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Sanidad ha financiado el tratamiento para dejar de fumar a 37. 163 pacientes por 2,5 millones de euros desde 2020

Desde hace 4 años se subvencionan fármacos para abandonar este hábito. Los expertos piden actualizar el plan antitabaco y más espacios libres de humo.

La importancia de dejar de fumar radica en los beneficios que se pueden obtener a largo plazo.
La importancia de dejar de fumar radica en los beneficios que se pueden obtener a largo plazo.
Pixabay

El 1 de enero de 2020 se inició la prescripción de medicación financiada a través de las oficinas de farmacia para dejar de fumar y, desde entonces, un total de 37. 163 pacientes han sido tratados enAragón con algún fármaco por un importe de 2.571.224,65 euros. El Sistema Nacional de Salud subvencionó entonces Champix y Zyntabac. Desde el Departamento de Sanidad explicaron que el 24 de septiembre de 2021, la Agencia Española de Medicamentos recomendó iniciar tratamientos con Champix, que finalmente fue retirado por el laboratorio que lo comercializaba. Esta situación generó un suministro insuficiente para la deshabituación en determinados momentos, por lo que disminuyeron las personas tratadas. Posteriormente, en febrero de 2023, se incluyó Todacitan.

Según los datos de la Consejería de Sanidad de la DGA, el año con mayor número de inicios de tratamientos fue 2023 (con información hasta el mes de noviembre), con 14.694, un 40% de los pacientes; seguido de 2020 (13.074), donde se concentran el 35%. En 2021 fueron 6.978; y en 2022, 2.417.

Los criterios de financiación establecen que los pacientes deben estar incluidos en un programa de apoyo (individual o grupal) de deshabituación tabáquica que esté implementado en la Comunidad. Además, deben cumplir una serie de requisitos, como que tengan motivación expresa de dejar de fumar –que se pueda constatar con un intento en el último año– y fumen 10 cigarrillos o más al día y tengan también un alto nivel de dependencia.

Considerando estos datos, destacan desde Sanidad, y teniendo en cuenta que solo se financia una tentativa anual por paciente, el 90% lo ha intentado una vez; el 9,3% en dos ocasiones; y únicamente 39 personas (el 0,1%) se lo ha propuesto los cuatro años.

Hay fumadores que lo dejan por sí mismos. Otros necesitan ayuda más especializada. Quien se encuentra ante esta situación puede acudir al personal médico o de enfermería del centro de Atención Primaria para incorporarse a un programa de deshabituación tabáquica o a algún otro centro, como el que ofrece el Ayuntamiento de Zaragoza, donde se valorará su grado de dependencia, las características de su consumo y sus necesidades particulares a lo largo de un proceso de orientación, intervención intensiva y seguimiento y podrán prescribirle tratamiento farmacológico adicional en caso de que se considere oportuno. Los centros de salud de Aragón realizan cada año más de 110.000 intervenciones para dejar de fumar.

"No hay ninguna pastilla mágica"

Desde el Centro Municipal de Atención y Prevención de las Adicciones de Zaragoza (Cmapa), su directora, la médica Irene Belloc, y el psicólogo Jesús de Echave reconocen que "el tratamiento para dejar de fumar tiene un componente psicológico importantísimo": "La población tiene que saber que no hay ninguna pastilla mágica". Y en este proceso intervienen muchas y muy variadas motivaciones.

Este centro es un recurso público del Ayuntamiento de la capital aragonesa, público y gratuito, que está atendido por un equipo multidisciplinar: cuenta con profesionales de la psicología, medicina, psiquiatría, enfermería, trabajo social, educadoras y personal administrativo. En 2022 se atendieron a 1.072 personas con problemas relacionados con conductas adictivas (como alcohol, adicciones comportamentales, cannabis o tabaco), de las que 180 formaron parte del programa para dejar de fumar, ‘Lo dejo’.

Para Isabel Nerín, responsable de la Unidad de Tabaquismo de la Universidad de Zaragoza, "se empieza a fumar muy fácilmente, porque en España el tabaco es muy barato", por lo que resulta accesible para los jóvenes. Los nuevos dispositivos, como vapeadores, "se venden sin ningún tipo de normativa" y pueden ser la "puerta de entrada" para adolescentes "que no son fumadores, y eso es lo más grave". La edad de inicio de consumo ronda los 14 años. La presión entre los menores, explica, "es muy fuerte: se promociona en redes sociales a través de ‘influencers’, en lugares de ocio...

"El consumo de tabaco tiene un componente social importante", indica Nerín. En este sentido, destaca la importancia de la "prevención": incrementando el precio, promocionando espacios libres de humo, monitorizando el consumo y haciendo que se cumpla la regulación.

También Belloc coincide en que es "crucial" que se actualice el Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo, "que está parado", y que contempla ya el Ministerio. Y una cuestión clave es que aumenten los precios y que, al igual que en otros países europeos, se impulse un empaquetado neutro: "Las medidas jurídicas y legales tienen que ir acompañadas de información y orientación".

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