ChatGPT en el aula: “Ya no tiene sentido mandar un trabajo sobre la Revolución Francesa para casa”

Los docentes tienen que actuar como auténticos detectives para averiguar si el trabajo presentado por sus alumnos es fruto de su esfuerzo o es obra de la inteligencia artificial.

Foto de alumnos del IES Monegros Gaspar Lax de Sariñena durante una clase.
Foto de alumnos del IES Monegros Gaspar Lax de Sariñena durante una clase.
IES Monegros Gaspar Lax

Mandar deberes a los alumnos que impliquen un trabajo de redacción en casa tiene los días contados. La inteligencia artificial se ha perfeccionado de tal manera que es capaz de realizar textos sobre cualquier tema adaptándose a las necesidades concretas del demandante.

Así, es posible pedirle que haga un trabajo de cualquier asignatura e indicarle que es para un curso concreto. El texto resultante adapta los contenidos, el vocabulario y la forma de escribir a la edad del alumno que lo utiliza, que puede presentarlo a su profesor sin, a priori, levantar ninguna sospecha.

Sin embargo, las alarmas saltaron hace un año aproximadamente en los institutos aragoneses. Los docentes estaban detectando cosas que no cuadraban en los trabajos que encargaban a sus alumnos para casa. “Al principio no nos dábamos cuenta pero empezamos a notar que alumnos que presentaban muy buenos trabajos, eran incapaces de redactar de la misma manera una prueba escrita en clase”, dice Teresa Fernández, presidenta de sindicato independiente del profesorado de la enseñanza pública de Aragón (ANPE Aragón). 

Los docentes detectaban cosas que no cuadraban en los trabajos de sus alumnos para casa

“Había mucha diferencia de nivel entre unas y otras, lo que hacía sospechar que el trabajo no lo habían hecho esos alumnos. Además, un trabajo sin faltas de ortografía es ya de por sí sospechoso, por lo que nos dimos cuenta de que los estudiantes estaban usando herramientas de inteligencia artificial para hacer los trabajos y los deberes en casa”, confirma Fernández.

“Hay trabajos que no los puedes mandar para casa y los tienes que hacer con ellos en clase porque lo hacen con ChatGPT. Ya no tiene sentido mandar un trabajo de investigación sobre la Revolución Francesa, porque te traen un trabajo muy bien redactado, que no han hecho ellos, sino la inteligencia artificial” explica Susana Paúles, directora IES de Grañén. 

Trabajo de detectives

Esta situación “nos obliga a hacer de detectives, a plantearnos si ese trabajo lo han hecho ellos o no, pero es difícil de detectar y lo hacemos con dificultad”, afirma Paúles. “Tenemos programas de verificación para ver si los escritos han sido copiados total o parcialmente de algún otro trabajo o texto que haya sido publicado, pero esto no vale para el ChatGPT porque crea textos originales para cada uno de ellos”, señala la directora del instituto de Grañén.

"Es una bestialidad y da miedo lo que pueden hacer los estudiantes con herramientas de este tipo"

“Es una bestialidad y da miedo lo que pueden hacer los estudiantes con herramientas de este tipo, pero estamos aprendiendo a detectarlos aunque nuestro papel no debería ser el de detectives”, continua Teresa Fernández. “Si no lo detectamos, el que sale perdiendo es el alumno porque, aunque sacará un sobresaliente, no aprende a tener una actitud crítica, ni a discernir sobre qué es verdadero y qué falso. Así, lo que hacemos es crear una sociedad de borreguillos en lugar de personas, a los que cualquiera puede utilizar o manipular o influenciar”, añade la presidenta de ANPE Aragón.

"Con el chat GPT se crea una sociedad de borreguillos a los que cualquiera puede manipular o influenciar"

¿Cómo saber si el trabajo está hecho con ChatGPT?

Para averiguar si el trabajo es del alumno o no los docentes tiran de suposiciones. “Comparamos la redacción del texto con la que hacen en los exámenes u otra pruebas escritas que realizan en el aula o les pedimos que nos hagan una demostración más personal de su trabajo en clase, pero no es factible hacerlo con todos los alumnos constantemente”, lamenta Susana Paúles. 

