Heraldo del Campo

infraestructuras hídricas

“Ahora sí es un trabajo atractivo para la gente”

Antonio Anzano y su hijo, Sergio, de Barbués (Los Monegros) acaban de modernizar sus 25 hectáreas con la instalación de 844 aspersores, que empezarán a regar en marzo.

Sergio y Antonio Anzano en una de sus fincas agrícolas recién amuebladas con 844 aspersores.
Sergio y Antonio Anzano en una de sus fincas agrícolas recién amuebladas con 844 aspersores.
P.P.

Antonio Anzano y su hijo, Sergio, naturales de la localidad de Barbués, miran con orgullo uno de sus campos de cultivo recién amueblados. En total, y para cubrir sus 25 hectáreas, acaban de instalar 844 aspersores, que entrarán en funcionamiento con la llegada de la próxima primavera. El primer riego tendrá lugar a mediados del mes de marzo, mejorando el rendimiento y la calidad de la tierra.

"Ha sido un proceso largo y costoso, pero hemos llegado al final del camino», explica Antonio Anzano, que, como su hijo, está deseando ver los frutos del esfuerzo realizado. De cumplirse lo previsto, harán una primera campaña de cebada y después, siempre que haya disponibilidad de agua, sembrarán maíz de segunda cosecha. El riego por aspersión elevará al máximo el rendimiento de la explotación agraria.

La colocación de los aspersores, que ya lucen en la práctica totalidad de las fincas de la zona, supone la culminación del proyecto de modernización de estas tierras de cultivo situadas en el norte de Los Monegros e integradas en la comunidad de regantes El Molinar del Flumen, que está formada por alrededor de 350 propietarios y que suma unas 4.700 hectáreas de los municipios de Sangarrén, Torres de Barbués y Barbués.

El proyecto se inició hace 14 años y por fin, ha llegado a su recta final, con la construcción de una balsa de cota y su correspondiente tubería de impulsión que suponen una inversión de 8,7 millones de euros. Tras la necesaria concentración, la primera fase permitió el riego de 1.200 hectáreas, que ya acumulan cuatro campañas modernizadas, y la segunda, 3.200, incluidas las de Antonio y Sergio Anzano, que recibirán su primer riego por aspersión durante la próxima primavera. En total, el proceso completo de modernización ha supuesto una inversión de alrededor de 52 millones de euros y de ellos, los regantes han aportado el 50%, con un coste de 10.000 euros por hectárea que deben pagar en 25 años. A ello, hay que añadir el amueblamiento, es decir, 4.000 euros más.

Aunque costosas, las actuaciones realizadas permiten mirar al futuro con mayor optimismo. Barbués es un claro ejemplo de sus bondades. De hecho, y gracias a las ventajas asociadas a la modernización, han sido varios los jóvenes que han decidido dar el paso e incorporarse al sector primario, dando el relevo a sus progenitores.

La localidad, de 80 habitantes, cuenta con más de media docena de jóvenes agricultores. A sus 32 años, Sergio Anzano es uno de ellos. "La modernización es imprescindible y clave para garantizar el relevo, ya que permite aumentar los rendimientos, diversificar cultivos, hacer un uso más eficiente del agua y ganar en calidad de vida", señala el joven.

"La modernización es imprescindible y clave para garantizar el relevo, ya que permite aumentar los rendimientos, diversificar cultivos, hacer un uso más eficiente del agua y ganar en calidad de vida"

Antes, el campo recién amueblado por padre e hijo se dividía en pequeñas parcelas, lo que multiplicaba los costes de producción e incrementaba las horas de trabajo, y además, el riego se realizaba de forma tradicional, es decir, levantando la tajadera. «Había que venir a deshoras y estar pendiente. Y eso no es vida ni para nosotros ni para la gente joven. Ahora, vamos a poder activar el riego de forma telemática, trabajar con maquinaria moderna y poder obtener un mayor rendimiento", explica Antonio Anzano, que, al igual que su hijo, está convenido de las bondades de la modernización.

"La aspersión tiene infinidad de ventajas; ni encharca ni aprieta la tierra. Y, además, cuando hay agua disponible, puedes ir a segundas cosechas, es decir, mejora los rendimientos, con un trabajo más eficaz, cómodo y rápido", describe. "Ahora sí es un trabajo atractivo para la gente joven", subraya.

A la hora de comparar rendimientos, y como ejemplo, explica que se puede pasar de los 13.000 a los 16.000 kilos por hectárea de maíz. O, directamente, obtener una buena cosecha en tierras que antes ni siquiera producían. Además, y según explican, "la propia tierra gana en calidad y por lo tanto, asegura un mejor futuro". Aun así, y dada la vulnerabilidad del sector, la mayoría de los agricultores de la zona completa su renta con explotaciones de ganado porcino.

Planta fotovoltaica Francisco Pizarro de Ibedrola..

Un parque fotovoltaico para reducir la factura eléctrica

A dos años vista, y con el fin de reducir la factura eléctrica, la comunidad de regantes El Molinar del Flumen, que suma unas 4.700 hectáreas de Sangarrén, Torres de Barbués y Barbués, espera contar con su propio parque fotovoltaico.
El proyecto, que tendrá un coste de 5,5 millones de euros, mejorará la viabilidad del regadío y además, "nos aportará un coste fijo evitando los vaivenes de los últimos años", explica el presidente de la comunidad, José Ángel Lample. Con una potencia de 5 megavatios, la energía se dirigirá al bombeo del agua entre las balsas de captación y cota. Precisamente, esta última, en plena construcción, ya tiene como objetivo favorecer un riego más eficiente, ya que permitirá el consumo energético en momentos de menor coste. Las obras están incluidas en la última fase de modernización de la comunidad, que, según su presidente, resultan "imprescindibles" para garantizar la rentabilidad de las explotaciones y el relevo generacional. "Sin ellas ya no quedarían agricultores", asegura. 

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