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La historia de los trillizos que cambiaron la vida de un matrimonio de Ibdes

En los años 60, la familia tuvo que abandonar el pueblo para vivir en Zaragoza, y el padre fue emigrante en  Francia y Alemania. Ahora, a sus 64 años y prejubilados, recuerdan con su madre de 91 años cómo salieron adelante y algunas anécdotas de la niñez y la mili.

Los trillizos Juan Daniel (sentado), Francisco Javier (a la izquierda) y Luis Fortunato esta semana en la residencia Orpea, donde acuden a visitar a su madre Purificación Cebolla, de 91 años.
Los trillizos Juan Daniel (sentado), Francisco Javier (a la izquierda) y Luis Fortunato esta semana en la residencia Orpea, donde acuden a visitar a su madre Purificación Cebolla, de 91 años.
Guillermo Mestre

No es habitual dar a luz trillizos concebidos de forma natural. Y uno de los primeros casos conocidos en Aragón fueron engendrados por el  matrimonio formado por Juan Solanas Lozano y Purificación Cebolla Torralba, que residían en Ibdes, en la comarca de Calatayud. Su vida cambió rotundamente el 28 de enero de 1960 con la llegada de Juan Daniel, Francisco Javier y Luis Fortunato a la Maternidad de Zaragoza.  El hecho de ser tan poco frecuente un parto múltiple de este tipo los convirtió en noticia en aquellos años. Ahora, HERALDO ha reunido a los tres hijos, de 64 años, con su madre en la residencia Orpea, en la calle San Juan de la Cruz de Zaragoza para conocer qué fue de aquellos bebés que nacieron de forma prematura y en una época en la que todavía no estaban extendidas las ecografías para hacer seguimiento del periodo de gestación. 

El padre falleció en 2020 y la madre, con 91 años, sigue ejerciendo de matriarca con sus cinco hijos, porque después de los trillizos llegaron otros dos. Este matrimonio es un ejemplo de una generación que tuvo que abandonar sus pueblos para ganarse la vida en la ciudad, en su caso en Zaragoza y en otros países europeos como Francia y Alemania.

Fue precioso cuando nacieron mis tres hijos en la Maternidad provincial de Zaragoza, el 28 de enero de 1960 (al lado de la plaza de Toros). Salieron fácil los tres y el parto fue bien, aunque tenían solo ocho meses. Primero salió Daniel, después Francisco, y el tercero y más pequeño fue Luis, que solo pesó 1,6 kilos”, relata Purificación en su silla de ruedas y rodeada de los trillizos.

Purificación, de 91 años, relata cómo vivió en 1960 el nacimientos de sus tres hijos en la Maternidad Provincial de Zaragoza.
Purificación, de 91 años, relata cómo vivió en 1960 el nacimientos de sus tres hijos en la Maternidad Provincial de Zaragoza.

Aunque se trataba de un parto de riesgo para la época, la madre no vio peligros. Los médicos del Hospital de Calatayud ya le habían avisado de lo que venía, por lo que pudieron programar un parto natural pero bajo su control. “Entonces me dijeron que volviera al pueblo y en unos días iban a llamarme. Salieron muy bien los tres (en Zaragoza, donde pensaban que era mejor al ser ese nacimiento) y se quedaron encantados en Calatayud”, señala.

La madre rememora que estuvo muy contenta en la Maternidad, donde pasó tres meses ingresada, porque el hijo pequeño “era muy chiquitín” y “tuvieron que meterlo en una incubadora”. “Yo quería darles el pecho como como a los otros dos, y a todos por igual. No quería que me lo quitaran entonces (en esa etapa se produjeron los niños robados)”, apunta Purificación, quien llega a recordar hasta a la hermana María de las monjas de la Maternidad que le atendía.

Los trillizos Juan Daniel, Francisco Javier y Luis Fortunato jugando a dominó esta semana en la residencia Orpea, donde acuden a visitar a su madre Purificación Cebolla, de 91 años.
Los trillizos Juan Daniel, Francisco Javier y Luis Fortunato jugando a dominó esta semana en la residencia Orpea, donde acuden a visitar a su madre Purificación Cebolla, de 91 años.
Guillermo Mestre

Emigración a Zaragoza, Francia y Alemania 

Al regresar del hospital a Ibdes con sus tres hijos, el matrimonio se dio cuenta de que estaban obligados a emigrar porque no podían vivir de la agricultura en el pueblo. De hecho, en septiembre de 1960 se metieron en comprar un piso en el barrio de La Almozara, conocido entonces como La Química, en la calle Juan Bautista del Mazo, y se trasladaron con los trillizos a vivir en un tercer piso sin ascensor.

Mi marido trabajó en Francia y en Alemania. Luego se metió en la Base Americana de Zaragoza. Allí estaba en mantenimiento y me traía muchas cosas”, señala la madre. “Cuando estos eran pequeños nos regalaban vestidicos con calzoncillos y pañales. El americano de la Base fue muy bueno al ser padrino de uno de los hijos (el mayor), tanto la señora como él, que eran una maravilla y guapísimos. Lo que necesitaba ellos me lo daban y había una chica que lo hacía de su parte”.

Información sobre los trillizos de Ibdes en Heraldo de Aragon
Información sobre los trillizos de Ibdes publicada en Heraldo de Aragon
Heraldo

Esta singularidad de haber tenido tres hijos de una vez hizo a los Solana muy conocidos, ya que se les siguió el HERALDO al cumplir un año, donde se apuntaba que también les regalaban los 40 botes de papilla que consumían cada mes. El pequeño de ellos, Luis, reconoce que recibían apoyo económico del Gobierno de Franco, como un premio de natalidad, y la empresa que fabricaba las papillas (Nestlé), aunque no debía ser una cantidad muy grande porque el padre tuvo que emigrar en su segunda fase hasta Francia como temporero y, en un tercer episodio, hasta Alemania, donde vivió dos años.

