Como hija de Pilar Clavería ‘la Rona’, la primera mujer que presidió una asociación gitana en España, lleva el asociacionismo en la sangre...Lo he vivido a lo largo de toda mi vida, desde que nací. A mi casa venían gitanos de toda España en cualquier momento, preguntando por Pilar Clavería, para plantearle algún problema o situación que les preocupaba. Ver cómo trabajaba ella me marcó. De niña ya me llamaban la abogada de los gitanos, tanto en el colegio como en el instituto. En el momento que había algún conflicto entre alumnos allí estaba intentando mediar para resolverlo.

¿Nació así su vocación de mediadora intercultural, a lo que se ha dedicado en la federación?Siempre me ha motivado la labor social. Al principio lo hacía de forma voluntaria pero luego empecé a formarme en mediación. Uno de mis primeros trabajos fue hacer el seguimiento de familias gitanas para que llevaran a sus hijos a las escuelas. Fue un trabajo de campo muy duro, en el que descubrí la realidad de cómo se vivía en muchos hogares sin recursos. Amplié el objetivo de ese proyecto educativo porque había que ayudar a las personas.

¿Con qué objetivos toma las riendas de FAGA?Sobre los pasos de mi madre, pretendo seguir su estela, pero tengo claro que ella fue pionera y carismática. Igual que en el mundo del flamenco nació un genuino Camarón, creo que nunca habrá otra como ella. Hay que seguir avanzando en el área social, educativa, laboral y de vivienda, pero también en la cultural, que se reconozca que el pueblo gitano tenemos una propia identidad y un idioma que a lo largo de los siglos casi se pierde. Cuando llaman a la puerta de nuestra entidad pidiendo ayuda intentamos encontrar una solución, y quiero que esto siga así.

¿Se sienten respaldados por las instituciones?Hay una estrategia para la igualdad, inclusión y participación del colectivo gitano que se presentó el año pasado y que recoge más de 100 medidas. Colaboramos en su elaboración y está bien porque no todas las comunidades la tienen. Pero no necesitamos solo buenas intenciones, sino que de verdad haya una agenda política a favor de la población gitana. Nuestra entidad no tiene ningún convenio con ninguna administración pública y a las subvenciones accedemos por concurrencia competitiva, lo que es un camino muy duro.

¿A cuántas personas llegan?Cada programa tiene su alcance. Por ejemplo, con la Asociación de Mujeres Gitanas de Aragón Romí-Calí, de la que soy presidenta, llevamos adelante el de segundas oportunidades educativas, que acoge a 30 mujeres, 25 niñas, que reciben clases de refuerzo, y cinco adultas. Entre todos los cursos, planes y acciones voluntarias estamos atendiendo a unas 3.500 personas.

¿Se enfrentan a casos de discriminación?Desgraciadamente el racismo es una lacra y también nos afecta. Los estereotipos están allí. A la hora de alquilar una vivienda, a una persona gitana no le es suficiente con tener solvencia económica y un contrato, se enfrentan a otros obstáculos simplemente por su pertenencia étnica y los prejuicios hacia ella.

¿Los jóvenes gitanos vienen pisando fuerte o echa de menos una mayor implicación?Yo ya soy una mujer de mediana edad, que pertenece a una generación luchadora y cada vez más preparada que defiende el reconocimiento de nuestro pueblo. Tenemos jóvenes que son muy activistas. Ahora hay un programa europeo para que jóvenes de 18 años viajen a Alemania a conocer el holocausto gitano, un episodio que ha tardado en ser reconocido y del que se habla muy poco.

Lleva un mes al frente de la Federación, ¿qué quiere conseguir a corto plazo?Me gustaría hacer más partícipes en las comisiones de trabajo que se creen a las asociaciones que componen FAGA de toda la Comunidad. Lo importante es que tengo un equipo detrás, tanto la junta directiva como los técnicos, para trabajar juntos e implantar nuevas propuestas.

¿Algún sueño personal?Empecé a prepararme para el acceso a la universidad para mayores de 25 años. Pero compaginar la vida familiar y laboral con los estudios me pesa. Lo dejé colgado, aunque quiero retomarlo y lograr el título de trabajadora social.