“También es reveladora su caligrafía porque denota el grado de madurez que tienen los alumnos. Hay alguno que tienen la misma letra que cuando iba a Primaria, lo que nos hace sospechar si presentan un trabajo con un nivel de redacción más maduro y desarrollado”, asevera. Sin embargo, debido a esta situación, “ya no podemos poner nota de los trabajos que hacen en casa e intentamos generar otros instrumentos de evaluación, pero es algo que vamos viendo sobre la marcha”, asegura Paúles.

"Ya no podemos poner nota de los trabajos que hacen en casa y generamos otros instrumentos de evaluación"

Aunque en la ESO también se dan casos, donde más se utiliza es en Bachillerato. “Hay que tener mucho cuidado porque si no lo detectas y les das por bueno el trabajo, puede que luego tengan problemas para superar la Evau”, avisa Teresa Fernández. “Hemos empezado ya a cambiar los trabajos que se mandan para casa para que los alumnos tengan que ir más allá de presentar un simple texto que han podido sacar de ChatGPT”, continua.

Visión por computador en salud, medir la calidad del aire, tecnologías del habla, gemelos digitales, realidad virtual, datos 4.0, lingüística o sistemas cognitivos son algunas de las áreas en las que se trabaja

 “Les pedimos que reflexionen sobre un tema, que hagan un análisis crítico del trabajo que han presentado, que contrasten las informaciones, que hagan adaptaciones a un contexto real y local, que citen bibliografía y que conozcan las fuentes de las que sacan la información”, enumera la presidenta del sindicato de profesores.

El ChatGPT, también en la Universidad

En la Universidad no es diferente. “Yo he tenido que huir de los trabajos escritos”, anuncia Miguel Ángel Saz, profesor de Geografía de la Universidad de Zaragoza. “Lo que hago es poner a los alumnos en clase por grupos desde donde puedo tutorizar los trabajos que realizan y que luego presentan de manera oral en clase”, explica Saz. 

“Es habitual sospechar de cómo ha escrito el trabajo un estudiante en un momento dado. Yo he visto documentos con una redacción extraña que levanta sospechas. El chat GPT genera textos fríos, demasiado correctos y se queda en cosas superficiales. Cuando ves un trabajo así, que no tiene alma, es probable que lo hayan hecho con inteligencia artificial”, apunta este profesor universitario.

"Cuando ves un trabajo sin alma es probable que lo hayan hecho con inteligencia artificial"

Algunas ventajas del ChatGPT en el aula

Sin embargo, no todo es malo en este tipo de herramientas. “Hemos pedido que se nos forme a los docentes, tanto para detectarlo en el aula, como para llevar a cabo nuevas metodologías, pero también para utilizarlo nosotros porque, bien utilizado, tiene muchas aplicaciones: podemos generar nuestros propios materiales, imágenes para explicar ejemplos, esquemas, organigramas o traducciones de textos”, asevera Susana Paúles.

“Al igual que el móvil, esta herramienta también ha venido para quedarse y no sirve de nada prohibirlo, sino formarse en un buen uso. Se está formando a los docentes desde final del curso pasado para poder aplicar otro tipo de metodología, pero todavía vamos un paso por detrás de nuestros alumnos en este sentido”, lamenta Teresa Fernández. 

“Lo que más preocupa a los docentes es que el alumno se contente con el texto que le propone la inteligencia artificial y no trabaje uno de los objetivos curriculares como es la actitud crítica”, señala la presidenta de ANPE Aragón.

“Tiene sus ventajas porque puede solucionarte el miedo del folio en blanco. El texto que te genera puede servir de estructura de la que partir para elaborar un trabajo mejor desarrollado. Puedes aportar más información, ordenar los contenidos y aportar bibliografía. Un buen uso del mismo puede facilitar el trabajo del estudiante y del profesor”, concluye Miguel Ángel Saz.

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