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Investigan a un joven de 18 años por una presunta agresión sexual a un menor en Sabiñán

El delito lo cometió, supuestamente, cuando aún tenía 17 y el juez acaba de dictar una orden de alejamiento de la víctima.

Entrada al Juzgado de Guardia de Zaragoza, en la Ciudad de la Justicia.
Entrada al Juzgado de Guardia de Zaragoza, en la Ciudad de la Justicia.
Guillermo Mestre

Un juzgado de menores de Zaragoza acaba de dictar un auto en el que prohíbe a un joven que ahora tiene 18 años acercarse a menos de 100 metros o comunicarse con un niño al que presuntamente agredió sexualmente durante el verano de 2022 en la localidad de Sabiñán.

Según contó el pequeño –de menos de 10 años– a sus padres y a las psicólogas y profesionales que lo tratan, un chico (entonces de 17 años) que era su amigo y que lo trataba muy bien a él y a otros niños de su edad les había estado mostrando videos pornográficos en la ermita de San Roque. Presuntamente, luego les había propuesto (a él y al resto) sacarse fotos de los genitales y hacer "esas cosas" que salían en los vídeos, matizando: "Pero solo chupar, no meter". Al final, según su relato, el joven consiguió que el menor, por "temor a quedarse sin amigos", dejara que le hiciera siete felaciones y él le hizo dos, aunque, subrayó, le daba "asco". En una ocasión supuestamente intentó penetrarlo analmente, aunque no lo consiguió. Cuando esto ocurrió, le pedía que no lo contara porque "nadie le iba a creer" y se quedaría "solo". Y dejó de tener contacto con él porque pensó que había hablado con un amigo.

Verano de 2022

Aunque los hechos sucedieron entre junio y julio del año pasado, no fue hasta el mes de noviembre cuando el menor hizo unas preguntas a su madre mientras lo ayudaba a bañarse que, a la postre, sirvieron para que revelara lo que le había pasado durante las vacaciones. Sin embargo, el temor de los padres a sufrir un rechazo en el pueblo y las consecuencias para su propio hijo, les hicieron desistir de presentar una denuncia. Los progenitores optaron por poner al pequeño en manos de una psicóloga y de profesionales de la Fundación Vicki Bernadet, especializada en casos de abusos infantiles.

El tratamiento funcionó bien y parecía que el menor estaba reaccionando adecuadamente, pero la llegada al pueblo este pasado mes de julio del presunto agresor desencadenó de nuevo todos los temores en el pequeño. Sobre todo, porque el investigado se ha vuelto a juntar con otros niños y parece, según relataron los padres a los investigadores, que está tratando de aislarlo del resto de sus amigos, que han empezado a hacerle el vacío y ya no quieren jugar con él. Además, le tiene miedo y sale corriendo en cuanto lo ve.

Denuncia el pasado 14 de julio

Esta nueva situación es la que ha llevado a los progenitores a denunciar los hechos ante la Guardia Civil, lo que hicieron este pasado 14 de julio, pues temen que su hijo sufra peores consecuencias todavía. Los agentes encargados de la investigación llegaron a la conclusión de que, tal y como apuntan los facultativos que han asistido al pequeño, los hechos no parecen inventados o autoimpuestos por alguien externo.

Indicaron en su informe que creen que el menor podría correr algún tipo de riesgo, por lo que propusieron la posibilidad de adoptar medidas de protección, como el alejamiento del presunto agresor de la víctima para preservar su integridad y salud mental.

Los padres así lo hicieron y este pasado 14 de agosto, la titular del Juzgado de Menores número 2 de Zaragoza, a petición también de la Fiscalía y el abogado de la familia, Francisco García Berenguer, la acordó. La prohibición es de alejamiento de su domicilio, centro escolar o lugar frecuentado por el menor y de comunicación por cualquier medio informático, telemático o verbal.

En su auto, la jueza valora la gravedad de los hechos denunciados que, en caso de probarse en un juicio, podrían suponer una medida de hasta seis años de internamiento, ya que los cometió siendo menor. El investigado fue detenido el pasado 9 de agosto y, tras acogerse a su derecho a no declarar ante la Guardia Civil, quedó en libertad. Posteriormente, fue citado por la jueza instructora y el joven, asistido por la abogada Olga Oseira, sí que testificó pero fue para negar completamente las acusaciones y decir que eran falsas.

No obstante, la investigación continúa abierta por la Guardia Civil para averiguar si pudiera haber otros niños que hubieran vivido algo similar.

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