La Audiencia Provincial ha suspendido la pena de tres años de cárcel que le fue impuesta a Andrés Felipe Cuartas como autor de un delito de agresión sexual y otro de robo con intimidación. El tribunal de la Sección Tercera acordó la sustitución de la pena de prisión por la expulsión del acusado del territorio nacional durante un periodo de 5 años. Sin embargo, la demanda de asilo que Cuartas, de origen colombiano, presentó antes de ser juzgado ha impedido que se hiciera efectiva. Ahora, mientras se resuelve ese trámite, el tribunal ha accedido, como pidió su abogada, Rocío Notivoli, a dejar en suspenso durante cinco años la entrada en la cárcel. No obstante, la medida queda condicionada a que durante ese tiempo no cometa ningún delito y al pago de una multa de 1.500 euros.

Andrés Felipe Cuartas fue juzgado en mayo y condenado por agredir sexualmente a una joven que regresaba sola a su casa a las 6.00 del Viernes Santo de 2022. El acusado circulaba con su bicicleta, en la que portaba la típica maleta amarilla de Glovo, por la calle de Italia cuando se acercó a la mujer y le dijo: "Mami, ¿a dónde vas?". Ella le pidió que la dejara en paz, pero él no le hizo caso, se bajó de la bicicleta y, amenazándola con un destornillador de punta plana, le obligó a darle un beso en la boca, al mismo tiempo que le manoseaba los glúteos, los pechos y el resto del cuerpo. Aún en esas circunstancias, la víctima logró sacar del bolso su móvil para llamar a la Policía, momento en que el acusado se lo arrebató y salió huyendo con el terminal. Temiendo que pudiera volver, como no había nadie más en la calle, la joven se puso a llamar a los porteros automáticos de varios portales, hasta que un vecino le abrió para que se refugiara.

Diez minutos después el sospechoso era detenido por la Policía en las inmediaciones. En su poder llevaba el teléfono de la víctima. Ante el tribunal, Cuartas negó haberla agredido sexualmente y la explicación que dio a los hechos fue que había prestado cierta cantidad de dinero a la chica, a la que conocía, en pago del cual le ofreció prestaciones de tipo sexual, que rechazó, pero que aceptó en garantía la entrega del móvil. Además de que no aportó ninguna prueba de lo que dijo, el tribunal no le dio ninguna credibilidad. Al contrario, le pareció mucho más fiable y consistente la declaración de la mujer.

La Audiencia lo condenó a un año de cárcel por la agresión sexual y a dos por el robo con violencia, pena que sustituyó por la expulsión, que no se ha podido ejecutar. Ahora, a petición de su letrada y atendiendo a las circunstancias personales del condenado y su conducta, deja en suspenso el cumplimiento de la pena.