teruel), donde solo el 25% los habitantes son de fuera, y en Perrarrúa (Huesca), con el 28,7%.

En cuanto a las capitales, Zaragoza y Teruel cuentan con un 43% de residentes nacidos en otra localidad, mientras que en Huesca suponen el 48% del padrón. Además, algunas localidades limítrofes están ‘colonizadas’ por personas nacidas en otras comunidades. Es el caso de Sopeira (Huesca), en la frontera con Cataluña, o de Abejuela (Teruel), que linda con Valencia, donde el 57% de sus vecinos proceden de otra autonomía.

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