Cerca de 200 personas respaldan en La Almunia el regreso del dance de Cabañas tras tres años de ausencia

La Asociación Cultural L'Albada llama a una mayor implicación de los almunienses para que la muestra perdure en el tiempo.

Foto del Dance de las Cabañas de La Almunia.
Foto del Dance de las Cabañas de La Almunia.
Macipe

Gaiteros, jotas, versos, chanzas, paloteos y bailes han regresado este domingo, tras tres años de ausencia, a formar parte de la demostración del dance de Cabañas de La Almunia. En el entorno de la ermita se han reunido, como suele ser cada domingo más cercano al 8 de septiembre, cerca de 200 personas para presenciar una muestra popular que se recuperó en 1996 y en la que intervienen catorce danzantes, el mayoral, el rabadán, el ángel, este año 'angelica', y la diabla, a los que han acompañado tres músicos y una rondalla.

Poco antes de las 12.15, desde el paseo que antecede a la ermita que da nombre a la Virgen y en cuyo honor se hace la representación, salía el pasacalles con los danzantes haciendo sonar las castañuelas, en el breve recorrido hasta la explanada. Antes de su inicio, Gonzalo Orna, presidente de la Asociación Cultural L'Albada, como organizadora de la cita, recordaba que es una muestra que "durará mientras quieran los almunienses y las almuniensas".

Allí, hacía un llamamiento para reivindicar una mayor implicación de los vecinos para mantener con vida esta tradición "y que no se vuelva a perder". Orna sintetizaba la representación definiéndola como la "lucha eterna entre el bien y el mal". Así, se enfrentan la 'angelica' y la diabla, en una historia jalonada con toques de humor y sarcasmo. Antes de ese 'choque, parte de los danzantes se dividen en tres cuadros de cuatro integrantes.

Con el fondo de distintas melodías, los bailarines añadían un paloteo, que antecedía a la aparición del alegre rabadán, al quien intentaba meter en cintura el mayoral. Tras un segundo paloteo, los danzantes recitaban unos versos en honor a la Virgen, cuya talla ha presidido la demostración. Tras este acto, saltaba la diabla, que con ironía lanzaba críticas al panorama actual e intentaba camelar al rabadán, hasta que aparecía la 'angelica'.

La joven que desempeñaba el papel ha conseguido, como es habitual, vencer al mal y la victoria la han simbolizado construyendo un castillo humano. Después, la profesora y activista cultural Carmen Barra, que este año desempeñaba el papel de cronista, ha hecho un resumen del último curso: "Necesitaría tres dances para explicar todo lo que nos han robado en estos años, momentos y personas".

Tras su intervención, llegaba el baile de las cintas y la demostración llegaba a su fin casi una hora después de su inicio.

Homenaje a Manolo Roy

Desde la organización se ha realizado un sentido homenaje a Manolo Roy, un vecino de La Almunia que ha dedicado 50 años de su vida a recopilar el devenir de la localidad a través de una cámara de vídeo. Él, visiblemente emocionado, mostraba su agradecimiento "a quienes habéis estado delante de la cámara". Orna recordaba que en la placa se dejaba constancia que Roy es "testigo y guarda de la memoria" de la localidad.

Esta cita cuenta con el apoyo directo del Ayuntamiento de La Almunia, cuya concejal de Cultura, Marisa Martínez, reconocía que la vuelta después de tres años era "muy importante". "Lo bonito sería que las nuevas generaciones, aunque ya hay gente que se apunta y ensaya, lo siga llevando a cabo", reconocía.

Por su parte, Orna anticipaba que la edición de 2023 ha sido "de transición" y vaticinaba "cambios" para hacer más fácil que perdure en el tiempo. "En otros sitios el dance se realiza durante las fiestas patronales y, por norma general, en el propio pueblo. Aquí, no. Son dos kilómetros de distancia desde La Almunia y eso exige un esfuerzo adicional", reconocía.

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