Información de los trillizos de Ibdes al año de cumplirse el parto, en Heraldo de Aragón.
Información de los trillizos de Ibdes al año de cumplirse el parto, en Heraldo de Aragón.
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Como el actor Alfredo Landa cuando protagonizó la película ‘Vente a Alemania, Pepe’, de Pedro Lazaga (1971), Juan Solanas se empeñó en sacar el dinero necesario para pagar el piso de La Química y en esos dos años de los primeros 60 lo consiguió. Solo volvía a Zaragoza e Ibdes en el mes de vacaciones para ver cómo crecía la prole de la familia. “Ganó bastante dinero, cinco veces más de lo que recibía en España, y vivía en una residencia llena de emigrantes españoles”, precisa el hijo trillizo. “Cuando volvió aquí consiguió trabajo en la fábrica Laguna de Rins (en la avenida de La Jota), una metalúrgica que hacía tornillería y era auxiliar de Defensa porque sé que hicieron bombas en la Guerra Civil”.

En esos primeros años fueron a una guardería de monjas situada cerca de la puerta del Carmen. En 1962 nació la cuarta hermana, Cristina, y en 1967 el quinto, José Carlos. “Siempre he sido una madraza y aún rondan estos por aquí”, proclama la madre mientras se sienta en torno a una mesa con sus trillizos para jugar una partida de dominó, a la que es aficionada, aunque no tanto como al guiñote. “Ahora tengo cuatro nietos, que son tres chicos y una chica que es la mayor”.

Dos profesores y un trabajadoor de la CAF jubilados

Los trillizos fueron a estudiar en el colegio Juan XXIII, situado en la calle del mismo nombre en las Delicias, y con 64 años ya están prejubilados. A partir de sexto de EGB llevaron caminos diferentes porque el mayor, Daniel, fue por Bachillerato, hizo Magisterio y acabó trabajando de profesor y luego en la editorial Anaya; el mediano, Francisco, hizo FP en Salesianos y en San Valero TRAS entrar a trabajar en la CAF con 15 años; y Luis hizo Formación profesional de Administrativo en San Valero y acabó de profesor en varios colegios (San Valero y San Rafael) y sindicalista del FSIE (Federación de Sindicatos Independiente de Enseñanza) de Zaragoza.

“A los dos días de nacer nosotros debió haber otras trillizas en el barrio de Torrero, según me contó mi madre. Pero después hubo muchas más por las inseminaciones artificiales, que pueden provocar trillizos, cuatrillizos y hasta quintillizos”, relata Luis Solanas Cebolla. “Hasta los 9 años nos vestían iguales. Mi madre era la matriarca y a veces salía a pasear la zapatilla si jugábamos en el pasillo, pero le decíamos que ya me había pegado dos veces y le decíamos que repartiera equitativamente. A veces me las llevaba yo y era el pequeño”.

Entre las imágenes de su libro familiar aparecen vestidos de marineros en la comunión, que hicieron en la iglesia de San Valero, en el barrio de Delicias, donde habían hecho la catequeseis durante un año, pero luego los pasaron por el manto de la Virgen del Pilar.

Los trillizos y su madre en Melilla donde hicieron la mili.
Los trillizos y su madre en Melilla donde hicieron la mili.
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La mili en Melilla 

En 1980, el sorteo del Ejército les llevó a Melilla a los tres hermanos. Luis cuenta que escribió hasta la Casa Real para evitarse esa mili, pero le contestaron que no podían hacer nada por modificarlo, y en la Región Militar le dijeron que el derecho de los trillizos era cumplirla los tres juntos. Al final, reconoce que fueron “enchufados” por un coronel para pasarla en oficinas y además se ganaron el puesto de deportistas durante tres meses por haber sido el 1º, 3º y 5º en una carrera deportiva para seleccionarlos a los 200 recién llegado al cuartel.

El golpe del 23-F les cogió tras acabar el curso de cabo primero y recién llegado a Melilla, donde Luis cuenta que se notaba menos presión que en el resto del país porque de los 30.000 vecinos de esa localidad española situada en Marruecos, unos 15.000 son militares.

Los trillizos y su madre en Melilla donde hicieron la mili.
Los trillizos y su madre en Melilla donde hicieron la mili.
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Al final, la singularidad de los trillizos llevó al Ejército a invitar a sus padres a pasar el día de las Fuerzas Armadas en junio de 1981, tres meses y medio después del golpe, para que pudieran pasar cinco días allí con sus hijos que acabaron el servicio militar en agosto de ese año.

El parecido de los tres, que entonces llevaban bigote, les llevó a utilizarlo  durante en el servicio militar para cumplir una sanción de tres días que le pusieron a uno por dejarse las botas debajo de la cama. Tenía que estar en un calabozo y se repartieron el castigo entre los tres. Nadie se enteró.

Hemos tenido suerte de llevarnos bien porque hemos vivido juntos casi siempre”, se despiden tras visitar a su madre en la residencia, a la espera de que salga en los próximos días tras pasar el susto de una caída en una zanja, donde la salvaron los Bomberos. “Mi madre se mantiene bastante bien, y como no tiene casi arrugas en la cara parece más joven. Tiene algunas lagunas porque sufre sordera, pero para su edad está muy bien. Me confunde a veces con su marido”, señala el trillizo pequeño, muy aficionado a escribir cartas a numerosos periódicos, incluido Heraldo de Aragón. 

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