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Crecen hasta un 23% los jóvenes que compaginan una FP superior con un empleo en Aragón

Ascender en la empresa, tener independencia económica o ampliar sus conocimientos son algunas de las razones que impulsan esta situación. 

Jorge Hidalgo, Andrea Agudo, José Rumín y Alejandro Burriel, jóvenes del colegio Santo Domingo de Silos que compaginan sus estudios con un empleo..
Jorge Hidalgo, Andrea Agudo, José Rumín y Alejandro Burriel, jóvenes del colegio Santo Domingo de Silos que compaginan sus estudios con un empleo.
Francisco Jiménez

Compaginar estudios y empleo no es una tarea sencilla, pero aun así cerca de un 23% de alumnos de Formación Profesional (FP) superior están afiliados a la Seguridad Social, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Educación que corresponden al curso 2021-2022. En ellos se pone de relieve que, pese a las dificultades, cada vez son más los jóvenes de Aragón que se animan a hacerlo, bien decidiendo ampliar su formación cuando ya están trabajando o para tener ingresos mientras cursan la titulación a la que se dedicarán en el futuro. 

Ambas apuestas son, a día de hoy, una tendencia al alza y prácticamente consolidada en la comunidad aragonesa. En este último curso se han registrado máximos en la serie histórica, que se remonta a 2017-2018, y solo dos comunidades, Cataluña (28,7%) y La Rioja (23,9%), cuentan con mayores tasas de afiliación entre los estudiantes de un ciclo superior. "En general son alumnos que vienen muy motivados. Muchos salen del trabajo, comen rápido en casa o incluso de táper y ya vienen a clase", detalla Raquel Fidalgo, directora del instituto Virgen del Pilar de Zaragoza, que cuenta con un elevado porcentaje de títulos de FP. 

En este sentido, señala que es más común que estas personas se matriculen en ciclos vespertinos, puesto que es más fácil compaginarlo: "Hay alguno que viene por la mañana, pero son menos". E incluso, recuerda, cuentan con un estudiante, bastante joven, que trabaja de noches y por el día va a clase. "Son perfiles muy variados, pero en algunos casos se apuntan porque el título les permite ascender en la empresa", sostiene. También los hay que buscan ampliar conocimientos, bien de la misma rama de la que ya trabajan o de otra completamente distinta, y aquellos, generalmente más jóvenes, que aspiran a tener cierta independencia económica.

Según los datos del Ministerio, es más común que sean las mujeres las que apuesten por compaginar empleo y formación. Prácticamente el 25% de ellas lo hacen frente al 21,4% de ellos. Y es en la etapa de entre 25 a 34 años donde los porcentajes crecen: uno de cada tres estudian y trabajan. Lo mismo ocurre en el caso de los ciclos medios, aunque en estos las proporciones disminuyen. Solo un 12,5% de los matriculados en estos grados están afiliados a la Seguridad Social. 

La edad de estos jóvenes suele ser la principal explicación, puesto que estos títulos se cursan, en general, una vez que se ha terminado la ESO, por lo que muchos se inscriben con solo 16 años. No obstante, entre el alumnado también se encuentran perfiles como los anteriormente nombrados, que provocan que casi un 30% de los estudiantes de 25 a 29 años también trabajen. Además, Aragón está por encima de la media (11,9%), aunque la superan Cataluña (15%), Murcia (14,4%), Madrid (14,2%), Castilla-La Mancha (13,8%), Asturias (12,8%) y Galicia (12,6%). 

Estos porcentajes caen todavía más en la FP básica, dirigida a aquellos alumnos que no llegan a completar la ESO y, de este modo, pueden conseguir ambas titulaciones. En estos casos apenas un 1,7% compaginan trabajo y estudios, entre otras cuestiones, porque muchos cuando se inician en esta formación no tienen ni siquiera la edad necesaria para poder trabajar. 

Una gestión "complicada"

Conseguir compaginar estudios y empleo, recalca Raquel Fidalgo, es "complicado". En especial en los grados presenciales, en los que es necesario acudir a clase para poder tener derecho a la evaluación continua. Sin embargo, tienen la opción de presentarse a los finales aunque superen el 15% de faltas (sean justificadas o no) y además pueden renunciar a convocatorias para no perderlas si prevén que no van a aprobarlas. "Si el ciclo está relacionado con el trabajo pueden convalidarse asignaturas e incluso pueden pedir la exención del módulo de Formación en Centros de Trabajo (FCT), las conocidas como prácticas", recuerda.  

Esta situación, no obstante, provoca que muchos alumnos que desean trabajar a la vez que estudian (especialmente si se tiene un empleo a jornada completa) opten por inscribirse en ciclos a distancia o semipresenciales, cuya oferta se ha ido incrementando en los últimos años. "En el modelo semipresencial solo vienen tres tardes a la semana, en primero son lunes, martes y miércoles; mientras que en segundo son martes, miércoles y jueves", detalla Ana Gonzalvo, responsable de la sección de FP privada y formación para el empleo del colegio Santo Domingo de Silos de Zaragoza. 

Este centro inauguró recientemente esta posibilidad después de contar con una dilatada experiencia en la FP concertada. "Tenemos muchos chavales y no tan chavales que necesitan una titulación para ascender en el trabajo o que quieren formarse en un sector que no tiene nada que ver con lo que han hecho hasta ahora", explica, al tiempo que incide que está funcionando "muy bien". "Es un formato que encaja, porque los profesores que dan las clases son los mismo que hacen el seguimiento en la plataforma. Es como si estuvieran todos los días en clase", puntualiza. 

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