Ana López Trenco: "Vivimos en una sociedad que ha idealizado la felicidad"

La salud mental será la nueva pandemia del siglo XXI, según la OMS. Casi una de cada tres personas padece una enfermedad de este tipo. ¿Estamos ante una nueva epidemia mundial?
Yo diría que sí. La cifra de casos que manifiestan tener un malestar emocional va en aumento y afectan a gran parte de la población. Un alto porcentaje requiere tratamientos farmacológicos y sociales.

¿Cuáles son los motivos?
Una de las razones es que ahora se habla más que nunca de salud mental y eso contribuye a eliminar los prejuicios que existían sobre el tema y a visibilizar esta problemática. Ahora la gente es capaz de identificar más rápido y mejor cuándo no se siente bien y de pedir ayuda. Este cambio de percepción explica una parte de ese incremento de los casos.

¿La rapidez a la hora de acudir a un profesional es determinante?
Cuanto antes se acude a un profesional, la recuperación es mejor y con un menor impacto en nuestra salud emocional y mental. Ahora hay tratamientos muy eficaces y con muy buen pronóstico

Sin embargo, los datos hablan de que la mitad de la población española se siente triste y deprimida…
Hay que diferenciar entre enfermedad mental y tristeza porque tendemos a psiquiatrizar la vida diaria. El duelo ante una pérdida o la frustración no son ni enfermedades ni trastornos que deban tratarse. Son situaciones normales que los seres humanos tenemos que afrontar para poder recuperarnos y seguir adelante. Que la mitad de la población se sienta triste en un momento dado no significa que esté enferma.

Entonces, ¿Cuándo es el momento de acudir a un especialista?
Entonces, ¿Cuándo es el momento de acudir a un especialista?
Cuando una persona tiene un sufrimiento intenso y prolongado en el tiempo que no puede resolver sola. Es ahí cuando debe acudir a profesionales, porque el ser humano tiene una capacidad innata de resiliencia que le permite recuperarse de lo negativo que pasa en su vida.

¿Esa capacidad innata no está funcionando en muchos casos?
El problema es que las épocas de bonanza que atravesamos a lo largo de nuestra vida y que nos hacen tener las cosas más fáciles, no ayudan y no nos preparan adecuadamente para afrontar las dificultades.

Sin embargo, llegan.
Así es. De hecho, cuando llegó la pandemia, la guerra de Ucrania o las diferentes crisis económicas, muchas personas no tenían la herramientas personales que les permitiesen resolver esas situaciones con eficacia y sin tanto sufrimiento emocional. Esa es otra de las razones del aumento de los casos de enfermedades mentales.

Pero siempre ha habido periodos de dificultad a lo largo de la historia ¿Somos ahora más frágiles que en el pasado?
Nuestros antepasados no tenían la posibilidad de expresar su estado emocional ni de buscar ayuda y no podemos saber cómo era su estado emocional, pero el sufrimiento humano es algo común en todas las épocas.

¿Cuál es entonces el problema?
El problema es que vivimos en una sociedad que ha idealizado la felicidad y que se resiste a pensar que el sufrimiento forma parte de nuestro crecimiento personal y de nuestro paso por la vida.

¿Las generaciones futuras pueden tener el mismo problema?
Estamos educando a los niños en una mayor fragilidad porque no les dejamos ver las dificultades del mundo. Si evitamos que se caigan de pequeños, de mayores se van a hacer mucho daño.

¿Qué podemos hacer?
Tenemos que ponerles problemas que sean capaces de sortear y adaptados a cada etapa madurativa durante su infancia y adolescencia para lograr que tengan esa resiliencia en el futuro, cuando se conviertan en adultos.

El panorama no pinta nada bien. ¿Estaremos peor en unos años?
Yo soy optimista. Creo que la sociedad va a mejor. Hay que tener en cuenta que cuando decimos que la mitad de la población está deprimida, hay otra mitad que no lo está. No es que sea inmune a las crisis pero sí que tiene esa capacidad de hacer frente a lo malo que les pasa en la vida.