entrevista 

Luis Arcarazo: "Santiago Ramón y Cajal defendió a los enfermos en Cuba con un fusil"

El coronel médico retirado, natural de Barbastro, conoce la historia del premio Nobel y dio una charla en la exposición abierta en la antigua Capitanía   

El coronel médico Luis Alcarazo, en la exposición sobre Santiago Ramón y Cajal, en la antigua Capitanía, que estará abierta hasta el próximo domingo día 24.
El coronel médico Luis Arcarazo, en la exposición sobre Santiago Ramón y Cajal, en la antigua Capitanía, que estará abierta hasta el próximo domingo día 24.
Guillermo Mestre

El coronel médico Luis Arcarazo nació en Barbastro (1954), estudió en el colegio de Dominicos e hizo medicina en la Universidad de Zaragoza (1972-78). Dio una charla sobre Santiago Ramón y Cajal con motivo de la exposición inaugurada en el palacio de la antigua Capitanía el pasado lunes, 11 (estará abierta hasta el día 24). 

¿Cuándo se hizo médico militar?

Me incorporé como médico militar, como Santiago Ramón y Cajal, al convocarse las oposiciones cuando estaba haciendo la mili. Un día era soldado y al día siguiente era un caballero cadete médico. Antes fui médico de urgencias en Madrid. Luego salí en el BOE y me empezaron a tratar de usted. Me jubilé con 65 años.

¿Cómo se encontró con Santiago Ramón y Cajal?

Al estudiar Medicina, porque el catedrático de Histología que nos dio clase en 1972 era el último alumno de Ramón y Cajal. Nos dio su asignatura en el Paraninfo y la dedicó permanentemente a hablar de su maestro. Nos cruzábamos todos los días con la escultura que le hizo Benlliure.

De eso hace 51 años…

Cuando ya era médico y profesor de la Academia General Militar me encargaron una conferencia sobre Ramón y Cajal para la cátedra Cervantes. Era el centenario del premio Nobel en 2006 y me empapé durante un año toda su bibliografía y fui a unas jornadas de Histología con ponentes del CSIC que hablaron de él.

¿Cómo lo definiría?

Fue un gran hombre y con una cabeza prodigiosa. Innovó en todo y no solo en la histología. Era algo obsesivo al coger un tema y desmenuzarlo. Si no acabó las investigaciones por la falta de medios, dejó las pautas para los investigadores que lo siguieran y se demostró lo que él había intuido. Así pasó con las neuronas y el ruido que hacían al activarse.

¿Le sorprendió que Ramón y Cajal no quisiese ir de enchufado al ser médico militar en Cuba?

Fue muy patriota y sentía España profundamente. Cuando lo llamaron para el servicio militar se presentó, pero al convocar las oposiciones de médico militar vio que iba a hacer mejor papel allí que de soldado raso. Cuando le tocó ir a Cuba, su padre le dijo que iba a meterse en una isla en guerra con enfermedades tropicales y le recomendó pedir la baja. Pero él dijo que tenía que estar con sus compañeros e ir a defender España donde fuera.

¿Hasta dónde llegó en medio de la guerra entre 1873-1875?

No quiso abandonar a los enfermos, defendió la enfermería con un fusil Remington. Tuvo un valor especial, les dijo a los soldados que o se defendían o los matarían. Así no entraron los mambises (guerrilleros cubanos). El jefe del destacamento le había ofrecido irse al fuerte ante un ataque y él se negó. Unos días antes pasaron a cuchillo a los ingresados al dejarlos a su suerte.

¿Por qué le quitaron su sueldo?

A Ramón y Cajal no le llegaba la paga y la reclamó. Llegó hasta el jefe de Sanidad. Puso en un brete a alguna tecla sensible, porque sin haberse recuperado del paludismo lo mandaron a la enfermería de San Isidoro en la Manigua, que era la peor. Al volver a España cobró el 50% del sueldo.

¿Y con ese dinero compró el microscopio que le hizo científico?

Tuvo que pedirle dinero a su padre, don Justo, para volver de Cuba. Con lo poco que consiguió, los 140 duros de plata, se compró el microscopio, el microtomo y más cosas del laboratorio casero. Lo montó en el desván de la casa de sus padres en Zaragoza.

¿Cómo le influyó al científico que ganó el premio Nobel haber pasado por la guerra de Cuba?

La guerra de Cuba fue una experiencia tremendamente dura y él volvió desmoralizado porque no pudo seguir siendo médico militar, pues al enfermar de paludismo un tribunal lo mandó a casa. Volvió con el baldón de protestar por el salario mientras los demás callaban. Eso le forjó su espíritu de resistir. Demostró su tenacidad desde su juventud y logró los objetivos que se marcaba, como dibujar y pintar, o la fotografía.

¿Zaragoza le marcó siempre?

Cuando hizo su tesis y preparaba las oposiciones de la cátedra de Anatomía, eso modeló al científico, y vivía en Zaragoza. Sus biógrafos dicen que le marcaron para siempre. Luego conoció en Madrid a Aureliano Maestre Sanjuán que lo inició en Histopatología, y al irse a su cátedra en Valencia tenía muy claro que iba a investigar. Llegó al sistema nervioso central, del que dijo que al conocerlo ya se sabe cómo somos.

¿Cuándo se retiró usted como médico militar?

Me retiré con 65 años, junto a un cirujano del Hospital Militar de mi promoción que somos los únicos que aguantamos. Para nosotros Ramón y Cajal es un ejemplo a seguir ya que fue un héroe. Solo estuvo dos años en el Ejército, entre el período de soldado y de médico militar, pero el personaje tiene tanta dimensión que fue fundamental para nosotros. 

¿La sanidad militar ha crecido llevándoles a ayudar a las víctimas en misiones internacionales como la guerras como en los Balcanes?

Cuando empezaban las misiones internacionales yo estaba destinado en enseñanza (profesor de la Academia General Militar) y quedábamos apartados porque iban los médicos de unidades. Participé en la operación Alazán, en 1981, la impermeabilización del Pirineo navarro por el Ejército y la Guardia Civil porque los comandos de ETA cruzaban por la frontera andando. Estuve un año desplegado allí. Iban compañeros a las misiones internacionales como la de la antigua Yugoslavia y volvieron cambiados al ver la guerra de cerca, y solo hablaban entre ellos.

¿Cómo ve el final de ETA para los militares?

Vimos con mucha satisfacción el alto el fuego y el final de ETA tras haber ganado la democracia al terrorismo y su entorno. A los médicos militares nos mataban como a cualquiera y cuando estuve destinado en San Sebastián mataron a un farmacéutico en Bilbao.

¿Cómo ve la formación de la AGM para la princesa Leonor?

Hay un programa especial para ella al hacer su recorrido primero por Tierra, luego por la Marina y Aviación. La ministra de Defensa ya ha dicho que va a hacer lo mismo que su padre, el rey Felipe. 

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